A lo largo del fin de semana, InfoVaticana se puso en contacto con el cardenal Gerhard Müller para pedirle una valoración sobre el bochornoso acto inaugural visto el viernes en París.
El cardenal Müller ha respondido a nuestra petición enviando la siguiente declaración que reproducimos a continuación íntegramente:
Sobre la denigración de la Última Cena en los Juegos Olímpicos de Francia:
Por el cardenal Gerhard Müller
Las poses completamente deshumanizadas con las que los ideólogos LGBT se burlaron no sólo de la Última Cena de Jesús, sino también de su propia dignidad humana en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos, son obviamente una continuación de la campaña de los Jacobineros para descristianizar Francia. En el punto álgido de este frenesí antieclesiástico, el 10 de noviembre de 1793, los revolucionarios franceses hicieron entrar en la catedral de Notre Dame de París a una mujer desnuda vestida como la diosa Razón y demostrar sus perversiones sexuales en el altar.
Las obscenidades blasfemas contra la religión están inextricablemente ligadas a la violencia física y psicológica contra los creyentes en Cristo. Pues el «culto a la razón y a la libertad» está inextricablemente ligado al Gran Terror, del que fueron víctimas cientos de miles y millones de inocentes en el sistema totalitario ateo -desde los jacobinos, maestros de la guillotina, pasando por los fascistas y comunistas, hasta nuestros días, en los que los cristianos son la comunidad religiosa más perseguida del mundo.
La ideología woke en Occidente tiene raíces explícitamente ateas, se caracteriza de cabo a rabo por el odio a Jesucristo y la peor incitación contra la Iglesia católica. Se manifiesta en la discriminación de los cristianos con palabras y acciones violentas, incluidos crímenes judiciales contra la humanidad, por ejemplo cuando se priva a los padres de sus propios hijos por orden judicial si no permiten que se mutilen los genitales de sus hijos, todo ello bajo el eufemismo de la «autodeterminación del propio sexo».
Las autoridades del Estado francés justifican el permitir estas escenificaciones anticristianas e inhumanas con la ideología del laicismo, que en modo alguno significa la neutralidad religiosa del Estado, sino que no es más que una tapadera para la brutal violación del derecho humano a la libertad religiosa y de conciencia. La gente delira por la inclusión de personas «woke» en un país donde los católicos han sido sistemáticamente marginados de la vida pública y vilmente discriminados durante 200 años.
No se dan cuenta de que han permitido que el honor de Francia, que como país y cultura debe todo al cristianismo, sea arrastrado por el fango e incluso han contribuido a ello en un arrebato de enajenación mental. El desprecio de la religión y de la conciencia conduce necesariamente al terror psicológico y a la violencia. Estas autoridades olímpicas deberían darse cuenta de ello al contemplar el cuadro de Francisco Goya de 1797. Lleva por título: «El sueño de la razón engendra monstruos».
En la mitología, Saturno o Kronos es el vástago del dios de la tierra Uranos y de Gaia, el icono de la nueva religión climática, y dice sin ambages que todo está superado y descompuesto por el tiempo, incluidas las ideologías neopaganas. El apóstol Pablo ya describió las consecuencias suicidas que resultan del desprecio de la razón abierta a Dios cuando se niegan el poder eterno y la divinidad de Dios. «Por eso Dios los entregó a la inmundicia por los deseos de sus corazones, de modo que deshonraron sus cuerpos con sus propias acciones». (Rom 1,24).
La burla de la Última Cena por actores espiritualmente desarraigados y mentalmente perturbados, sus instigadores y patrocinadores fue un acto de terrorismo espiritual que se volvió contra sus autores. «La revolución es como Saturno, se come a sus propios hijos y al final da a luz al despotismo con todas sus travesuras», fueron las últimas palabras de Pierre Verniaud, el líder de los girondinos en el cadalso. Y los jacobinos, que llevaron al extremo la revuelta cultural anticristiana, no tardaron en seguirles.
