UNA CATÓLICA (EX)PERPLEJA
31 agosto 2024
Los comentarios de los lectores a la anterior publicación sobre la percepción de Joseph Ratzinger / Benedicto XVI respecto al Concilio Vaticano II y posterior reforma litúrgica confirmaron lo que decía el artículo: que Ratzinger fue una persona incómoda para casi todos en la Iglesia. Siendo Benedicto XVI el papa que más ha hecho después del Concilio Vaticano II por eliminar restricciones a la Misa Tradicional, y a pesar de su evidente evolución personal desde el progresismo en tiempos del Concilio Vaticano II, eran varios los comentaristas que aún le pedían más: que hubiera celebrado la Misa tradicional como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica.
Al respecto, me gustaría apuntar dos cuestiones: la primera, que siendo cardenal celebró la Misa Tradicional en diversas ocasiones. La revista “The Latin Mass”, en su número 4, de 1995, reseñó la visita en septiembre de ese año del cardenal Ratzinger a la abadía de Santa Magdalena de Barroux, donde el domingo 24 celebró la Misa Pontifical según el rito tradicional. El día anterior, sábado 23 de septiembre, había visitado la vecina abadía femenina, Nuestra Señora de la Anunciación, donde había también celebrado la Misa tradicional. Anteriormente, en 1990, invitado por la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro, el cardenal Ratzinger había celebrado Misa Tradicional en el seminario de Wigratzbad (en la imagen). La segunda cuestión es que celebró esas misas siendo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Por poner un ejemplo, es notorio que cardenales como Gerhard Mueller y Raymond L. Burke celebran el vetus ordo; pero ninguno de los dos tiene un cargo como el de prefecto de la CDF. Mueller lo fue, pero ya no lo es.
Cierto es que Ratzinger no llegó a celebrar una Misa tradicional – al menos de manera pública – siendo papa, y que tal vez ése hubiera sido el gran punto de inflexión para una celebración más difundida. Pero si tenemos en cuenta que cuando el obispo Schneider – como explicaba éste mismo en una entrevista publicada en 2023 – le suplicó que no distribuyera más la Comunión en la mano, y que sólo lo hiciera de rodillas y en la boca, Benedicto le respondió que lo consideraría, pero que ya sabía lo difícil que eso podría ser teniendo en cuenta los grupos de presión que había en la Curia y en toda la Iglesia. Sin embargo, soportando esta presión, acabó dando la comunión de rodillas y en la boca en el Vaticano. Pero, si ése era el panorama con la comunión, ¿podemos imaginar cuál era con respecto a que el Papa hubiera celebrado la Misa Tradicional públicamente en el Vaticano? Digo esto sólo por exponer la dificultad del contexto.
Después del repaso que llevamos a cabo en la ocasión anterior siguiendo solamente el “Informe sobre la fe”, vamos a reseñar otras afirmaciones del cardenal Ratzinger / Benedicto XVI sobre la liturgia y, especialmente, la Misa, en las que creo que se observa claramente su pensamiento al respecto; el sentido de la evolución de su postura desde el progresismo hacia el conservadurismo (por el descontrol en la descomposición de la celebración) y su liberalización de la celebración del vetus ordo con el motu proprio Summorum Pontificum, que se explica, como veremos en las mismas palabras de Ratzinger, por su comprensión positiva de la variedad de ritos y, sobre todo, por su idea de continuidad ininterrumpida de la Iglesia y la Misa en la historia. Y también por su consideración explícita de que la Misa es el centro de la vida católica, que nos ha sido dada, y que no puede ser fabricada. De las siguientes lecturas se desprende que las decisiones que tomó Ratzinger tenían el objetivo de buscar la unidad en la Iglesia y la paz litúrgica.
En su autobiografía “Mi vida”, publicada en 1997, Ratzinger recordaba de los años del Concilio Vaticano II que “la liturgia y su reforma se habían convertido, desde el final de la Primera Guerra Mundial, en una cuestión apremiante en Francia y en Alemania, desde el punto de vista de una restauración lo más pura posible de la antigua liturgia romana; a ello se unía también la exigencia de una participación activa del pueblo en el acontecimiento litúrgico (…). A ninguno de los padres se le habría pasado por la cabeza ver en este texto ´una revolución´ que habría significado el ´fin del medievo´, como a la sazón algunos teólogos creyeron deber interpretar. Se vio como una continuación de las reformas que hizo Pío X y que llevó adelante con prudencia, pero con resolución, Pío XII. Las normas generales eran entendidas en plena continuidad con aquel desarrollo que siempre se había dado y que con los sumos pontífices Pío X y Pío XII se había configurado como redescubrimiento de las tradiciones clásicas romanas. (…). En ese contexto, no sorprende que la ´Misa normativa´ que debía entrar – y entró – en el lugar del Ordo Missae precedente fuese rechazada por la mayor parte de los padres convocados en un sínodo especial en el año 1967”.
