Se veía venir y lo hizo. El obispo de Barbastro decidió esperar a que pasara la Jornada de las Familias para dar otra estacada al Opus Dei.
A través de un comunicado, la diócesis de Barbastro ha dado a conocer que han puesto en manos de la Santa Sede «la solución a las diferencias de criterios con la Prelatura del Opus Dei acerca de la regularización jurídica, canónica y pastoral de Torreciudad».
Según la diócesis, «la solicitud de intervención, que se trasladó la semana pasada a la Secretaría de Estado y al Dicasterio para el Clero, documenta la relación contractual sobre este enclave diocesano desde 1962, así como la veintena de reuniones mantenidas a lo largo de los cuatro últimos años entre ambas partes».
«El Obispado de Barbastro-Monzón tiene plena confianza en alcanzar la resolución de este asunto que constituye, desde la petición de novación contractual por parte de la Prelatura en 2020, una oportunidad para regularizar el estatus de Torreciudad y erigirlo, canónicamente, como santuario», se lee en la nota del obispado.
Pérez Pueyo estuvo dando tumbos por Roma la semana pasada, junto con su amigo Satué, para lograr el apoyo de la Santa Sede para imponer su criterio y voluntad y apropiarse de Torreciudad. En estos momentos, el Dicasterio del Clero tiene pendiente resolver el recurso que presentó hace más de un año el Opus Dei y cuya resolución se ha ido aplazando sine die.
Pérez Pueyo sabe que tiene perdida la batalla judicial y por eso no se atreve a llevar este asunto a los tribunales civiles, tal y como amenazó a comienzos de este año, por eso centra todos sus esfuerzos en en ganar influencia en Roma y lograr que el Vaticano le de la razón por la vía canónica, sabedor de que el derecho canónico depende en última instancia del Papa Francisco y aprovechando las horas bajas que atraviesa la todavía prelatura del Opus Dei.
Acuerdo dinamitado por el obispo Pérez Pueyo
Como nuestros lectores sabrá, este medio dio a conocer a principios del mes de junio que el acuerdo entre ambas partes era casi inminente. Tanto el equipo negociador de la diócesis de Barbastro como el del Opus Dei estaban avanzando significativamente y todo apuntaba a que habría acuerdo satisfactorio para ambas partes durante el verano.
En su momento, fuentes conocedoras de ese acuerdo señalaron que sería bueno para ambas partes y apuntaban a que no había entrado en juego la cuestión económica, o por lo menos no se contemplaban las cifras que se filtraron a comienzos de la disputa.
Pero todo se torció cuando el obispo de Barbastro volvió a querer llevar él personalmente las riendas de la negociación. Tiró por la borda todos los avances logrados y ha provocado que se llegue a la situación en la que estamos, es decir, que tenga que ser la Santa Sede quien dicte sentencia en esta absurda escaramuza porque el obispo de Barbastro trata de manejar aquello como si se tratase de su cortijo.
Sin duda, difícil de explicar la cara que se les habrá quedado a los tres mil entusiastas que aplaudían a Pérez Pueyo el pasado sábado en la Jornada de las Familias en Torreciudad.