El cardenal Osoro prepara su jubilación y su piso de lujo

La declaración de Julio Lage, el hombre al que Osoro entregó la economía de la diócesis de Madrid, clave en el caso de las Fundaciones
|

La Comunidad de Lanceros ha tenido información de los preparativos de la jubilación del arzobispo de Madrid, cardenal Carlos Osoro ante la próxima, que no inminente, jubilación.

A tenor de la obras que se están realizando en el doble piso, no vamos a llamarlo dúplex, de una céntrica calle de Madrid, con vistas al Palacio Real y pegado, bien pegado, al Teatro Real. A un brazo de la Taberna del Alabardero dónde su amigo Lezama le dará bien de comer. En pleno Madrid de los Austrias. Un cuarto piso, con vistas al Palacio Real, soleado,  aireado, techos altos, suelo de madera de lujo, domótico cien por cien, y con un número considerable de balcones a la calle. 

Advertimos a nuestros lectores que para evitar escarches, concentraciones y manifestaciones a la puerta del piso de lujo donde va a ir a vivir su Eminencia no vamos a facilitar la dirección exacta de la calle y del portal. No vaya a ser que a alguien se le ocurra recordar lo que Osoro hizo con Rouco y aparezcan cuatro exaltados en la puerta de su nueva casa pidiendo a Osoro que aclare el escándalo de las Fundaciones. Advertimos, para los malintencionados, que el piso de lujo al que va a ir a vivir Osoro no pertenece a ninguna de esas Fundaciones. 

Según nos han informado varios corresponsales de la Comunidad de Lanceros, el piso al que va a ir a vivir Osoro cuando se jubile, cuyas obras de acondicionamiento están avanzadas, pertenecía a un benemérito sacerdote de la archidiócesis de Madrid, querido por todo el clero, admirado por todas las instituciones públicas, don Antonio Astillero, el gran artífice de la construcción de la Catedral de la Almudena. Don Antonio Astillero ha dejado toda su herencia familiar, que no es poca, a la archidiócesis. Entre sus propiedades está un doble piso en el que el benemérito sacerdote vivía con sus familiares directos. Un piso de más de cuatrocientos metros cuadrados que pronto ocupará Osoro, él solito, todo para él. 

Si alguno de nuestros lectores pensó que Osoro se iba a ir de Madrid una vez jubilado, se equivoca. Por mucho que echara en cara a Rouco que se quedara a vivir en un piso de la diócesis, Osoro sigue los mismos pasos e incluso los supera en superficie útil. Esperamos que todos aquellos que se quejaban de que Rouco se quedara en Madrid protesten ahora que Osoro se está preparando una humilde morada. 

Como han comprobado varios vecinos, las obras del piso que alojará a su Eminencia van a buen ritmo. Se espera que concluyan en este mes de marzo no vaya a ser que se precipite la aceptación de la renuncia, algo que parece improbable. También hay que aclarar que el piso no necesitaba más que una mano de pintura y alguna actualización. Con el añadido de algunos caprichitos de última hora, que para eso el arzobispo es el que va a pasar allí sus días.  

Osoro se quedará por tanto en Madrid. Nada de volverse a su tierra de Cantabria donde también tiene preparadas algunas propiedades “familiares”, o eso dicen, en Santander y en Suances. A las que hay que añadir las habitaciones destinadas a su Eminencia en la Residencia en Suances del P. Ángel. 

Como pueden comprobar nuestros lectores, un plan de jubilación a la medida del cardenal Osoro y de sus megalomanías. 

Diego Lanzas