El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha celebrado esta mañana la Misa en la catedral de la Almudena en el vigésimo aniversario del atentado terrorista del 11-M.
A la Misa celebrada por el arzobispo, han acudido las principales autoridades políticas de Madrid, como la presidenta de la Comunidad de Madrid y el alcalde, y altos mandos policiales y militares.
En su homilía, el cardenal Cobo ha recordado que los 193 fallecidos en aquella masacre «no son números. No son estadísticas. Son vidas humanas que quedaron segadas de golpe. Individuales, singularísimas, únicas, irrepetibles, todas especiales. Los fallecidos eran hombres y mujeres, jóvenes y ancianos. Eran esposos, padres, madres, hermanas, hijos e hijas, amigos, vecinas, compañeros de clase o de trabajo».
A todas las víctimas de los atentados, el nuevo vicepresidente de la CEE ha mandado «el abrazo sentido y cariñoso de la Iglesia, el deseo de que vuestras heridas vayan pudiendo cicatrizar con consuelo, abrazos, medidas institucionales de apoyo efectivo, y la promesa esperanzada de nuestro Dios de que la muerte no tiene la última palabra».
«Recordar es un deber. Se lo debemos a quienes ya no están. Y nos lo debemos a nosotros mismos como sociedad. Debemos recordar a las víctimas que siguen vivas en nuestra memoria y pedir para ellas el abrazo de Dios», ha agregado el purpurado.
José Cobo ha señalado que «los pueblos que olvidan su pasado están condenados a repetirlo». Monseñor Cobo ha subrayado que «la mirada al pasado no ha de ser una mirada que se quede atrapada por la dureza inexorable de los hechos. Tampoco una mirada interesada al servicio de la propia ideología. Si miramos al pasado, es para aprender de nuestros errores, para no volver a repetirlos. Y para poner en valor nuestros aciertos y logros, para cuidarlos como el bien delicado que son».
El arzobispo de Madrid ha criticado que «el terrorismo, el recurso a la violencia, es una forma equivocada y llamada a fracasar para afrontar los conflictos. Es una forma indecente e inhumana».
Por último, el cardenal Cobo ha querido trasladar también un mensaje de esperanza al asegurar que «la gente de paz tendrá más fuerza que la gente violenta. Esa es la paradójica fuerza que se realiza en la debilidad. Que el amor al prójimo tendrá más fuerza que la indiferencia y el desprecio. Que la justicia, entrelazada con la misericordia, se acabará imponiendo».
«La esperanza se basa no solo en esta historia de tejas abajo. Es virtud teologal. Por eso es también, sobre todo, la esperanza en que la muerte no tiene la última palabra», apostilló Cobo.