En el prefacio a la obra del liturgista Klaus Gamber, “La reforma de la liturgia romana”, aparecida en 1996, Ratzinger afirmaba lo siguiente: “La reforma litúrgica, en su realización concreta, se ha alejado demasiado de su propósito original. El resultado no ha sido una reanimación sino una devastación. De un lado, se posee una liturgia que ha degenerado en un show, donde se ha intentado mostrar una religión atractiva con la ayuda de tonterías a la moda y de incitantes principios morales, con éxitos momentáneos en el grupo de creadores litúrgicos y una actitud de rechazo tanto más pronunciada en los que buscan en la Liturgia no tanto el ´showmaster´ espiritual, sino el encuentro con el Dios vivo, ante quien toda ´acción´ es insignificante (…). Jungman había definido en su tiempo la liturgia, tal como se entendía en Occidente, como una ´liturgia fruto de un desarrollo (…). Lo que ha ocurrido tras el Concilio es algo completamente distinto: en lugar de una liturgia fruto de un desarrollo continuo, se ha introducido una liturgia fabricada. Se ha salido de un proceso de crecimiento y de devenir para entrar en otro de fabricación. No se ha querido continuar el devenir y la maduración orgánica de lo que ha existido durante siglos; se la ha sustituido, como si fuese una producción industrial, por una fabricación que es un producto banal del momento”.
Como cardenal y teólogo, escribió en 1987: “En cuanto a su contenido (salvo algunas críticas), estoy muy agradecido por el nuevo Misal, por cómo ha enriquecido el tesoro de oraciones y prefacios (…). Pero considero desafortunado que se nos haya presentado la idea de un nuevo libro en lugar de la de continuidad dentro de una única historia litúrgica. En mi opinión, una nueva edición deberá dejar bastante claro que el llamado Misal de Pablo VI no es más que una forma renovada del mismo Misal al que contribuyeron Pío X, Urbano VIII, Pío V y sus predecesores, desde la historia más temprana de la Iglesia. Es de la esencia misma de la Iglesia ser consciente de su continuidad ininterrumpida a lo largo de la historia de la fe, expresada en una unidad siempre presente de oración”.
En 2007 Benedicto XVI publicó el Motu Proprio Summorum Pontificum. Este documento concedió mucha más libertad para la celebración de la Misa según el Misal Romano de 1962, que se conoció bajo esta nueva legislación como la “forma extraordinaria”. “No es apropiado hablar de estas dos versiones del Misal Romano como si fueran ´dos ritos´ – decía el papa en la carta Con grande fiducia, que acompañaba el motu proprio-; se trata más bien de un doble uso de un mismo rito”.
Una de las grandes preocupaciones de Ratzinger fue la unidad, que distinguía de la uniformidad: “No estoy a favor de la uniformidad rígida, pero, por supuesto, deberíamos oponernos al caos, a la fragmentación de la liturgia y, en ese sentido, también deberíamos estar a favor de observar la unidad en el uso del Misal de Pablo VI. Me parece que este es un problema que hay que afrontar con prioridad: ¿cómo podemos volver a un rito común, reformado (si se quiere) pero no fragmentado o dejado a la arbitrariedad de las congregaciones locales o de algunas comisiones o grupos de expertos? (…). La ´reforma de la reforma´ es algo que concierne al Misal de Pablo VI, siempre con este objetivo de lograr la reconciliación dentro de la Iglesia, ya que por el momento existe en cambio una dolorosa oposición, y estamos todavía muy lejos de la reconciliación”. En La sal de la tierra (1997), el cardenal Ratzinger afirmaba: “Soy de la opinión, sin duda, de que el antiguo rito debería concederse con mucha más generosidad a todos aquellos que lo deseen. Una comunidad está poniendo en tela de juicio su propia existencia cuando de repente declara que lo que hasta ahora era su posesión más sagrada y más alta está estrictamente prohibido y cuando hace que el anhelo por ello parezca absolutamente indecente”. En Dios y el mundo (2000) decía que “para fomentar una verdadera conciencia en materia litúrgica, es importante también que se levante la prohibición de la forma de liturgia en uso válido hasta 1970 [la antigua Misa latina]. Quien hoy en día aboga por la existencia continua de esta liturgia o participa en ella es tratado como un leproso; aquí termina toda tolerancia. Nunca ha habido nada parecido en la historia; con ello despreciamos y proscribimos todo el pasado de la Iglesia. ¿Cómo podemos confiar en ella hoy, si las cosas están así?”
