Doctrina de la Fe da luz verde a los mensajes de Gioacchino Genovese

Santuario Maccio Santuario Maccio
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Sigue la cascada de pronunciamientos del Dicasterio para la Doctrina de la Fe sobre fenómenos sobrenaturales.

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe que dirige el cardenal Víctor Manuel Fernández ha enviado una carta con el visto bueno del Papa al cardenal-obispo de la diócesis de Como (Italia) por el nulla osta sobre la experiencia espiritual del Santuario Maccio.

Con esta resolución, Tucho Fernández deja vía libre para que se propaguen la mayoría de escritos de Gioacchino Genovese, profesor de música y director de coro, casado y padre de dos hijas que comenzó a percibir a través de «visiones intelectuales», una «presencia viva del misterio de la Santísima Trinidad» en el año 2000. El propio Papa Francisco se había interesado en más de una ocasión por los mensajes difundidos por este vidente.

Como viene siendo habitual en estas cartas del prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, hace un recorrido en primer lugar por el mensaje central y luego se detiene en los aspectos positivos presentes en los escritos y a continuación, en algunas expresiones que podrían ser fuente de malentendidos y que, requerirán en consecuencia, de una interpretación adecuada.

Aspectos positivos

«Primero de todo, quisiera subrayar el mensaje central de esta experiencia espiritual: la Trinidad es la fuente de la misericordia y su perfecta realización. A la luz de esta convicción, lo que se afirma diversas veces sobre la misericordia de Dios o de Cristo en los escritos de espiritualidad y en el Magisterio, adquiere un fuerte sentido trinitario. Es bien conocida la marginación del misterio trinitario en la reflexión teológica y en la espiritualidad de los últimos siglos», explica Víctor Manuel Fernández.

Sobre esta cuestión, el cardenal destaca que «la experiencia espiritual del Sr. Genovese está en línea con el redescubrimiento de la centralidad de la Santísima Trinidad para la fe y la vida cristianas que se ha producido en el último siglo».

Estos son algunos mensajes que Tucho Fernández destaca como positivos:

«En Mí, Verbo encarnado, oh Esposa mía, ves y tocas el Amor, la Caridad y la Misericordia de Mí, Dios Único, y contemplas, pero no puedes comprender, sino en Mí, Verbo, oh Esposa mía, el Don de NOSOTROS TRINIDAD» (864)

«MIRANDO e él hemos podido tocar, ver en Él, Verbo encarnado, al Padre y, permaneciendo en él, al Espíritu, ver su actuar y, por tanto, hemos contemplado la acción de la TRINIDAD» (1420).

«…Jesús, Nuestro y Vuestro Señor y Dios […], la Misericordia Encarnada, el Rostro de la Trinidad Misericordia, su Palabra, Palabra, Palabra de la Trinidad, ¡Misericordia Infinita!» (1861).

Al fin y al cabo, todo el Misterio de Cristo es un don que tiene su última fuente en la Misericordia Trinitaria:

«¡Mi Encarnación es un don de la Misericordia Trinitaria!
¡Mi palabra es un don de la Misericordia Trinitaria
!
¡Mi Pasión es un DON de la Misericordia Trinitaria!
¡Mi Resurrección es un DON de Misericordia Trinitaria!
¡Yo soy la Misericordia
» (49)!

«Y el corazón de la Revelación es esto: Dios, Trinidad de Amor, Único Dios, Don que se dona en nuestra humanidad, en Jesús, camina con nosotros» (1098).

La paz se alcanza «Imitando este don que es la Misericordia» (ibid). La comunión trinitaria, a través de Cristo misericordioso, se refleja en nuestras relaciones fraternas y misericordiosas, y así se unifica toda la realidad. La vida de cada uno de nosotros alcanza su sentido en Cristo, que nos conduce a nuestra verdadera identidad, que es trinitaria. Por eso, el Sr. Genovese, contemplado a Cristo, puede decir: «Yo podía ver, incluso, mi rostro reflejado en Él» (1103).

