Mons. Francisco Pérez: «La mundanidad provoca un vacío interior que a la postre pasa factura amarga»

Francisco Pérez González
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El arzobispo de Pamplona, monseñor Francisco Pérez González anima a los fieles en su última carta pastoral a vivir imitando la vida de los santos.

«Siempre es emocionante comprobar que la religiosidad popular hace más humana la relación personal y la alegría y el gozo se hace presente entre todos donde la fiesta se convierte en hermandad y fraternidad», escribe el prelado quien al mismo tiempo advierte que «los excesos festeros –en muchas ocasiones- producen malestar y todos denuncian que eso no va con la verdadera fiesta. Una fiesta verdadera no consiste en: “Pasárselo bien, comer mucho y beber”. Ésta es la fiesta pasajera y que proporciona vacío interior si sólo se sustenta en ello».

Monseñor Francisco Pérez afirma que «los santos han dado un salto de calidad y así lo expresan ellos mismos en sus testimonios y en sus escritos. La experiencia más profunda que realiza al ser humano es la conversión de lo caduco a lo infinito que Jesucristo nos propone».

Pérez González hace una interesante enumeración de aquellas cosas que no nos conducen a la felicidad: «No son los afanes de este mundo que pasan tan pronto como la niebla de la mañana; no son las ataduras a la falaz y engañosa diversión que una vez acabada deja un sinsabor de amargura; no son los apetitos pasionales que prometan una felicidad aparente pero no real; no son las promesas de las propuestas interesadas de paraísos inexistentes que lo único que producen es hastío de la vida; no son los jolgorios desatados que a lo único que conducen es a la desolación; no son las modas donde la droga se convierte como en un talismán que satisface los deseo de felicidad; no son las vanas relaciones que se aprovechan del otro como si de un objeto se tratara. La mundanidad provoca un vacío interior que a la postre pasa factura amarga».

Es por ello que el arzobispo remarca que «los santos han sido sabios cuando han pasado de una forma de vivir a otra que colma el corazón y la existencia». Francisco Pérez asegura que «es impresionante observar que la vida de los santos nunca pasa de moda porque llevan una luz que nadie la puede apagar. Pasan los siglos y los seguimos recordando».

En clave local, «pienso también en San Fermín que aún siendo del siglo segundo se le sigue recordando y mucha gente acude a su Capilla en Pamplona para rezar porque encuentran una paz y sosiego espiritual. Por mucho que la secularización se hace presente, la estela de luz que derraman los santos no deja impasibles a nadie. Es la fuerza de la santidad que Jesucristo nos ha proclamado y él mismo la ha vivido como signo de salvación», agrega el prelado.

El arzobispo navarro insiste en subrayar que «imitar y vivir al estilo de los santos nos hace revivir la alegría y la felicidad que sólo Dios nos puede conceder». Por ello, recuerda que «la santidad no es para las personas tristes y amargadas. Ni para los que se quejan continuamente de que todo les va mal. Tampoco para los que critican a quienes no son iguales a ellos. Es la alegría que impulsa a hacer siempre el bien y perdonar a todos. La alegría que lleva a trabajar por construir un mundo más justo y más fraterno donde se pueda vivir en paz. La alegría de sentir que Dios es nuestro Padre que nos comprende y ayuda siempre».