En su conocido libro “El espíritu de la liturgia” (edición del 2000), se lee: “El Concilio Vaticano I no había definido de ninguna manera al Papa como un monarca absoluto. Por el contrario, lo presentó como el garante de la obediencia a la Palabra revelada. La autoridad del Papa está ligada a la Tradición de la fe, y eso también se aplica a la liturgia. No es “fabricada” por las autoridades. Incluso el Papa sólo puede ser un humilde servidor de su legítimo desarrollo y de su integridad e identidad permanentes (…). La autoridad del Papa no es ilimitada; está al servicio de la Sagrada Tradición. El Papa no es un monarca absoluto cuya voluntad es ley, sino que es el guardián de la Tradición auténtica y, por lo tanto, el primer garante de la obediencia. Su regla no es la del poder arbitrario, sino la de la obediencia en la fe. Por eso, con respecto a la liturgia, tiene la tarea de un jardinero, no la de un técnico que construye máquinas nuevas y tira las viejas al montón de chatarra”.
En la carta a los obispos Con Grande Fiducia, que acompaña a Summorum Pontificum (2007), decía el papa: “En cuanto al uso del Misal de 1962 como Forma extraordinaria de la liturgia de la Misa, quisiera llamar la atención sobre el hecho de que este Misal nunca fue abrogado jurídicamente y, por consiguiente, en principio, siempre estuvo permitido (…). Llego ahora a la razón positiva que motivó mi decisión de emitir este Motu Proprio que actualiza el de 1988. Se trata de llegar a una reconciliación interior en el corazón de la Iglesia (…). En la historia de la liturgia hay crecimiento y progreso, pero no ruptura. Lo que las generaciones anteriores consideraban sagrado, sigue siendo sagrado y grande también para nosotros, y no puede ser de repente totalmente prohibido o incluso considerado dañino. Nos corresponde a todos conservar las riquezas que se han desarrollado en la fe y la oración de la Iglesia, y darles el lugar que les corresponde”.
He preferido no ordenar cronológicamente los textos porque me ha parecido que lo importante era ver las ideas clave, señaladas al principio. De todo lo leído se desprende lo que apuntábamos la pasada semana, que Ratzinger basa la continuidad en el sujeto “Iglesia”, como muy acertadamente indica el P. Gabriel Calvo Zarraute. Por aquí pretende Benedicto XVI incorporar todos los cambios del siglo XX a la tradición de la Iglesia, pero siendo incapaz de solventar la ruptura del principio de la no contradicción. Porque, doctrinalmente, existen algunas afirmaciones en los textos del Concilio Vaticano II y el Catecismo de 1992 que papas y concilios anteriores condenaron.
Con respecto a la liturgia, asistiendo a Misa novus ordo y a Misa vetus ordo, habiendo leído sobre las intenciones de la reforma y leyendo estos textos de Benedicto XVI, no puedo evitar estar en total desacuerdo con su afirmación de continuidad en cuanto dos formas de celebrar un mismo rito. El mismo Klaus Gamber afirmó que son dos ritos distintos. Y con el rito nuevo se ha elaborado una nueva teología litúrgica, que oscurece el hecho de que la Misa es la actualización del santo sacrificio del Calvario, que el sacerdote está actuando in persona Christi y que desplaza el foco desde Dios hacia el hombre; y de ahí se desprende toda una antropología cristiana distinta. Ciertamente es la Iglesia, la misma que fundó Jesucristo, pero los errores permanecen y no es posible aclararlos mientras no se resuelva esta cuestión de la “hermenéutica de la continuidad” tal como la afirmó Benedicto XVI.
Para finalizar, me gustaría comentar que, personalmente, y dando gracias a Dios por todo lo que aportó Ratzinger como cardenal y como Papa a la liberalización de la celebración pública de la Misa Tradicional, me desconcierta ver que Benedicto XVI colocara en términos de igualdad a los llamados tradicionalistas (especialmente, a los lefebvristas) y a los modernistas (o progresistas), como integristas y como grupos que reclamaban para sí la propiedad de la “auténtica fe”. No creo que puedan considerarse lo mismo quienes intentaron salvar de la destrucción el patrimonio litúrgico que el mismo Ratzinger tanto amaba que quienes pretendían precisamente su destrucción.
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El adjetivo «incomodo» no me parece el más adecuado. Más bien diría que fue débil. Sus acertadas reformas se quedaron a medias, y fácilmente han sido desautorizadas por Francisco. Tomó medidas de cordero cuando tenía ante él, los lobos.