«Eres Tú quien Me miras, Me atraes a Ti y, tomando Mi rostro cabizbajo, lo levantas hacia el Tuyo y me dices que te fije en el corazón; Tu Corazón, donde palpita el Amor que Tú tienes para Mí, para que yo ahonde mi oído en aquel palpitar eterno y pueda apoyar serenamente mi cabeza. Y de nuevo, levantas Mi Rostro para que mire a Tu Rostro. En Ti, Jesús hombre, que eres Dios, el Rostro mismo de la Trinidad Misericordia, para que, mirándote en los ojos, pueda verdaderamente Confiar en Ti, Señor Mío y Dios Mío. Entonces, he aquí que, aunque pecador, puedo, en ti, levantar y fijar la Mirada sin miedo. A la Misericordia, al Infinito Amor Tuyo, Mi Único Dios, ¡Trinidad Impenetrable del Misterio Infinito de Amor en Ti mismo, como eres! Yo te amo y en Ti me siento hecho de nuevo y limpio de las mil inmundicias del pecado» (1331).

«Mi Hija, mi Esposa, a ti te he dado, en el Abismo de mi Caridad, de llevarnos a Nosotros Misericordia a toda Criatura. […] El Amor omnipotente pide a su criatura que le ayude a saciar la sed de todo hombre con el Agua que da la Vida. Esta es Mi Iglesia, en la que Nosotros Misericordia, nos hacemos Luz y Agua para la Vida que nunca muere» (472).

Puntos a aclarar

El cardenal prefecto de Doctrina de la Fe reconoce que «no es nunca fácil expresarse con precisión sobre el misterio de la Santísima Trinidad».

Con respecto a los escritos, de hecho, la cuestión más compleja, en referencia sobre todo a los del primer periodo, es el uso impreciso del plural trinitario (Nosotros), para referirse al misterio de la encarnación y otras expresiones similares:

(A) «Nosotros Misericordia […] nos hemos encarnado» (541).

(B) «Padre, Hijo y Espíritu […] nos encarnamos en la Mujer» (622).

(C) «En el Rostro del Hijo tomaremos vuestra humanidad» (150).

(D) «Por el don de tu Encarnación, Pasión, Muerte y Resurrección, Santísima Trinidad, Misericordia Infinita, yo confío y espero en ti» (780).

«Queda claro que tales expresiones no son aceptables y debe evitarse su difusión, ya que pueden interpretarse fácilmente de forma contraria a la fe católica. No se trata de imputar errores en todos los escritos del Sr. Genovese. De hecho, en muchos de ellos, sobre todo en aquellos sucesivos, encontramos aclaraciones que nos conducen hacia la interpretación correcta», resalta Víctor Manuel Fernández.

Otro que ejemplo que comenta el cardenal es el siguiente: «“Por el Don de tu Encarnación, Pasión, Muerte y resurrección”, dicho con la mirada vuelta hacia el Verbo […] de frente al Misterio de Dios, Uno y Trino, que se revela, y finalmente, en virtud de esto, la Acción de gracias y de alabanza a Dios, de quien es el Don: “Santísima Trinidad, Misericordia Infinita, yo confío y espero en Ti”» (1412).

Sobre ese texto, Víctor Manuel Fernández resalta que «la primera parte de la frase, pues, se dirige solo al Verbo que se encarna, mientras que la segunda parte se dirige a toda la Trinidad que se revela en el Verbo encarnado. Así “la Trinidad que se encarna” quiere decir simplemente: “La Trinidad que se manifiesta en el Hijo encarnado”.

Por último, en el caso de que se diesen mensajes futuros del Sr. Geneovese, el Dicasterio señala que antes de ser difundidos o publicados, deberán ser evaluados por el obispo diocesano, en diálogo con Doctrina de la Fe.

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