Nos preocupan menos estas consideraciones histórico-filosóficas que la Palabra rectora de Dios, que supera toda sabiduría humana e incluso da esperanza a los descarriados de que escaparán de la prisión de su perversión y estupidez: «Dice Dios: No me complazco en la muerte del pecador, sino en que se vuelva de su camino y quede con vida». (Ez 33, 11).
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
Pues Bergoglio no se ha enterado. Al menos es coherente con su ideología: pide «a todos» desde el balcón de San Pedro –como si fuera un arconte de alguna ‘polis’ pagana– «que respeten la tregua olímpica» y empieza por cumplirlo él mismo: callando y, sobre todo, prescindiendo de confesar a Jesús ni de reparar su divinidad herida.
No se atreve a contradecir a sus compinches woke. Esto no vamos a olvidarlo los católicos, es el summun de la cobardía. O de algo peor; seguiremos viendo su actuación, que cada vez está más clara.
Ese hombre, el tal señor Müller, ya no ocupa el cargo de cardenal, y no representa ninguna autoridad moral para la Iglesia, por lo cual lo que diga o no diga debe tener sin cuidado al rebaño Católico que está en comunión con el Papa Francisco
Es posible que tenga serios problemas a partir de octubre. Atentos.
Si pudiera Vd dar algún detalle más sería muy de agradecer
Gran escrito del Cardenal Muller.Todo esto es masónico y decir masónico es decir satanico.Ya se ve que el Satanismo ha alcanzado el poder maximo en este mundo.
Muy buena la referencia al cuadro de Goya, El sueño de la razón produce monstruos, ese es el resumen de lo ocurrido en todos los países que han aceptado la democracia liberal, y también en la iglesia desde la estafa conciliar, donde destronando a Cristo y suprimiendo los derechos de Dios se adhirieron al antropocentrismo del hombre como nuevo dios y de la diosa razón, expulsando a Cristo de su reinado social. No hubo sacrilegio peor que lo que hizo Pablo VI, llamar a Franco y exigirle la supresión de la confesionalidad católica e imponer un estado laico. Franco obedeció en vez de romper relaciones diplomáticas, y encima nos metió al peor Borbón de la historia, al réprobo que nos metió en la masonería que es la que manda en este desgraciado país.
El cardenal Müller, como siempre, es valiente y certero en su discurso.
Y aunque el Comité Olímpico se quiere excusar diciendo que lo que querían evocar era la pintura de «La Fiesta de los dioses» de Jan Van Bijlert de 1635, sin embargo, el mero hecho de que se presta a confusión con «La Última Cena», ya demuestra que es algo desafortunado.
Además, esa representación es un apoyo explícito a la ideología de género, lo cual es digno de condenación, ya que unos juegos olímpicos no deben incorporar propaganda de elementos políticos ni ideológicos, y mucho menos, cuando esa ideología es anticatólica e inmoral.
En todo este asunto, es lamentable que Francisco guarde silencio ante tan gran monstruosidad, lo cual no sorprende, pues sabida es su complicidad con las ideologías del mundo.
Pero hombre, como va a protestar Francisco, si estará encantado con la representación del ecumenismo aprobado en el concilio de marras. Cristo mezclado con todos los dioses paganos y demás engendros y diablos encendidos. Es el sueño de la masonería. Ya a Juan Pablo II se le escapó de las manos aquello de Asís besando el corán con el entusiasmo de los neocones, pero esto es la representación del averno.
En realidad, jamás se debieron reinstaurar esos juegos porque su origen es pagano.
Dios no quiere que las personas compitan ya que lo que le importa es que todos seamos buenos.
¿Para qué sirven esas medallas? Lo mismo va para el fútbol.
Es Satanás, contra la Eucaristía, no es una parodia, es todo.