Siendo consciente, como era, del valor de la Misa Tradicional, y los defectos del Novus Ordo, no hizo la reforma necesaria que el nuevo rito requería. Como obispo de Roma dispuso que la Comunión se recibiera de rodillas en el Vaticano ¿por que no lo reinstauró en todo el orbe católico?, y así con muchos otros temas.
Los conservadores no han aprendido que si no se toman medidas contundentes y definitivas, luego viene los progres y las toman, pero en sentido contrario, y así se va cediendo cada día más y más, hacia el desastre.
Como buen profesor tenía una clarividencia de la situación de la Iglesia, pero como gobernante no supo encauzar su rumbo. ¿No era posible?
Con todo, a Benedicto la causa de la fe le deberá siempre «Summorum Pontificum». Para mí supuso la revolución interior del descubrimiento apabullante de «la Misa de siempre» (mal que le pese al cardenal López Romero: un par de chistes en una sobremesa bien pueden valer una birreta, Eminencia, pero no alcanzan a la verdad sobre la única Misa de los siglos). Y la prueba del gran bien que anunciaba ese «motu proprio» para la Iglesia y la Humanidad la constituye la forma con que han hecho presa en él los lobos…
Así es. Los errores de Ratzinger por sus coqueteos con el modernismo (yo creo que hasta con verdadera convicción inocente de que la «revolución moderna» de la misa iba a atraer más fieles) se suplen cuando se dió cuenta (como cualquiera que tenga dos dedos de frente), del tremendo desastre de los «frutos» postconciliares (aunque también promovió ese falso ecumenismo que ha desembocado en el relativismo de la única religión verdadera). La pena es eso, la debilidad y estar totalmente rodeado de lobos disfrazados de corderos (bueno, cuando aceptó el papado, ya él lo sabía, pues así lo dijo). Y muchos agradecemos ese motu proprio porque así hemos conocido la verdadera misa y lo que significa y representa…
Los conservadores en todo son siempre el parapeto , para defensa de los progres
Completamente de acuerdo con el comentario anterior.
Digo lo mismo
Primero dar las gracias por este artículo. Es para releer y meditar. Creo sinceramente que aporta unidad.
Quisiera hacer dos reflexiones propias, que pueden estar erradas, eres como yo las percibo.
Benedicto es tachado por débil por parte de muchos. No se si somos conscientes del grado de desobediencia hacia su persona. El mismo lo dijo:mi poder termina en la puerta de mi despacho(palabras no textuales). Fue «prisionero» hasta el fin de sus días.
Segundo, cuando iguala a «progresistas» y «lefebvristas», en mi opinión es porque ambos llevan «el germen de la rebeldía» (que nadie se ofenda). Y la rebeldía lleva a la desobediencia y la manipulación. Es una reflexión personal.
De nuevo magnífico artículo. Lo releere,desconocia la mayor parte de lo aportado. Voy a valorar mucho más a Benedicto XVI.
Lucifer y San Miguel, fueron rebeldes, pero uno contra Dios, el primero. El segundo fue «rebelde» contra quién se revelaba y a favor de Dios. No se pueden poner a los progresistas destructores en le mismo nivel que los otros. Igualar a los que luchan en uno y otro bando es injusto: unos lo hacen por el bien , otros no; unos son los agredidos que se defienden, otros son los agresores.
ES una opinión personal. Ya digo puedo estar errada.
De hecho hablo de «germen». Y aquí lo dejo.
No voy a entrar en una discusión de algo que es percepción personal.Opinión que se ha ido cementando a base de leer artículos y comentarios.
Y he dado esta opinión por lo expresado en el artículo.
Lo siento yo ni con unos, ni con los otros. Me quedo con el artículo, claramente integrador, aunque estoy segura que en muchos puntos la articulista y yo no coincidimos.
Cimentando
Rebeldes los tradicionalistas, cuando desde el principio fueron la sana reacción del pueblo contra los postulados de la revolución francesa que afectó finalmente al modernismo eclesial. Eres tibia, pero lo peor es que eres necia, te escupirá de Su boca. Quién lo iba a decir.
En España el ser tradicionalista es ser carlista, es una cuestión de herencia familiar, de estirpe que pasa de padres a hijos, es una comuníón no un partido y finalmente es un don de Dios, una forma de ser. Cualquiera no puede ser carlista, por que solo una minoría lo entiende.
Son muchos los llamados y pocos los elegidos, la mayoría se convierten en conservadores y liberales y no se distinguen de los Sin Dios ni de la Anti España. La Tradición nunca muere. Carlismo Rebelde, viva Cristo Rey
Exacto. Pienso como ud. El mismo Jesús se podría tachar de «rebelde» según el poder judío establecido…. Una rebeldía necesaria para salvarnos de la condenación eterna.
