Munilla pide prohibir la pornografía en su integridad: «Mata el amor»

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El obispo de Orihuela-Alicante, José Ignacio Munilla, ha compartido este Miércoles de Ceniza una reflexión que trata de ser «una llamada a luchar por la libertad y por el amor en nuestra vida y en nuestra sociedad».

Bajo el título de ¿Frontera a los 18? El porno mata, el obispo de Orihuela-Alicante habla sobre la pandemia silenciosa de la pornografía.

Munilla comienza haciendo alusión a la medida planteada por el gobierno de Pedro Sánchez y que ya adoptó Meloni en Italia de prohibir el acceso a estos contenidos a los menores. «¿Creemos, de verdad, que esta iniciativa es un mensaje moral nítido dirigido a nuestros jóvenes? O, por el contrario, ¿se trata únicamente de un mero obstáculo técnico que entorpece el acceso de los jóvenes a unos contenidos que son de consumo generalizado para los adultos?», pregunta el ex obispo de San Sebastián.

Munilla se pregunta «¿qué autoridad podemos tener ante un adolescente para decirle que tiene vetado el acceso a unos contenidos a los que acceden libremente los adultos?» El obispo responde diciendo que «básicamente, es la misma autoridad moral que pueda tener un padre, consumidor de marihuana, cuando prohíbe a su hijo fumar canutos».

Ir al problema de raíz

Para José Ignacio Munilla, la vulnerabilidad de este proyecto gubernamental «está en que no aborda el problema de raíz». Munilla lanza otra batería de preguntas: «¿No había anunciado el Partido Socialista su decisión de prohibir la prostitución en España? ¿Acaso la pornografía no es una forma de prostitución, con el agravante de que los ‘clientes’ son multitud? ¿Por qué no atreverse, entonces, a prohibir la pornografía en su integridad? ¿No decíamos que el motivo para prohibir la prostitución es la defensa de la dignidad de la mujer?»

El prelado vasco defiende que «desde el punto de vista tecnológico, es más viable una prohibición total que un veto parcial, como lo demuestran los bloqueos impuestos en internet tras la invasión de Ucrania, por ambos bandos».

«Lo cierto es que el problema moral es muy grave y está muy extendido», señala Munilla. Afirma que a consecuencia de la pornografía, «la dignidad de la mujer es despreciada y vejada abiertamente, al igual que la del hombre». También apunta a «los daños en el seno del matrimonio » que «son muy grandes, ya que la pornografía distorsiona completamente la vivencia de la sexualidad».

«¡El porno mata el amor! Más aún, con el paso del tiempo nos estamos dando cuenta de que cuando desgajamos el amor del sexo, este último se convierte en una droga con poder adictivo», advierte el obispo.

«Porno, fútbol y cerveza»

Llegados a este punto, Munilla pregunta «¿por qué no se combate con decisión está pandemia de la pornografía, tan extendida en nuestra sociedad, con consecuencias tan nocivas?» Para el obispo de Orihuela-Alicante hemos pasado «del ‘pan y circo’ de los romanos al ‘porno, fútbol y cerveza’».

Munilla subraya que «la esclavitud más consolidada es la que consigue que los esclavos sientan placer en serlo. ¡Y en esas estamos! Por cierto, aprovecho la oportunidad para compartir mis sospechas, por el hecho de que el anuncio del Gobierno español de perseguir la prostitución, no se esté concretando con el paso del tiempo».

«En resumen, la frontera entre el bien y el mal no está en la mayoría de edad. Eso que es radicalmente malo para el adolescente, lo es igualmente para los adultos. La prohibición a los menores del acceso a la pornografía tiene, ciertamente, razones añadidas; pero el mayor reto global de nuestra cultura es APRENDER A AMAR, de forma que consigamos invertir la tendencia hacia la destrucción del matrimonio y la familia, en la que estamos inmersos», expone el obispo.

Concluye su reflexión recordando que «amar es dar lo que no se puede comprar ni vender; es darse uno mismo. Pero para poder ‘darse’, primero es necesario ‘poseerse’; es decir, ser dueños de nosotros mismos».