La mentira,
Y ojo , la tibieza, cuando no la infiltración total
Queda patente el esfuerzo vano del mal. Aquí al tratar de dejar superpuesta su última cena sobre la verdadera, muestra su infecundidad, es manifiesta su carencia de ideas propias, no crea nada, no tienen una doctrina coherente, solo son anti (anti-catolicos, para mas inri). Su «mérito» esta en ser capaz de arrastrar a la depravación y la autodestrucción, sobre todo a los más desesperados y despistados, que por desgracia el sistema político actual crea a raudales. Ahora vienen por los niños, buscan legalizar la pedofilia, si no ¿Que hacia un niño en la última cena de los Drag Queen?
La derechita cobarde, engranaje principal del régimen, solo interesada en quedar bien con las izquierdas y servirle de okupas de la derecha, todo a cambio de que no le digan fanática, facha, o reaccionaria, será es capaz de no reaccionar y por ende entregar a sus hijos a la pedofilia, cuando está sea legalizada, es decir, mañana.
Esto ha quedado fatal para el que sabemos. Una vez más. Irán llama a consultas al embajador francés por este tema, y desde el Vaticano silencio.
Jolly argumentó que la última cena no fue su “inspiración”. “Creo que estaba bastante claro que era Dioniso quien llegaba a esa mesa. Esta ahí porque es el dios de la fiesta (…) y el padre de Secuana”, la diosa y personificación del río que cruza París. Cuadro ‘El festín de los dioses’, una obra del siglo XVII firmada por Jan Harmensz van Biljert y conservada en un museo de Dijon, en el este de Paris.
Los mismos artistas y organizadores han dicho que han querido hacer una parodia de la ultima cena y se sienten orgullosos por eso.
No hay que justificarlos de sus perversos actos. Lo hicieron con toda conciencia
«El rey de reyes y el señor de los señores todo lo purificará y regenerará.
La Francia con su orgullo será del todo abatida; los días no distarán; están ya a las puertas.
[…] advertid que en aquel tiempo las mujeres vestirán como hombres y se portarán según sus gustos y licenciosamente y los hombres vestirán de
mujeres»
San Vicente Ferrer [s.XV]
En varios actos de la ceremonia de inauguración quedó patente que los organizadores quieren un mundo sin Dios por lo que hicieron exaltación de lo anticristiano y guiños a las fuerzas de las tinieblas.
Pero en el acto final nos vimos cautivados (nosotros) por la inspiradísima y emotiva interpretación que Celine Dion hizo de la canción “Hymne a l’amour”, que muchos sentimos que era un mensaje de esperanza como si Dios nos dijera “al final lo bello, lo divino, lo grandioso triunfarán sobre lo feo, lo grotesco y lo obsceno”.
Desde hace muchísimos años, Francia es un estado aconfesional. el único motivo de queja es , tal vez, el que en algún momento de la inauguración se haya caricaturizado a la religión Católica, dado que ya escarmentó con la musulmana y le tiene miedo. Desde siempre el ego francés ha sido , bajo la patina de su «grandeur» , burdo, grosero .¿D e qué nos asustamos ahora ?
Otro cariz toma el asunto de la Última Cena . ….»»»» si hacemos caso a las declaraciones del encargado del ceremonial, También se ha viralizado una segunda teoría: la escenografía de esta actuación y sus personajes hacen referencia a la obra del pintor Jan Hermansz van Bijlert El Festín de los Dioses, en la que aparece Dionisio (dios del vino y la fiesta)»»»»
Muchisimas gracias a nuestro gran Pastor, su eminencia el Cardenal Müller por no abandonar a su rebaño , por salir a rescatarnos de tanto lobo feroz y rabioso que quiere acabar con nuestra fe y con los cristianos.
Gracias Santo Padre cardenal Müller por que en usted vemos representado el gran amor de Cristo por su Iglesia.
Gracias de todo corazon por este mensaje . Dios lo bendiga .