Condenan a prisión a un sacerdote por “corrupción de menores” en un seminario menor romano

Gabriele Martinelli Gabriele Martinelli
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El Tribunal de Apelación del Vaticano revocó este martes una sentencia emitida en primer grado y condenó por abusos sexuales a dos años y seis meses de prisión al padre Gabriele Martinelli en una sentencia histórica.

El Tribunal de Apelación del Estado de la Ciudad del Vaticano, Arellano Cedillo, declaró culpable de seducción a una menor al sacerdote Gabriele Martinelli, de 31 años, exalumno del seminario menor San Pío X.

Los hechos relevantes para la condena ocurrieron en el seminario entre el 9 de agosto de 2008 y el 19 de marzo de 2009. El menor en cuestión participó en el proceso penal como demandante civil. El tribunal condenó a Martinelli a una pena de prisión de dos años y seis meses y una multa de 1.000 euros, pero declaró inadmisible la demanda de indemnización presentada por el demandante civil.

En cambio, como en la sentencia de primera instancia, el sacerdote de Como fue declarado no procesado por los delitos que se le imputaban hasta el 2 de agosto de 2008, ya que él mismo aún no tenía 16 años en ese momento. También fue absuelto de las acusaciones de violación y fornicación con su compañero LG, que era unos meses menor que él y que actuaba como demandante civil, por falta de pruebas. El recurso de apelación contra la sentencia de primera instancia fue interpuesto por el abogado de la iglesia vaticana Roberto Zannotti y la demandante civil, la abogada Laura Sgrò.

En primera instancia, Martinelli fue absuelto de todos los cargos por el tribunal del Vaticano el 6 de octubre de 2021 tras casi un año de negociaciones por falta de pruebas. También fue absuelto el ex rector del seminario masculino, que estuvo ubicado en el Vaticano hasta 2021. Enrico Radice, de 72 años, fue acusado de complicidad. Ambos sacerdotes están incardinados en la diócesis de Como, que administraba el instituto a través de la “Opera don Folci”. Allí vivían niños que estaban abiertos al sacerdocio y ayudaban como monaguillos en las celebraciones en la Basílica de San Pedro y asistían a clases en una escuela cercana.