La policía australiana entró el pasado lunes en la antigua casa del ex obispo de Broome Christopher Saunders.
Según varios medios australianos, detectives especializados en crímenes relacionados con abuso infantil registraron una casa propiedad de la Iglesia Católica en el norte de Washington en medio de una investigación de larga duración sobre acusaciones de agresión sexual contra este obispo.
Estos medios señalan que los detectives del Equipo de Abuso Infantil han liberado sin cargos al ex obispo católico Christopher Saunders después de hablar con él en relación con supuestos delitos de abuso sexual sobre los que ya fue investigado.
El obispo fue noticia internacional el año pasado después de que un informe independiente encargado por el Vaticano lo describiera como un depredador sexual.
A principios de 2020 se inició una investigación sobre el obispo con acusaciones de conducta sexual inapropiada contra el clérigo. La policía pasó más de un año investigando, pero cerró el expediente en mayo de 2021 sin presentar cargos.
El obispo renunció a su cargo como obispo de Broome en 2021, pero permaneció en la ciudad de Kimberley hasta hace poco, después de que el caso volvió a ser noticia con la filtración de una investigación independiente del Vaticano que alegaba que probablemente se habían producido cuatro actos sexuales y que otros 67 jóvenes podrían haber sido sometidos a conductas sexuales o de acicalamiento. Desde entonces, niega enérgicamente las acusaciones.
El informe filtrado del Vaticano
El pasado mes de septiembre, el medio 7News obtuvo una copia del informe final que se entregó al Vaticano. El impactante informe de 200 páginas afirma que que el ex obispo de Broome probablemente agredió sexualmente a cuatro jóvenes mientras potencialmente preparaba a otros 67. El informe también asegura que Christopher Saunders, de 73 años, gastó cientos de miles de dólares en fondos de la Iglesia y de caridad para preparar a los jóvenes.
El informe se completó en abril y se envió a Roma; sin embargo, no se tomó ninguna decisión sobre su futuro. El citado informe asegura que “los testigos han descrito al obispo de diversas formas como… un depredador sexual que busca aprovecharse de hombres y niños aborígenes vulnerables”.
Los presuntos delitos se remontan a 50 años atrás, cuando Saunders fue recién ordenado y trabajaba como sacerdote en Sydney.
El informe afirma que desarrolló un “modus operandi” para preparar a jóvenes aborígenes vulnerables ofreciéndoles alcohol, dinero en efectivo, teléfonos, crédito telefónico, hoteles, viajes en avión y en autobús. También se alega que Saunders tenía cinco cuentas bancarias, que en algún momento tenían un total de 3 millones de dólares. La caja fuerte de la cancillería contenía 80.000 dólares en efectivo.
También coleccionó varias armas, compró un barco por valor de 70.000 dólares y varios coches. La investigación fue dirigida por dos ex detectives de la policía de WA con 60 años de servicio entre ellos. Identificaron un total de 102 testigos y 30 fueron entrevistados formalmente.
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