La transparencia y la búsqueda de la verdad son pilares fundamentales en el trabajo de la Comisión Pontificia para la Protección de los Menores (CPPM) y el Dicasterio para la Doctrina de la Fe (DDF), afirmó recientemente el arzobispo John Kennedy, secretario de la Sección Disciplinaria del Dicasterio para la Doctrina de la Fe.
Durante una entrevista con OSV News, el prelado irlandés subrayó la importancia de estos principios para lograr una Iglesia más segura para los niños y garantizar justicia en los casos de abuso.
El informe anual del Comisión Pontificia para la Protección de los Menores, publicado el pasado 29 de octubre, puso de relieve la necesidad de mejorar la transparencia en los procedimientos jurídicos eclesiásticos, señalando específicamente los retrasos en el procesamiento de casos por parte del DDF. Este documento de 50 páginas evalúa las políticas de prevención de abuso en diócesis de todo el mundo, destacando áreas clave de mejora.
Procedimientos canónicos y la búsqueda de justicia
El arzobispo Kennedy reconoció que la lentitud en algunos casos responde a la necesidad de respetar los procedimientos legales civiles antes de abordar las cuestiones desde el ámbito canónico. «Un obispo debe cumplir con las leyes del país antes de intervenir en procesos canónicos», explicó. Esto, combinado con factores como la reticencia de las víctimas a testificar, puede prolongar los plazos.
El arzobispo enfatizó que todos los casos se manejan con la máxima confidencialidad para proteger a las víctimas. Asimismo, señaló que el DDF realiza actualizaciones periódicas sobre los casos cada seis meses y se esfuerza por equilibrar el derecho de las víctimas a ser escuchadas con la necesidad de pruebas para alcanzar decisiones justas.
Prevención, educación y justicia: responsabilidades compartidas
Kennedy explicó que la PCPM tiene un papel preventivo y educativo, mientras que el DDF se centra en la investigación y el juicio de los casos. Ambas entidades trabajan en conjunto para fortalecer la unidad en la lucha contra el abuso. «En un mundo ideal, los casos se resolverían rápidamente, pero la realidad es más compleja», dijo.
El arzobispo destacó la importancia de la transparencia en los procesos del DDF, cuyos reglamentos son públicos y accesibles en internet. Además, afirmó que el dicasterio y la PCPM buscan formas de mejorar la claridad y la comunicación con quienes presentan denuncias.
Impacto del abuso en la Iglesia y la sociedad
El abuso sexual de menores, según Kennedy, genera un «círculo de sufrimiento» que afecta tanto a las víctimas como a la comunidad eclesial. Este daño incluye no solo el trauma emocional, sino también el espiritual, al afectar la relación de las víctimas con Dios y con la Iglesia.
Desde su experiencia en Irlanda, donde fue ordenado sacerdote en 1993 en plena crisis de abusos, Kennedy señaló que el sufrimiento de una sola víctima ya es inaceptable. «Cualquier tipo de abuso, sea sexual, verbal, emocional o de otro tipo, no tiene cabida en la Iglesia», afirmó.
El equipo disciplinario del DDF trabaja diariamente para combatir el mal que representan los abusos, restablecer la justicia y reparar el escándalo causado. «No podemos deshacer el daño, pero nuestra misión es hacer todo lo posible para erradicar este flagelo», afirmó Kennedy, destacando que la fe y la determinación guían su labor.
El arzobispo reconoció que la recepción continua de casos refleja tanto la necesidad de mejorar los esfuerzos de prevención como la confianza depositada en la Iglesia para abordar estas situaciones.
El caso Rupnik y la sensibilidad hacia todas las víctimas
Preguntado sobre la investigación en curso del ex jesuita y sacerdote-artista esloveno Marko Rupnik, Kennedy se mostró cauteloso. Aunque confirmó que el caso sigue abierto tras la renuncia del Papa Francisco al plazo de prescripción, subrayó la importancia de no priorizar mediáticamente un caso sobre otros. «Esto podría eclipsar el sufrimiento de víctimas menos visibles», indicó.
El caso Rupnik se centra en graves acusaciones de abuso por parte de exmiembros de la Comunidad de Loyola, que salieron a la luz en 2022. «Para mí, un caso de abuso ya es demasiado, y cada caso es urgente», concluyó Kennedy, reafirmando el compromiso del DDF con la justicia y la sanación.
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
Hombre, es que un amigo es un amigo. Ya lo dice la canción que éstos en sus tiempos escuchaban con velitas: «You’ve got a friend». Y para las generaciones más jóvenes: «Hay un amigo en mí», del film ‘Toy Story’…
Bueno, no prioricemos a Rupnik… Vayamos al obispo argentino Zanchetta, condenado y preso por abusos reiterados en Argentina, le dieron permiso para salir de la prisión e ir a consultar a su médico de confianza, ¿adónde se imaginan que está desde hace más de un mes? ¡¡¡En Roma!!!! Invitado por su amigo. No sabemos si habita en Santa Marta o con el pornocardenal Tucho Fernández. Los abusados por Zanchetta sufren en este momento persecuciones. Una nota sobre este escándalo por favor…
Una cosa el el «Refugio de los pecadores » y otra la cueva de ladrones.
Estos altos cargos vaticaniles son igual que los altos cargos politicos
Claro claro ,,,mejor prioricemos a los tradicionales o.fieles a la doctrina perenne para estigmatizarlos y demonizarlos ,,
Para esos si ¿¿verdad??
Al Kennedy ése, San Patricio le hubiera dado un buen bife, expulsándolo de la iglesia.
Creo que cuando un católico al nivel que sea oye una petición como esta, lo mejor que puede hacer, lo mas moral, etico, y católico es precisamente priorizar todo lo priorizable el caso RUPNICK. Si un alto cargo del Vaticano dice una cosa en esta iglesia de los cuescos de Bergoglio y sus mariachis, la moral, la Fe, y la decencia siempre nos impulsaran a hacer justo lo contrario.
Estos se destapan solos… Qué gente tan decadente pulula por el Vaticano. Decadente, corrupta y anticatólica, similar a los políticos de la mayoría de países..