El Papa Francisco ha designado al fraile capuchino Roberto Pasolini como nuevo predicador de la Casa Pontificia en sustitución del «histórico» cardenal Cantalamessa.
Pasolini es conocido por su cercanía a la gente, su estilo franco y su capacidad para conectar con los jóvenes, a quienes ha acompañado como formador durante años.
Una juventud rebelde y el retorno a la fe
Nacido en Milán, Pasolini tuvo una juventud alejada de la Iglesia. Entre los 15 y los 21 años, decidió distanciarse de la religión al no encontrar estímulos en la parroquia local. «Viví mi adolescencia y juventud al estilo ‘hágalo usted mismo’, probando todo lo que el mundo ofrecía para sentirse libre», confesó en una entrevista. Su experiencia alejada de Cristo abarcó desde el consumo de alcohol y salidas nocturnas hasta un estilo de vida de excesos, incluyendo su participación como ultra del Milán. «Experimenté el amor con libertad, sin la moral de la Iglesia, tratando de expresar mis sentimientos sin restricciones», añadió.
A pesar de esta aparente libertad, el fraile capuchino reconoce que su corazón estaba vacío. Fue durante una relación amorosa de tres años que Pasolini enfrentó su primera gran prueba de fe: su pareja comenzó a experimentar un profundo malestar interior, lo que le llevó a cuestionar su propia vida. A pesar de su éxito académico como estudiante de Ingeniería Informática y su prometedor futuro en el campo de la inteligencia artificial, Pasolini sintió un vacío espiritual. «Necesitaba un cielo al que dirigir mi grito», afirmó, recordando cómo una tarde, frente al crucifijo de San Damián, redescubrió la oración.
El encuentro transformador con San Francisco de Asís
Con 23 años, la vida de Pasolini dio un giro radical. Retomó la lectura del Evangelio y regresó a su parroquia, donde comenzó a participar como voluntario en la Cena de la Amistad en Milán, un comedor para personas sin hogar. «En las personas a las que alimentaba, vi a Cristo pobre», rememoró. La experiencia le ayudó a liberarse de sentimientos de culpa y a reencontrar un sentido más profundo en su vida. «Dios no me reprochó nada, me abrió las puertas a grandes tesoros», dijo, recordando su confesión tras años de ausencia.
Fue en la biblioteca, mientras estudiaba, donde el descubrimiento de los escritos de San Francisco y Santa Clara le conmovió profundamente. «Francisco me pareció una persona libre y alegre, algo que yo anhelaba», confesó. Esta lectura, junto con el contacto inicial con la Orden Franciscana Seglar, le llevó a conocer a los Capuchinos del convento de Viale Piave, donde se encontró con Fray Cecilio Cortinovis, fundador de la Ópera San Francisco para los Pobres. «El Poverello me conquistó por su libertad y Jesús por su modo humilde de amar», expresó.
Un servicio al Evangelio y la formación de nuevos frailes
La vocación de Pasolini, como él mismo describe, fue una llamada a servir, a colocarse en el mundo no desde el dominio, sino desde el servicio a los demás* «Dios fue delicado conmigo, me esperó», explicó el fraile, señalando que su camino de conversión no fue inmediato, sino un proceso de redescubrimiento personal.
Hasta ahora, el fraile alternaba su tiempo entre la oración, el estudio y la enseñanza de Teología en Milán y Venecia, además de desempeñar un papel clave como formador de jóvenes frailes. También se destaca por sus catequesis nocturnas en la iglesia de Santa Maria delle Grazie al Naviglio, donde cada mes atraía a decenas de personas en busca de una palabra de consuelo y orientación espiritual.
Pasolini criticaba la forma en que algunos creyentes viven su fe, cargados de culpa y deber. «El sentimiento de culpa es como una madre opresiva que no deja libres a las personas», señala. Para él, la verdadera sanación está en poder decir lo que se necesita y dejarse amar por Dios. «Jesús, antes de decir ‘consumado es’ en la cruz, pide de beber. Esa es la clave: sanar es poder expresar nuestras necesidades», concluyó.
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Este hombre parece sincero, pero no me acaba de convencer su beaturroneria.
Bla bla , visto lo que hace, mejor haber seguido con el Milan.
No le encuentro virtud alguna para su nuevo oficio. En fin….
Con sus antecedentes, con ese nombre, y yendo a sustituir al Cantamañanas, es difícil que el criterio de selección (el dedazo de Francisco) fuera poseer virtud alguna.
Dios guíe, proteja y bendiga al Fraile Roberto Pasoline por esta noble y gran misión que el Papa Francisco le ha encomendado.
Hermoso y profundo dejarse amar por Dios , de la manera que el nos pida.
Que Dios y Maria Santisima acompañe siempre a Fray Roberto Pasolini🌷🙏