Carta abierta a los obispos sobre ‘La Sacristía de la Vendée’

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  1. Las declaraciones de los sacerdotes de las que se han hecho eco los medios han sido sacadas de contexto y malinterpretadas por los dos medios de referencia del progresismo eclesial en España: Vida Nueva y Religión digital. Su fin no ha sido otro que filtrarlas, desfiguradas, a los medios de comunicación para coordinar una campaña de difamación contra dichos sacerdotes y así anularlos, porque carecen del menor argumento contra las verdades de fe, de razón y de evidencia empírica, que ellos proclaman en cada una de sus intervenciones. En ninguno de los distintos programas de dicho canal, que no tienen más que un fin formativo, se ha negado una sola verdad de la fe católica. Lo que sí es una práctica habitual de Vida Nueva y Religión digital desde hace décadas. Gracias a que todo queda registrado en la gran hemeroteca que es internet, ustedes mismos pueden comprobar, además, cómo dichos medios no ahorraron en lanzar críticas y calumnias contra Juan Pablo II y Benedicto XVI.
  2. Se ha convertido en una práctica habitual durante el pontificado de Francisco, que sacerdotes, religiosos, obispos y cardenales realicen declaraciones públicas contra el milenario depósito de la fe. No tomándose medida disciplinar alguna contra los que las han proferido. Tengan esto presente a la hora de amenazar con sanciones a unos sacerdotes cuyo único pecado consiste en no encajar con el «relato» dominante del actual pontificado en curso. Situación que a ellos no les ocurría con el pontificado del papa anterior.
  3. Son miles los fieles del amplio mundo de habla española, los que están recibiendo una gran ayuda del canal de la Sacristía de la Vendée, de ahí que no dejen de crecer en suscriptores y visualizaciones sus programas. Caso único dentro del minúsculo y, por otra parte, carísimo espectro de los medios de comunicación de la Iglesia en España. Gracias a la labor de estos sacerdotes, gran número de personas han recuperado la fe y la práctica cristiana, o no la han abandonado cuando estaban a punto de hacerlo, viendo, con sumo dolor, la profundísima crisis en la que se haya hundida la Iglesia contemporánea.
  4. Muchísimos sacerdotes encuentran en dicho canal una fuerza para no caer en la tentación del desánimo y la desesperación, pues son ellos los que más sufren la animadversión del mundo, la indiferencia de algunos de sus feligreses y, el abandono de sus propios obispos. Por otra parte, aprenden mucho debido a la notable formación que sus hermanos sacerdotes les proporcionan en sus intervenciones.
  5. Ustedes, queridos obispos, en cada una sus diócesis son perfectamente conocedores: i) de los sacerdotes que practican habitualmente la homosexualidad, y no toman medidas contra ellos; ii) de los sacerdotes que no enseñan, sino que deforman, la doctrina de la Iglesia, y no toman medidas contra ellos; iii) de los sacerdotes que manipulan sacrílegamente la sagrada liturgia, y no toman medidas contra ellos. Cada vez somos más los fieles que observamos con enorme sufrimiento la escandalosa doble vara de medir episcopal.