El ‘caso Rupnik’ o el fracaso de la ‘tolerancia cero’ del Papa Francisco

Francisco y Rupnik Francisco y Rupnik
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Francisco llegó al pontificado con el mandato tácito de limpiar los establos de Augias del abuso sexual en la Iglesia, y muy pronto anunció a bombo y platillo su política de ‘tolerancia cero’. Diez años después y los casos de McCarrick, Barros, Zanchetta y, ahora, Rupnik parecen indicar que la política en cuestión era poco más que una consigna retórica.

“Ante la reiterada negativa de Marko Rupnik a obedecer este mandato, lamentablemente sólo nos queda una solución: la renuncia a la Compañía de Jesús”, ha escrito en un comunicado el padre Johan Verschueren SJ. Marko Rupnik ha sido expulsado de la Compañía de Jesús, y la pregunta es por qué.

Es decir, por qué ha sido necesario llegar a eso. Después de todo, al artista jesuita se le halló culpable de un gravísimo crimen canónico que implica la excomunión latae sententia, una pena que ha bloqueado personalmente Francisco sin dar explicación alguna.

Pero hubiera sido sencillo suspenderle del ministerio sacerdotal desde Roma, en lugar de dejar en manos de los jesuitas la decisión de expulsarle ante la pasividad pontificia. ¿Por qué?

Porque lo cierto es que, desde que estalló el escándalo, Rupnik se ha venido comportando como hasta la fecha, ignorando olímpicamente todas las restricciones impuestas por la orden, actuando, en suma, convencido de que cuenta con el respaldo del Papa. Y, como decimos, desde Santa Marta podían detener esa conducta escandalosa de un plumazo, con la destitución del estado clerical. Pero Santa Marta le dio un veto absoluto.

El Papa ha llegado a lanzar en los últimos días previos a su ingreso hospitalarios señales que solo se pueden calificar de desconcertantes, como el vídeo enviado a la apertura del XVI Congreso Mariológico, en el que el Santo Padre llamaba la atención de la audiencia sobre un icono obra del jesuita condenado, pese a que el Papa sabe que Rupnik usaba sus obras de arte para manipular y seducir a sus víctimas.

Además, el órgano oficial del Vaticano online, Vatican News, sigue usando la obra de Rupnik para ilustrar sus textos, como hizo en el anuncio de la Fiesta de Pentecostés. ¿No hay en Roma imágenes de otros artistas con los que ilustrar los temas? ¿Hay que seguir pagando derechos de autor a Rupnik?

En este desconcertante asunto se repite un preocupante patrón que es difícil ignorar en este pontificado, entre lo que se dice y lo que se hace, que no consigue más que aumentar una confusión que está llegando a su paroxismo.

Los jesuitas expulsan a Rupnik de la Compañía de Jesús