Arzobispo Vives: «Los humanos estamos causando un enorme daño a la tierra como resultado de la violencia que existe en nuestro corazón»

Joan Enric Vives Sicilia Joan Enric Vives Sicilia
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El arzobispo de Urgel, monseñor Joan Enric Vives, ha aprovechado en su reciente carta pastoral para sumarse al mensaje del Papa Francisco y pedir por la «conversión ecológica».

Con motivo de la celebración el próximo día 1 de septiembre de la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación, instituida por el Papa Francisco en 2015, Vives defiende que es «una oportunidad a cada creyente y a las comunidades cristianas para renovar su adhesión personal a la vocación de ser custodios de la Creación».

El Copríncipe de Andorra asegura que «durante este tiempo, los cristianos estamos llamados a orar unidos por la creación y a dar pasos eficaces en favor de su protección. La ecología no es sólo una necesidad de justicia y de supervivencia de los humanos, aunque también lo es. Para nosotros es una llamada enraizada en la experiencia cristiana, como enseña el Papa en su encíclica Laudato si’ (2015), que nos conviene releer y meditar. Es la experiencia de que el mundo no es fruto del azar, causalidad ciega o realidad sin sentido, sino que es la creación de Dios, Amor infinito, y que la sostiene, la ha asumido y la ha redimido».

El arzobispo lamenta que «los humanos estamos causando un enorme daño a la tierra como resultado de la violencia que existe en nuestro corazón, herido por el pecado, que se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, el agua, el aire y en los seres vivos (LS, 2)».

Joan Enric Vives sostiene que hay que «transformar nuestros corazones, asumiendo una conversión ecológica”. Para ello, «es necesario renovar nuestra relación con la creación, para que no la consideremos ya como un objeto del que nos aprovechamos, sino que nos convirtamos en custodios de un don sagrado del Creador».

El arzobispo de Urgel también pide a los cristianos que transformemos nuestros estilos de vida, «con menos residuos y menos consumos innecesarios, con mayor atención a los hábitos y decisiones económicas, haciendo un uso lo más moderado posible de los recursos, practicando la sobriedad, reciclando y apostando por productos y servicios ecológicos y socialmente responsables».

En último lugar, señala la necesidad de transformar las políticas públicas, poniendo fin a políticas que favorecen las riquezas escandalosas y condiciones de degradación contrarias a la justicia y a la paz, acumulando «deuda ecológica» de las naciones ricas. Es necesaria una transición rápida y equitativa para poner fin a los combustibles fósiles, frenar el calentamiento global y poner fin a la injusticia hacia los pobres y las generaciones futuras».