¡Bendito Benedicto, cuánto le echo de menos!
RAPUNZEL
Cuando uno acepta un cargo de gobierno, especialmente si es eclesiastico, tiene que estar dispuesto a ejercerlo hasta sus ultimas consecuencias, no solo para las cosas faciles. Si no no se debe aceptar. Las explicaciones de Ratzinguer, asi como su cita sobre las mismas, me parecen ideales para justificar la inanicion, en cualquier actividad y eludir responsabilidades. Eso que su poder termina en la puerta de su despacho es porque le da la gana. Gobernar significa informarse y tomar decisiones y asumir escandalos, para evitar que se pudran y salgan luego mucho mas grandes y graves. Pero claro si no limpias tu gobierno de corruptos… al primero que tenía que haber destituido era a Don Bertolone. Ratzinguer era un buen profesor en sus ultimos años, pero como gobernante, no se puede decir lo mismo. El cargo de Papa es de gobierno, y para eso hay que tener agallas. Bergoglio es un inutil integral comparado con Ratzinguer, pero le sobran agallas para promover su corrupción. Agallas
El arte de gobierno es complicado, no sólo en el ámbito de la Iglesia.
Solo diré que Benedicto era un PASTOR RODEADO DE LOBOS
(curia). Lo que hay actualmente es UN LOBO CON PIEL DE OVEJA.
En sus 25 años de servicio al lado de Juan Pablo II, no se mostró debíl, sobretodo en relación a la Teología de la liberación.
De como está la casa (y hablo de la estructura administrativa de la iglesia), muchos no eramos conscientes. Desde el 2013 toda la
porquería esta aflorando ante nuestros ojos. Dios así lo está permitiendo. Gracia del Altísimo. Quiero decir con esto, que la labor de barrendero
era inmensa.
De los errores u omisiones, Dios ya le ha juzgado, pero debemos admitir que su soledad era grande, y la obediencia escasa.
La Iglesia lleva décadas infiltrada.Tb hay divisiones, que rasgan la unidad y pastores que
«se pastorean a sí mismos»
Mi padre era oficial del ejército. No me puedo imaginar como podría emitir órdenes con una tropa como la que estamos visualizando, un día, y otro, a través de las noticias o las palabras con las que se expresan.
El artículo a mi me parece integrador, porque muestra a un papá legítimo tratando de buscar la paz liturgia, que en definitiva es potenciar la unidad.
Tb emprendido medidas contra los a usos dentro de la iglesia.
El acoso y derribo mediático comenzó desde el minuto cero
Hasta lo compararon con una raza de perro. Yo lo percibía como dulce y humilde. Hasta el último día reze por el, como pontifice de la Iglesia.
Cada cual opine lo que considere oportuno.
De esta entrada saco solo aspectos positivos.
Saludos
Me acabo de acordar de las declaraciones de un cardenal
(card.Martini,sino recuerdo mal) que al ser elegido papá espetó «eso lo veremos». Toda una declaración de intenciones.
Martini o Daneels??. Creo fue el primero. Ambos fallecidos. Quien quiera documentar se que lo haga.
Si estoy errada, agradezco la corrección.
Benedicto XVI gracias por tanto , gracias por tanta sabidurìa y amor a Dios , a la Iglesia y a Jesús .
Los progres, liberales y modernistas deberian ser honestos consigo mismo e irse de la iglesia catolica. No hay dos bandos en la iglesia, la iglesia catolica es una. Se es o no se es catolico.
Asi que decidan estos izquierdistas si se convierten o se van.
La función del papa de elegir y nombrar buenos obispos es capital, primordial. Crea las bases para que la Iglesia se pueda encarrilar o caiga por el barranco como ahora. Los hechos capitales es que BXVI no nombraba obispos tradicionales de verdad sino más bien lo contrario. Como -el teosofo en su juventud- JP2. Así las cosas, solo un milagro habría evitado caer en manos de Francisco.
Con algunos buenos obispos de verdad, el summorum Pontificum se habría respetado más. Aunque parece que tb tenía la intención de vaciar la fsspx, iluso.
Después de haber conseguido el concilio que los masones llevaban 150 años buscando, solo papas modernistas, incluido JP1, pueden ser elegidos.
Gracias por su reflexión. Apuntar, de todas formas, que no hay contradicción entre el CVII y la tradición de la Iglesia.
