Nada bien le ha sentado a Georg Bätzing la carta que envió el arzobispo Gadecki, presidente del episcopado polaco, al Papa Francisco quejándose de la deriva de la Iglesia en Alemania.
Bátzing se cree con poderes absolutos para hacer y deshacer lo que le venga en gana con la Iglesia en Alemania. Gobierna la Iglesia católica germana como si de su chiringuito particular se tratase olvidándose que la Iglesia en Alemania es parte de un ente global, católico, que es la Iglesia fundada por Jesucristo.
Es por ello que el obispo alemán ha saltado al cuello del presidente de la Conferencia Episcopal de Polonia quien en una carta enviada a mediados de noviembre al Papa Francisco criticó varias decisiones del Camino Sinodal calificándolas de “extremadamente inaceptables y anticatólicas”. Los reformadores de la iglesia alemana aparentemente querían provocar una “revolución” que estuviera más “inspirada en ideologías liberales de izquierda” que en el evangelio, le escribió a Francisco.
En concreto, Gadecki condenó, entre otras cosas, las ceremonias de bendición para parejas del mismo sexo y los planes para permitir a los transexuales cambiar su nombre y sexo registrado en el registro bautismal.
La carta de Bätzing
Esta carta del arzobispo polaco ha desencadenado la respuesta de Bätzing. El diario de Varsovia «Rzeczpospolita» publicó el lunes una carta del obispo Georg Bätzing a su colega polaco, el arzobispo Stanislaw Gadecki. En la misiva, se queja de la carta de protesta de Gadecki al Papa Francisco contra las ideas centrales de reforma del camino sinodal de la Iglesia católica en Alemania.
Bätzing acusa a Gadecki de «comportamiento poco fraternal» en su carta escrita el 21 de noviembre. El líder del episcopado alemán acusa a su homólogo de hacer afirmaciones «falsas» al Papa sobre el proceso de reforma alemán.
El obispo de Limburgo escribió a Gadecki que rechaza tanto el enfoque del arzobispo como el tono de su carta y también la forma en que se presentan los hechos». En su carta, Bätzing preguntaba si el presidente de la conferencia episcopal de una determinada iglesia local tenía derecho a juzgar la catolicidad de otra iglesia local y su episcopado: «Permítanme dejar claro que considero la carta del arzobispo como una enorme excederse en su autoridad».
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Si tuviéramos un pontífice en condiciones, ya habría cesado a Bätzing y a más del 80% del episcopado alemán, pero al mantenerlos en sus puestos, el Papa Francisco se hace cómplice del cisma alemán.
Oremos para que Dios separe a Francisco de la cátedra de Pedro (cuya elección seguramente no fue cosa del Espíritu Santo sino de los partícipes de la mafia de San Gallo y de otros como ellos). Que Nuestro Señor se sirva de una enfermedad pulmonar o de lo que considere oportuno, pero que libre al mundo del peor papa de la historia de la Iglesia.
Sacerdote mariano, siempre contigo. ¡Como va a ser cosa del Espíritu Santo, que esté el Francisco-pachamama en el Vaticano. Obra del demonio
Hsce muy bien el polaco en poner en su sitio a los herejes alemanes. Ya que no lo hace quien debiera hacerlo, que lo hagan los que son fieles a la Iglesia.