Dios, el gran ofendido

novela Jesucristo
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Hace tiempo que hemos aceptado un marco equivocado, un marco que nos lleva a defendernos con argumentos de consolación ante ataques evidentes contra la fe y las expresiones religiosas.

Cada vez que ocurre una profanación, ya sea una imagen decapitada, un altar destruido o una blasfemia mediática, nos limitamos a decir: «Han herido nuestros sentimientos religiosos». Pero ¿acaso se trata solo de eso? ¿De nuestra ofensa personal? No. Es Dios quien ha sido ofendido.

El problema es que hemos interiorizado el lenguaje de nuestros agresores. El «sentimiento religioso» es un concepto reduccionista y vacío, diseñado para encasillarnos en el terreno de lo subjetivo, de lo emocional. Como si la fe se redujera a un capricho más, comparable a la afición por un equipo de fútbol o a un hobby de domingo. Pero aquí no estamos hablando de sentimientos; estamos hablando de Dios. Y cuando se decapita una imagen del Belén, no se está hiriendo simplemente una tradición o una comunidad, se está ultrajando a Aquel que es la Verdad, el Camino y la Vida.

La Ley nos quiere débiles. Al insistir en la protección de los «sentimientos religiosos», nos colocan en una posición subordinada, como niños que lloran porque les han roto un juguete. Mientras tanto, se ignora la realidad: que estos ataques son ofensas a Dios, y que quien los perpetra no hiere solo a un colectivo, sino que desafía directamente al Creador.

Es hora de cambiar el marco. No pedimos leyes para proteger nuestros sentimientos; pedimos respeto para Dios. No exigimos que se nos trate como una minoría vulnerable; exigimos que se reconozca que la ofensa no es contra nosotros, sino contra el Santísimo. Y eso debería bastar para que cualquier cristiano reaccione con firmeza y sin complejos.

El Belén de San Lorenzo del Escorial es solo un ejemplo más en una larga lista de agresiones que buscan borrar a Dios de la esfera pública. Pero el problema no es tanto que lo intenten, sino que nosotros lo permitimos al usar el lenguaje equivocado y aceptar un papel que no nos corresponde. No somos víctimas indefensas; somos hijos de Dios. Y Él, no nosotros, es el Gran Ofendido.

Es hora de poner a Dios en el centro. No se trata de nuestros sentimientos. Se trata de Su Gloria.

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Comentarios
11 comentarios en “Dios, el gran ofendido
    1. Pues, de hecho, así es. Lamentablemente, como criaturas, podemos ofender a Dios porque Dios nos ama y, además, Dios aborrece las injusticias y el mal (no al pecador, en cambio). Y el ofender a Dios no es ninguna broma, hay que luchar por evitarlo, con ayuda de la Gracia de Dios.

      1. «DETESTAS a todos los agentes de mal, pierdes a los mentirosos; al hombre sanguinario y fraudulento le abomina Yahveh» (Salmo 5:6,7).
        En Vulgata latina, Salmo 5:7: «odisti omnes qui operantur iniquitatem perdes omnes qui loquuntur mendacium virum sanguinum et dolosum abominabitur Dominus» («Odias a todos los que hacen iniquidad, destruirás a todos los que hablan mentira, al hombre sanguinario y engañoso aborrecerá el Señor»).
        «Yahveh abomina al de corazón altivo, de cierto no quedará impune» (Proverbios 16:5).
        Somos más tiernos que el día de la madre y las frases hechas no siempre reflejan la verdad.

  1. Así es. Otro argumento peligroso cuando salen estas noticias es el de «con los moros no se atreven, nosotros ponemos la otra mejilla». Claro que no se atreven, porque los moros lo hacen bien, y nosotros mal.

  2. Totalmente de acuerdo con el autor. En cuanto a los creyentes, somos buscadores y testigos de la verdad, no meros seres sensibles.

  3. El abuso y desfiguración de la figura del perdón, es uno de los rasgos distintivo de la secta infiltrada que hoy domina la Iglesia. Es de sectarios soberbios (perdón por la redundancia) sostener que ya todo viene perdonado, que no hay que pedir perdón, que cualquiera y como quiera puede dispensar lo que le parezca (pensamiento este, derivado de los mismos creadores de la tal «sola fide» donde una simple emanación humada define ya la salvación, o en este caso entre el bien y el mal)
    Cuando se ofende a nuestro señor, claro que se nos ofende a nosotros, y como ofendidos debemos actuar y no dejar de actuar como tales porque supuestamente debemos perdonar al que no ha pedido perdón.

    1. Exacto puro pensamiento maquiavelico, protestante de Lutero , no hay pecado , todos somos salvos sin esfuerzo.
      Un engaño .

  4. Lo que está claro es que, tras las declaraciones de Bolaños, los católicos somos parias para este gobierno.Alguien se imagina que esa gorda se hubiera metido con el Islam y el gobierno del país hubiera llamado fanáticos a los que la han criticado y anunciase que va a eliminar cualquier artículo del CP que proteja a los musulmanes de las ofensas a sus sentimientos religiosos?

    En fin, el gobierno literalmente nos ha declarado la guerra. La ley protege las injurias contra homosexuales, lesbianas, transexuales, musulmanes, ateos, pero contra los católicos todo vale.

    Conviene que tomemos nota.

  5. Ya tomamos nota de quien nos Gobierna, Judas que vendió a Jesús por 30 monedas estos nos venden exhibiendo estampita del Sagrado Corazón en la Televisión que pagamos con nuestro dinero. La mofa y la burla es el sello de su ignominia. Nuestra esperanza es que las puertas del infierno no prevalecerán.

  6. Estos gobernantes al final rayan en la estupidez , sus torres de Babel se les viene encima por tontos , estan tan ciegos que no se dan cuenta que tolerando esos actos vandalicos de ofender a Dios la gente se hastìa de ellos y aquellos que slguna vez les dieron sus votos de confianza ahora se los retiran . Solo vean el ejemplo de USA. A estos izquierdistas blasfemos les quedan sus votos contados por que estas proximas elecciones no volveran a ser las mismas . Lo sucedido en Valencia y este otro ultraje de las campanadas ha sido el colmo . Internacionalmente dan mala imagen . Que hastìo de gobierno .
    Rezo por un cambio para bien en España . Muchos paises ya estan dando ejemplo de ese cambio.

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