Por ejemplo, y por lo que hace a la cuestión de la libertad religiosa, en el documento Dignitatis Humanae
se indica:
“1. (…) Confiesa asimismo el santo Concilio que estos deberes afectan y ligan la conciencia de los hombres, y que la verdad no se impone de otra manera, sino por la fuerza de la misma verdad, que penetra suave y fuertemente en las almas. Ahora bien, puesto que la libertad religiosa que exigen los hombres para el cumplimiento de su obligación de rendir culto a Dios, se refiere a la inmunidad de coacción en la sociedad civil, deja íntegra la doctrina tradicional católica acerca del deber moral de los hombres y de las sociedades para con la verdadera religión y la única Iglesia de Cristo.”
https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decl_19651207_dignitatis-humanae_sp.html
¿Por qué Benedicto quería conformar al lobby del Vaticano?
¿Cuánto conocería lo podridas que ya estaban esas estructuras?
¿Se le llama débil por no obedecer a Dios y a su conciencia?
La evolución de Ratzinger es la clave para entender su comportamiento y muchas de sus decisiones. A pesar de la imagen conservadora que ha quedado de él, en su juventud fue un revolucionario en cuestiones teológicas. Era partidario acérrimo de lo que se dio en llamar «La Nueva Teología» y maniobró, en la medida de lo que su papel de asesor episcopal le permitía, para implementar las «reformas» del Concilio Vaticano II, lo que le ganó la animadversión «in aeternum» de los tradicionalistas, porque esa fue la clave de la descristianización posterior de Europa. Pero si a Ratzinger le faltaba carácter, le sobraba inteligencia y cultura. No tardó en tener roces con Lubac y Küng y, al final, comprendió que sus compañeros de la «Nouvelle Théologie» hablaban de reformas, cuando su intención era la demolición. Se dio cuenta cuando la riada catastrófica del Concilio era imparable y arrasaba las cuatro esquinas de la cristiandad.
(Continuación). Como cardenal, más tarde como fiel mano derecha de ss Juan Pablo II y, finalmente, como Benedicto XVI, intentó moderar la marcha de un caballo conciliar desbocado que amenazaba con despeñarse sin remedio. El desenmacaramiento de la » Teología de la Liberación», da una muestra de ello, en parte debido a su bagaje teológico y cultural y en parte debido a las agallas de Juan Pablo II. Pero dar marcha atrás del todo era imposible para él. Primero, porque sería admitir que todo el trabajo de una vida había sido una equivocación enorme y, segundo, porque seguía convencido de que, a pesar del desastre, había cosas que se podían rescatar. De nada le valió Summorum Pontificum a los tradicionalistas, para quienes el único Ratzinger que existía era el jovencito de la Nueva Teología. De hecho, lo primero que pidieron en las discretas reuniones de acercamiento fue «la confesión pública de Roma de los errores del Concilio». No podía ser y ambas partes eran conscientes de eso.
Las justificaciones teológico-ideológicas que inventó Ratzinger fueron realmente débiles. La primera fue que el Concilio era una «continuación» de la Iglesia de siempre, o como el prefería, la «hermenéutica de la continuidad». La Iglesia había «evolucionado», no suponía un final del catolicismo de siempre y un punto de partida de una religión nueva que, conservando los textos y la doctrina de siempre, en la práctica, los contradecía de manera sostenida y vergonzante. La segunda maniobra de su pontificado fue sostener que la Misa Tradicional nunca había sido derogada ni abolida. Llegó a afirmar que la Misa de siempre era una «Forma extraordinaria» de la Misa, cuando lo que es realmente «extraordinario» es un rito que apenas tiene sesenta años. En resumen, una mentira patética que su sucesor no tardó en poner en evidencia rompiéndole el Summorum en su cara. Por último, la única flaqueza de Ratzinger, su falta de redaños, le hizo tirar la toalla y dar paso al actual anticristo reinante.
Menudo artículo que aporta realmente poco.
La única realidad, y para eso no hace falta tantas vueltas, es que BXVI apostó por la paz litúrgica, se dio cuenta del valor de la misa de siempre y este Papa, El Papa F, ha venido a contradecirle, a perseguir la misa de siempre, a romper con la tradición y la continuidad.
El futuro de la Iglesia es una vuelta a la tradición porque ahí es donde se encuentra la Verdad, por eso este Papa F, tiene la F de falso, porque no busca la Verdad, sino imponer su propio credo equivocado, porque, una de sus características, es sin duda, su gran ignorancia.
De las 2 misas, solo puede y debe quedar una. Son incompatibles y enemigas, como el catolicismo y el protestantismo. La que Dios elija.
Caradeplata
No puedo agradecer su comentario, porque no deja de ser un exabruptos hacia mi persona.
Como bien digo, expreso una opinión personal, errada o no. No le gusta. Esta en su derecho, pero por eso no voy a dejar de darla.
Me parece increíble que se abrogué estar a la derecha del Padre. No diré nada más en relación a lo expuesto por Vd.
Comentarios como este, son los que cimientan mi opinión.
