Carta a monseñor José Antonio Satué: «No serás un obispo en vano»

José Antonio Satué, obispo de Teruel José Antonio Satué, obispo de Teruel
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El obispo de la diócesis de Teruel, monseñor José Antonio Satué, andaba escaso de temas para escribir esta semana su carta dominical.

Como precisamente la predicación sobre la fe o el Evangelio no es su fuerte (prefiere jugar a ser juez sin haber logrado sacarse el doctorado en derecho canónico) ha decidido escribir esta semana una carta a sus diocesanos sobre el peligro de algunas webs católicas (no especifica ninguna en concreto).

Tras leerla con mucha atención, me he permitido hacer algunos retoques a su carta titulada «No utilizar el nombre de católico en vano». Este es el resultado:

Con frecuencia me preguntan por obispos que se presentan como “católicos”. Algunos son verdaderamente católicos, tanto por sus postulados, fieles al Evangelio y a la doctrina de la Iglesia, como por su tono, en el que se percibe el estilo de Jesús, manso y humilde de corazón (cf. Mt 11,29). Pero otros, ni el mensaje ni sus obras ni el talante tienen que ver con el Evangelio. En tales casos me atrevo a decir que “utilizan el nombre de obispo en vano”. Gracias a Dios, muchos perciben la incoherencia entre el apellido de tales obispos y su predicación; pero hay lectores que, que al ver la palabra “obispo”, tienden a fiarse de ellos. Por esto, me ha parecido oportuno advertir a los fieles y lectores de InfoVaticana que en la Iglesia no todo lo que reluce es oro.

En algunos casos, los obispos a los que me refiero confunden y engañan a los fieles, utilizando incluso la mentira y defendiendo herejías y actuando como déspotas en el ámbito del derecho. Ni el Santo Padre se salva en ocasiones de pisotear el derecho canónico y las leyes internacionales. Y aunque en la Iglesia la crítica a la jerarquía es lícita y necesaria en algunas ocasiones, la cobardía y tibieza no son un camino evangélico y, por tanto, tampoco puede ser católico (cf. Mt 5, 21-26).

También hay obispos que se dicen católicos y no presentan la doctrina católica en su integridad, pues dan más relevancia a intervenir santuarios o a juzgar a laicos sin importarles la verdad o la Palabra de Dios; o insisten en la importancia de los pobres y de los inmigrantes, pero pasan de puntillas por el Libro del Apocalipsis que dice con toda claridad «Conozco tus obras: no eres frio ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente! Por eso, porque eres tibio te vomitare de mi boca. Libro de Apocalipsis 3:15-17. Olvidan que, como dijo el papa san Juan Pablo II, «tenemos que defender la verdad a toda costa, aunque volvamos a ser solamente doce».

Finalmente, me refiero a los obispos que solo les preocupa la sinodalidad, la ecología, la Agenda 2030, que no rezan, que predican misericordia y actúan como verdaderos inquisidores… ¡Cuántas frustraciones puede provocar estos obispos! Incluso pueden empujar al ateísmo.

Deberíamos evitar este tipo de nombramientos episcopales. Generan problemas en donde no los hay, rompen la comunión entre los cristianos y no nos ayudan a cumplir la misión de «lograr que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la Verdad.»

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