La parroquia de San Josemaría Escrivá, en Alcorcón, ha sido el escenario de un emotivo acto este pasado sábado 5 de octubre: el Bautismo de 17 niños salvados del aborto por la Asociación Más Futuro y los Rescatadores Juan Pablo II, quienes realizan su labor en las inmediaciones de diversos centros abortistas.
La ceremonia fue presidida por el obispo de Getafe, Mons. Ginés García Beltrán, quien elogió la valentía de los padres que, desafiando las dificultades, eligieron traer a sus hijos al mundo. «Hoy celebramos la fiesta de la vida», exclamó el obispo, destacando el coraje de quienes dijeron «sí» a la vida.
En su discurso, lleno de momentos de gran emoción, García Beltrán agradeció a todos los implicados en hacer posible lo que calificó como un «milagro de la vida», señalando especialmente a los Rescatadores Juan Pablo II presentes en la ceremonia.*»No hay nada más triste que un colegio sin niños», afirmó, añadiendo que aunque los niños a menudo hacen ruido, ese barullo es el signo de una sociedad viva. Comparó la creciente presencia de mascotas frente a la escasez de niños como una «pobreza»** y un «suicidio colectivo»**.
El obispo también reflexionó sobre la «cultura de la muerte» que, en su opinión, domina la sociedad actual, donde la vida se percibe como algo descartable. «Puede que hoy lo más fácil sea prescindir de la vida, pero no es lo más justo ni lo mejor», subrayó.
Mons. García Beltrán también llamó la atención sobre las consecuencias del aborto, que, según él, a menudo no se exponen abiertamente. «La sociedad no nos habla de las heridas morales y psicológicas que puede dejar el aborto en una mujer», advirtió.
Dirigiéndose a los padrinos y familias presentes, destacó que los seres humanos no son meras cifras o estadísticas, sino individuos con dignidad. «No somos desechos, somos alguien», afirmó el obispo, recordando que «Dios ya pensaba en vuestros niños desde antes de la creación del mundo».
«Estos niños no están aquí por casualidad», continuó el obispo, refiriéndose a los pequeños salvados del aborto. «Dios los quería desde siempre; no son un número más, no son un desecho con el que se puede hacer lo que se quiera». Reiteró que «el hombre y la mujer tienen dignidad», y que cada uno de esos niños tiene un propósito en la vida.
Finalmente, Mons. García Beltrán expresó su gratitud por poder bautizar a estos 17 niños, destacando el futuro lleno de posibilidades que tienen por delante. «¿Qué sabemos lo que serán, lo que aportarán a la sociedad? ¿Qué cantidad de bien podrán hacer?», reflexionó, agradeciendo a Dios por estos nuevos cristianos.
El obispo concluyó animando a las familias a recurrir a la Virgen María en momentos de dificultad. «Cuando tengáis algún desánimo, pensad en Ella, con su Hijo en brazos, para encontrar fortaleza, consuelo y luz», les aconsejó.
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Deo gratias!
Una hermosa, profunda y esperanzadora noticia. Me gustan muchas de las frases del obispo. Están llenas de sabiduría.
De acuerdo Rapunzel, y precisamente hoy 22 aniversario de la canonización de san Josemaria
Asistí a la ceremonia, en parte por que una de mis hijas realizó la lectura y, además de eso, por la celebración en sí misma. Fue una celebración de triunfo, de la vida sobre la muerte. El destino que aguardaba a esos pequeños era la plena realización de los derechos de la mujer, esto es, ser desmembrados en una picadora de carne del abortorio. No eran unos niños cualesquiera, eran unos rescatados. Todas las mujeres que vi allí con sus hijos eran personas muy humildes, incapaces de defenderse de esa atmósfera omnipresente de muerte que los monstruos que gobiernan Occidente hacen gravitar sobre todos nosotros. Pero a pesar de sus ingentes medios de comunicación, de su dinero, de sus ejércitos de obedientes y asalariados secuaces, no pudieron evitar que unas simples palabras de unas jóvenes salvasen a esas 17 criaturas. No sólo salvaron sus vidas, sino que hicieron nacer a nuevos cristianos. Así es el poder de Dios, ante el que nada valen ni las potencias humanas ni las infernales.
«…. quién salva una vida, salva al mundo»
( La lista de Schindler)
En este caso han sido 17.
Laus Deo
Me lo ha quitado usted de la boca, don JB. Esa fue justante la impresión que tuve al ver el bautismo de aquellos niños rescatados. Se trata de una frase de la Mishná (Recopilación de la tradición oral hebrea) que aparece en el famoso film de Spielberg. Durante la ceremonia, esa frase no paraba de sonar en mi mente. Veía a las jovencitas que habían dedicado su tiempo y esfuerzo a hablar con aquellas madres en situación desesperada, veía felices a esas madres, muy humildes, veía a las criaturas salvadas de la desmembración en alguna picadora de carne del abortorio y me era imposible evitar que esas palabras sonaran en mi mente. ¡Qué grande es Dios!.
Enhorabuena a los padres de esos niños, tenéis la mayor riqueza que se puede tener¡
Es una felicidad tremenda que esos niños hayan sido salvados de ser asesinados en el vientre materno.. pero no me gusta esto de «publicitarlo»… ¿Qué es eso de «bautizar a niños que iban a ser abortados»? Me parece que los estigmatizan, ¿por qué tienen que saber esos niños (porque se enterarán) del desamor y desprecio que tenían sus madres por ellos antes de su conversión? A la larga todo eso puede acarrear trastornos emocionales. Es tremendo cuando una persona descubre que sus padres se plantearon abortarlo, es algo desolador…