Las redes sociales, ¿son buenas o malas? Seguramente lo más correcto sea decir que en si mismas son neutras. Todo dependerá del uso que le demos nosotros.
Durante estos años hemos visto como numerosos sacerdotes y religiosos se han sumergido en el mundo digital a través de las redes sociales. Unos para evangelizar y otros para escandalizar y dedicarse a cosas mundanas.
Un ejemplo de valiente evangelización es la que hace la prelatura de Moyobamba, en Perú. A través de su cuenta de Instagram, suben pequeños vídeos de trozos de homilías de sus vicarios y del obispo, que son españoles.
Especialmente llamativas por su claridad y valentía, son las predicaciones que cuelgan del padre Jaime Ruiz del Castillo. Madrileño y ordenado sacerdote en Toledo, ejerce de vicario general de la prelatura de Moyobamba.
En uno de sus vídeos más virales, el padre Jaime Ruiz afirma que «misericordia no es lo que dicen ahora algunos pastores de que se puede comulgar en pecado mortal. Eso no lo puede decir ni el Papa ni un ángel vestido de luz porque es palabra de Dios… quien coma el Cuerpo de Cristo indignamente, come su propia condenación. Lo diga quien lo diga, porque ahora hay pastores que lo dicen y darán cuentas a Dios y se irán al infierno si no se convierten por llevar a las ovejas a la perdición».
En otra de sus intervenciones recomienda pedir perdón por los pecados del presente, de nuestra sociedad. «Nuestra generación está cometiendo pecados más graves que nunca», afirma el sacerdote. «Aunque algunos de los pecados de ahora siempre han ocurrido, como la sodomía o la homosexualidad practicada, ahora se dice que eso está bien». «Siempre se han cometido abortos, pero nunca en el número de los que se cometen hoy (70 millones al año), pero ahora se dice que está bien, que es un derecho de la mujer», denuncia el vicario de Moyobamba quien asegura que «nuestra generación se ha rebelado contra Dios y merece un castigo… y la pandemia es poca cosa».
Jaime Ruiz defiende en otra de sus homilías no dejarnos robar el símbolo y el significado del arco iris. «Resulta diabólico que estos signos tan divinos se usen hoy para reivindicar elementos que van contra la ley de Dios. Hoy se toma el arco iris como un signo del lobby gay, que va contra la ley natural y la ley de Dios. Que no nos lo dejemos robar porque el arco iris no es ni más ni menos que el signo de la misericordia de Dios con nosotros», sentencia el sacerdote español.