La noticia de los abusos cometidos por el jesuita español, Alfonso Pedrajas, ha sacudido con fuerza a la Iglesia en Bolivia.
Tras la petición de perdón de los jesuitas del país, la Conferencia Episcopal de Bolivia ha emitido un comunicado para mostrar sus repulsa contra los hechos denunciados. Los obispos bolivianos manifiestan que, «de acuerdo con el Derecho Canónico, toda denuncia es investigada por el Dicasterio para la Doctrina de la fe, a través de la instancia a la que pertenece el denunciado, en este caso la Compañía de Jesús».
«La Iglesia Católica, desde el Papa Francisco, ha comprometido “tolerancia cero” frente a los abusos sexuales de menores de edad y personas vulnerables, así como trabajar decididamente en la prevención, creando ambientes seguros, que eviten que sigan ocurriendo casos, dentro y fuera de la Iglesia», se lee en la nota.
La Conferencia Episcopal del país muestra su condena a estas acciones y se solidariza «con las víctimas que han sufrido hechos de abuso sexual, les pedimos perdón, y les manifestamos que compartimos su sufrimiento y decepción por estos graves hechos que han marcado sus vidas y han sido causa de profundo dolor. Nos comprometemos a brindarles apoyo, reafirmando nuestro compromiso fraterno de escucha y acompañamiento».
«Cabe también mencionar que la normativa canónica de la Iglesia Católica no reemplaza la normativa civil del Estado», agregan en el comunicado, por lo que confirman su voluntad de cooperar con las autoridades civiles «en la búsqueda del buen y mejor cuidado de niños, adolescentes y jóvenes».
Añade la Conferencia Episcopal que «comprometemos nuestros buenos oficios para que la investigación se lleve en el marco de la transparencia e imparcialidad, esperando que el tema no se politice, como hemos visto que sucedió en algunas declaraciones sobre el tema.»
Los Jesuitas de Bolivia piden perdón por abusos cometidos por un misionero español
Ayuda a Infovaticana a seguir informando
Es altamente conveniente no politizar el tema. Como lo es poner el énfasis en la prevención, evitando que accedan a los seminarios hombres de tendencias objetivamente desordenadas.
Es también conveniente recordar que el pecado es un acto personal, cuya responsabilidad es exclusiva de quien lo comete o de quienes cooperaron a ello.
Es también conveniente que la Iglesia, como tal, no tiene que pedir perdón por nada porque toda ella es Santa.
Conviene identificar rápidamente el veneno malévolo de quien quiere que olvidemos la santidad de la Iglesia invocando «el perdón por los pecados ajenos».
El primer politizado era el «Padre Pica», que vendió su vocación cristiana por una militancia marxista bajo la que escondía su vida de depredador. Y los segundos politizados han sido sus encubridores: la Teología de la Liberación, la Compañía de Jesús y la Conferencia Episcopal Boliviana que hasta ayer han exaltado la oscura figura de Alfonso Pedrajas SJ como «resistente» y activista de la justicia social y los derechos humanos.
Los encubridores, de haberlos, como los perpetradores de cualquier pecado o delito, también son personas individuales y responsables de sus actos y/o omisiones.