La Policía de Ecuador ha revelado este miércoles que el sacerdote Enrique Fabián Arcos Sevilla, recientemente asesinado en la región andina del país, conocía a quienes terminaron convirtiéndose en sus victimarios, lo que orienta la investigación hacia un entorno de confianza.
Las autoridades policiales han establecido una “línea investigativa fuerte” que se centra no solo en la desaparición y el asesinato del religioso, sino también en el robo perpetrado en su domicilio el pasado 30 de octubre. Según la Policía, Arcos Sevilla recogió en su vehículo a uno de los sospechosos, lo que permitió posteriormente su traslado a distintos domicilios en la ciudad de Ambato, situada en la región andina.
«Esto confirma que el sacerdote tenía un vínculo con quienes finalmente le quitaron la vida», señaló la Policía, subrayando que poseen grabaciones de cámaras de seguridad en las que se observa al religioso “caminando tranquilamente con estos individuos”.
La policía asegura tener “plenamente identificados” a los presuntos responsables y está a la espera de las órdenes judiciales necesarias para su captura. Las primeras investigaciones sugieren que el móvil del crimen fue el robo y descartan la hipótesis de que se tratara de un asalto fortuito. La Policía enfatiza que el sacerdote mantenía una relación de ‘confianza’ con al menos uno de los implicados, lo que facilitó el acceso a su domicilio y otras actividades privadas.
En este contexto, la Policía ha mencionado que uno de los implicados podría ser de nacionalidad extranjera, lo cual añade un nuevo elemento a las indagaciones.
En el marco de las investigaciones, este martes la Policía localizó el vehículo del sacerdote incinerado en el sur de Quito. En el lugar, peritos de Criminalística recopilaron evidencias que podrían ser clave para esclarecer los hechos y localizar a los responsables del asesinato. El vehículo ha sido trasladado a instalaciones policiales donde se procederá con nuevas inspecciones para ampliar la investigación.
Este descubrimiento se produce luego de que el lunes pasado las autoridades informaran sobre el hallazgo del cadáver del sacerdote en una zona del centro andino de Ecuador, cuatro días después de su desaparición. Informaciones de medios locales apuntan a que el cuerpo presentaba signos de violencia, incluyendo las manos atadas, aunque las autoridades no han ofrecido detalles oficiales sobre esta situación.
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