La Asociación de sacerdotes católicos de los Estados Unidos (AUSCP) ha publicado una declaración este mes sobre los homosexuales en el sacerdocio que contradice la doctrina católica sobre la homosexualidad y pide revisarla.
El documento de la AUSCP, “Ser gay, ordenado, fiel a la Iglesia y apreciado por ella: ¿es posible en la Iglesia de hoy?”, es obra del Grupo de Trabajo de Apoyo Mutuo de la AUSCP y será votado en su próxima Asamblea Anual en junio. Si se aprueba, esta declaración se distribuirá a la prensa ya la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB). El equipo directivo de la AUSCP respaldó la declaración el 28 de marzo de este año.
¿Y qué contiene esta declaración? En ella se pide a los obispos que se pronuncien a favor de admitir hombres con atracción homosexual a la formación y ordenación sacramental, ofrecer “afirmación fraterna” a los homosexuales ya ordenados y llamar al «desarrollo continuo» de la enseñanza de la Iglesia sobre la sexualidad a la luz de los avances modernos en las ciencias.
La Iglesia siempre ha enseñado, desde el principio y en todas las fuentes de la tradición, incluidas las Escrituras, los Padres, los Concilios y los catecismos, que las actividades sexuales homosexuales son objetivamente pecaminosas y que las tendencias homosexuales profundamente arraigadas, aunque no pecaminosas, son desordenadas, lo que significa contrario a un fin natural. La persona humana que sufre de homosexualidad tiene un trastorno, al igual que otros trastornos espirituales o psicológicos. Esta persona humana es una creación amada de Dios y debe ser tratada con el amor debido a los demás hombres, pero de ninguna manera se puede llamar “orden” al desorden, ni se pueden apoyar, afirmar o aprobar los actos pecaminosos que de él se derivan. .
Además, el documento de 2005 ‘Instrucción sobre los criterios para el discernimiento de las vocaciones en relación con las personas con tendencias homosexuales con vistas a su admisión al seminario y al orden sacerdotal’ prevé que “este Dicasterio, de acuerdo con la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, cree necesario dejar claro que la Iglesia, respetando profundamente a las personas en cuestión, no puede admitir en el seminario o a las órdenes sagradas quienes practican la homosexualidad, presentan tendencias homosexuales arraigadas o apoyan la llamada ‘cultura gay».