Que Dios le bendiga y bendiga a su Iglesia.
Bendito Benedicto! No lo respetaron, no lo obedecieron, no lo merecimos! Dios lo tenga en Su gloria!
Rapunzel, disculpe por lo de necia. Lo siento, provengo de una familia de tradición carlista, los únicos que lucharon contra la revolución liberal que abolió el Reinado social de Cristo. Los únicos que dieron a los mártires de la Tradición por miles. No hay alternativa a la Tradición que en definitiva es seguir a Cristo con todas sus consecuencias, al pie de la Cruz contra el mundo y sus cómplices. Entre estos cómplices se encuentra como no, el modernismo eclesial que está aniquilando la iglesia inmemorial, la de los santos, la de los mártires, la de nuestros antepasados. Con una nula cosecha de frutos nos llevan al averno y al cisma. Viva Cristo Rey
No hay problema. Si en el fondo todos buscamos la verdad y tratar de subsanar el desastre que hay dentro de la Iglesia de Cristo.
Y la solución está en la búsqueda de la santidad. Nada de tibiezas y siempre la Verdad por delante.
Yo reflexiono mucho, a veces, demasiado. No quiero incomodar a nadie. Mis intervenciones, a veces vehementes, van en relación a los dogmas y el Magisterio de la Iglesia. Tantos callan, y son doctos. Por eso comento. Le puedo asegurar que para mí es, en ocasiones, una verdadera mortificación.
Dios asista a su Iglesia y San Miguel la defienda de todos sus enemigos.
Saludos cordiales
Gracias por su reflexión. Apuntar, de todas formas, que no hay contradicción entre el CVII y la tradición de la Iglesia.
Por ejemplo, y por lo que hace a la cuestión de la libertad religiosa, en el documento Dignitatis Humanae se indica:
“1. (…) Confiesa asimismo el santo Concilio que estos deberes afectan y ligan la conciencia de los hombres, y que la verdad no se impone de otra manera, sino por la fuerza de la misma verdad, que penetra suave y fuertemente en las almas. Ahora bien, puesto que la libertad religiosa que exigen los hombres para el cumplimiento de su obligación de rendir culto a Dios, se refiere a la inmunidad de coacción en la sociedad civil, deja íntegra la doctrina tradicional católica acerca del deber moral de los hombres y de las sociedades para con la verdadera religión y la única Iglesia de Cristo.”
https://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_decl_19651207_dignitatis-humanae_sp.html
Lo indicado por DH es manifiestamente falso la Iglesia siempre ha reclamado el poder para reprimir los cultos falsos.
Este artículo explica porque no hay contradicción entre el CVII y la tradición
https://www.firstthings.com/article/2012/08/conscience-and-coercion
Para decir eso, ¿en serio necesita ponerse el nick «Tradismático», y apenas algo más de cuatro horas después volver a repetirlo exactamente igual con el nick «Miquel»? Luego se cabrean porque les llaman multinicks. A ver si, además de hacer corta-pegas, leemos su contenido, como la parte que dice: «la verdad no se impone de otra manera». Por repetir muchas veces lo mismo, usando identidades diferentes, la verdad no cambia, pues no depende del número de personas que adhieran a ella; ni lo que no es verdad se convierte en cierto por la reiteración o cuántos asienten. Por otro lado, ¿qué tiene que ver el CVII con la liturgia actual (el novus ordo) que contradice lo decretado por dicho concilio en ese ámbito?
Son dos ritos distintos. No hay una sola oración que ‘conserve’ el nuevo misal, que no tenga al menos un palabra, casi siempre una frase y, otras, párrafos completamente modificados, distorsionados, respecto del viejo misal. Algún día los católicos tendremos que llegar a la honestidad intelectual de decir, “nos han engañado con esa ‘nueva misa’”, reconocer que pertenece a otra religión que quiso suplantar a la religión católica.
Si, resultara que los padres conciliares y luego las comisiones litúrgicas hubieren querido hacer simplemente la misa en vernácula, y de buena fe, era simplemente traducir los textos… y eso fue exactamente lo que no pasó. Y los resultados, la devastación de la religión, está allí, patente.
Eso en cuanto a la materia, y en sus frutos, puede ser el más bienintencionado católico de ‘misa nueva’ diaria, pero cuando se trata de dar testimonio de su ‘fe’, vemos que habla con propiedad y hace apologética, de otra religión. Que se parece al catolicismo, pero que no lo es.
Una Misa más católica y otra menos. La jerarquía persigue, prohíbe y acosa… la Misa más católica, para intentar por todos los medios imponer y establecer como única la menos católica con la que en pocas décadas se han vaciado los templos, todos, todos, todos ( o casi). Que no me vengan con cuentos…. la situación es explosiva y va a haber un derrumbe total (….o casi).
