El arzobispo de Kansas, Joseph Naumann, se ha unido al obispo de Springfield, Thomas Paprocki, en sus críticas al ‘herético’ neocardenal y obispo de San Diego, Robert McElroy.
Esto ya no hay quien lo pare. Cuando el obispo de Springfield, en Illinois, Thomas Paprocki atacó un artículo del neocardenal Robert McElroy publicado en la revista jesuita America, donde defendía la comunión para homosexuales activos no arrepentidos, encendió una hoguera que no parece próxima a extinguirse.
El obispo ha vuelto a reafirmarse en su opinión, y a él se suman otros de su colegas, entre ellos el arzobispo de Kansas, Joseph Naumann.
McElroy promovió «un error muy grave y peligroso» al sugerir que «la Iglesia durante 2000 años ha exagerado la importancia de su enseñanza moral sexual» y que la llamada «inclusión radical reemplaza la fidelidad doctrinal», ha declarado en la cadena EWTN el de Kansas.
“La columna fue escrita originalmente para la gente de mi archidiócesis”, explicó Naumann. “Tengo la responsabilidad de protegerlos de la confusión sobre estas enseñanzas básicas”. Y añadió:
“Creo que tenemos que ser muy claros en esto, porque sin esa claridad, nuestros jóvenes, en particular, son vulnerables a caer en esta confusión de que esta inmoralidad sexual no es tan dañina. Y es extremadamente dañino”, dijo. “No me gusta corregir a otro obispo o ciertamente a un cardenal sobre esto, pero creo que hay mucho en juego para guardar silencio sobre esto”.
Por su parte, Paprocki, doctor en Derecho Canónico y presidente electo del Comité de Gobierno de la Iglesia de la Conferencia Episcopal, reafirmó que excluir a los pecadores mortales de la Comunión es un mandato de revelación divina.
La idea de que alguien pueda recibir la Eucaristía en estado de pecado mortal viola “la Palabra de Dios”, dijo, señalando la amonestación de San Pablo en la Primera Carta a los Corintios. “Ahora, consideramos que quien recibe la Sagrada Comunión consciente de estar en pecado mortal está cometiendo un sacrilegio”, dijo el obispo. La comunión sacrílega, advirtió, agrava un pecado mortal “al crear otro pecado”.
“Por tantos, la sugerencia que se presenta aquí de que no debemos prestar atención a toda esa cuestión sobre el arrepentimiento antes de recibir la Sagrada Comunión equivale a rechazar lo que ha formado parte de la enseñanza de la Iglesia durante los últimos dos mil años desde San Pablo”. Y la Iglesia, recordó Paprocki, no tiene poder alguno para modificar la doctrina de la era apostólica.
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Excelente, está despertando la Iglesia. Necesitamos más Obispos y Cardenales profetas con el espíritu de Elías
Dios bendiga y proteja a todos los consagrados que hablan la verdad y defienden la doctrina bimilenaria de la Iglesia… No sòlo por este tema en particular, sino porque los que cuestionan la doctrina catòlica de dos mil años estàn proponiendo que la Iglesia se equivocò, que la Iglesia catòlica no cuenta realmente con la iluminaciòn del Espìritu Santo.. De ahì a derrumbar toda la doctrina catòlica solo hay un breve paso.