Como buen hegeliano quería hacer un híbrido entre la misa católica y el engendro montiniano. Dios lo sacó de escena antes de que pudiera concretarlo.
Tiene usted una memoria pésima. No le sacó Dios: lo decidió él mismo y aún vivió muchos años después. Y no sea fantasioso, que lo único que dijo, en abstracto, es que ambas formas deberían enriquecerse mutuamente: el novus ordo incorporando aspectos del Rito Romano, y éste añadiendo nuevas fiestas y santos a su calendario (como se ha hecho siempre). ¿Dónde está el híbrido, Quien como Ingeniosvs?
Venga ya conciliar, que el concilio no dijo nada de la nueva misa protestante. Esta misa se ha impuesto por decisión de Montini, y todo el mundo se la tragó, salvo las honrosas excepciones conocidas, menudo trágala, uno de tantos pero el mas dañino para la iglesia de los aprobados por la iglesia modernista masónica hasta las cachas. Lo que usted defiende que dijo, es ni mas ni menos que un engendro blasfemo. La misa establecida en Trento va a misa, nunca mejor dicho y no puede mezclarse con herejías de la reforma protestante. O una u otra, pero hacer experimentos con el sacrificio de la misa, es lo último que nos queda por ver. Lo mas tremendo.
«Lo que usted defiende…»
¿Qué cosa defiendo? Si precisamente lo que he dicho es que lo afirmado por «Quien me supera como trollvs» es mentira. ¿Cómo voy a defender algo que no existe, ni que nadie ha propuesto?
«Lo que usted defiende que dijo, es ni mas ni menos que un engendro blasfemo»
¿Incorporar nuevas fiestas y santos al calendario litúrgico es blasfemo? ¡Pero si la Iglesia lo ha hecho desde hace dos milenios! Cuando uno no sabe de un tema, no debería hablar sobre el mismo.
Menos lobos, Caperucita, que la iglesia modernista no es tan inocente. Se ha hartado de mutilar liturgia milenaria, incorporar aspectos novedosos como las ofrendas que nunca existieron, convirtiendo el sacrificio de la misa en una merienda de negros. Y todo lo demás que ya conocemos, la misa de espaldas al Santísimo sacramento y de cara la pueblo soberano que es el que manda, según el decreto de libertad religiosa conciliar como en una vulgar democracia. Destronaron a Cristo Rey como soberano del mundo para sustituirlo por la diosa razón y la soberanía popular. Y eso también va a misa. Ay la hermenéutica, que tupido velo mas asqueroso a la ignominia conciliar.
Usted se empeña en hablar de algo que nadie ha mencionado ni discutido. Es como si jugara al solitario o nos proporcionara el parte meteorológico: un esfuerzo estéril, pues nadie habla de tal cosa. La afirmación de que BXVI quería una «misa híbrida» no es verdad. A partir de ahí, usted puede hablar de lo que le dé la gana. Como si nos quiere obsequiar con recetas de cocina. Pero insisto en que cuando no sabe sobre un tema, mejor que no hable de él.
No hay peor ciego que el que no quiere ver. Allá usted neocón. Pero el problema de las dos misas está a años luz de resolverse y la cosa va a empeorar. Una de las dos sobra por que son incompatibles en muchos aspectos. En todo caso Dios le guarde.
El articulo excelente!. Muchas gracias.
Excepto el final que no comparto pues tantos los modernistas como los tradicionalistas (Lefebvristas) son dos caras de una misma moneda: Ambos (extremos) han hecho mucho daño a la verdadera Iglesia de Cristo. Estoy 100% con Benedicto XVI en sus afirmaciones.
Dígame, que daños ha causado el Tradicionalismo a la iglesia. a parte de poner miles de muertos encima de la mesa. Si no fuera por la resistencia del tradicionalismo a la deriva liberal modernista, no quedaría de la iglesia primigenia, ni los mandamientos, ni los evangelios, ni la Eucaristía, ni los sacramentos. La misa tradicional la salvó Lefebvre. Ahora que el Tradicionalismo es minoría, la iglesia masónica avanza, dentro de poco solo será una logia mas, será irreconocible como ya lo está, ante la cual cualquier secta cristiana tendrá mas credibilidad.
Es un intento reduccionista querer igualar a los modernistas, verdaderos enfermos mentales, con los tradicionalistas, que están pidiendo que respeten la Tradición Apostólica, que la misa protestante pisotea constantemente.
Gracias por otro magnífico artículo.
También mi enhorabuena por contar entre sus críticos con un príncipe de la Iglesia que tal vez no sea un émulo del gran Merry del Val.