Benedicto XVI comprendió la inseparabilidad de la fe creía, orada y vivida y ha resaltado los daños que causan los protagonismo y autorreferencialidades inútiles.
El pontificado de Benedicto XVI permanecerá en la historia porque un teólogo culto y refinado, ciertamente el más significativo del siglo XX, ha contribuido a una reflexión más seria y, diría, definitiva sobre la Liturgia y sus consecuencias en la vida de la Iglesia. Como protagonista y sumo intérprete del Concilio Vaticano II y sus documentos, maduró la profunda convicción de que «la liturgia es cumbre y fuente de la vida eclesial» (Sacrosanctum Concilium, 10). Esta convicción fue creciendo cada vez más en los años de madurez y de su continua reflexión teológica. Escribió que de la Liturgia depende el destino de la Iglesia: «Si la Iglesia será o no será, depende de la Liturgia»; es decir, su presencia significativa dependerá de cómo la Iglesia habrá vivido esta relación vital con su lex orandi.
Como teólogo, su poderosa reflexión sobre la lex credendi se entrelazó con una reflexión no menos significativa sobre la lex orandi de la Iglesia. Como Pastor de la Iglesia universal convirtió su pontificado en una Liturgia continua, tanto en las celebraciones litúrgicas como tales, como también en los distintos momentos en los que su persona, con palabras y gestos, estaba llamada a anunciar y testimoniar la fe de la Iglesia.
Su Magisterio ha estado permeado por la Liturgia celebrada y explicada como los antiguos Padres de la Iglesia, que convertían cada una de sus celebraciones en una mistagogía viviente para iniciar y formar a la fe a innumerables generaciones de cristianos.
Benedicto XVI comprendió la inseparabilidad de la fe creía, orada y vivida y ha intentado hacernos comprender que cuanto significativamente se explica la fe, en línea con la perenne Tradición de la Iglesia, más correcta y fuertemente se cree en ella.
Convertido en Pontífice y Pastor universal de la Iglesia, Benedicto XVI recordó a la Iglesia la belleza, la centralidad y la sacralidad de la Liturgia en la vida cristiana, en especial en la de los sacerdotes, una centralidad que es Presencia, que habla de Otro, del verdadero Protagonista de la acción litúrgica, que habla del verdadero centro de la Iglesia y de su Liturgia, que es Cristo, Dios encarnado, Dios presente en medio de nosotros, no en el hombre o la comunidad.
Una realidad vivida
Benedicto XVI se acercaba a la Liturgia con asombro, profundo respeto y sentido de lo sagrado, haciendo percibir que el suyo era un encuentro real y verdadero con Dios, con la Persona de Cristo. Quienes participaban en sus celebraciones percibían esta experiencia que él vivía y era capaz de transmitir también a miles de personas presentes en la Basílica de San Pedro o en las plazas, estadios o parques. Cuando celebraba hacía comprender que el encuentro no se realizaba en ese momento con su persona, sino con la persona de Cristo. He aquí por qué todas sus liturgias, pero también cualquier momento extra litúrgico, expresaba siempre este encuentro y esta mentalidad de paulina memoria. «Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por Jesús» (2 Cor 4,5). Podemos serenamente afirmar que su obra evangelizadora ha sido profundamente teocéntrica, cristocéntrica y pneumocéntrica. Porque para Benedicto XVI la Liturgia es también participación a la oración de Cristo, dirigida al Padre en el Espíritu Santo; en ella, cada oración cristiana encuentra su término (CIC 1073). La Liturgia realiza y manifiesta a la Iglesia como signo visible de la comunión de Dios y de los hombres por medio de Cristo (CIC 1071). Cristo en el centro de su acción apostólica. Cristo en el centro de la Liturgia. Cristo en el centro de la vida.
Dirigidos hacia Él
Haber pedido que el crucifijo se sitúa en el centro de los altares, sobre todo esos versus populum, quiso resaltar esa centralidad esencial para la vida de la Iglesia y para el culto del Señor. Es una centralidad que, para Benedicto XVI, pertenece a nuestra esencia de cristianos en cuanto a bautizados. «Para mí vivir es Cristo», afirma san Pablo, porque en el origen del acto de fe hay un Encuentro, la adhesión a una Persona, la de Cristo. Benedicto XVI nos ha advertido sobre el riesgo de olvidarnos de esta centralidad fundamental y operante del primado de Dios, cuando celebramos como si Él no existiera, como si no estuviera, cuando celebramos nosotros mismos o la comunidad o el celebrante. La experiencia de estos años posconciliares ha puesto en evidencia los daños de una Iglesia y de una Liturgia autorreferenciales. Por el contrario, la dimensión cultual y cultural de la Liturgia católica está profundamente centralizada y orientada, dimensiones que hay que recuperar con urgencia; efectivamente, pienso que esta será una cuestión urgente que habrá que afrontar y resolver si no queremos caer en la insignificancia y agilizar ulteriormente la desertificación de nuestras iglesias y de nuestras liturgias, ya abandonadas, sobre todo por los jóvenes.
Una nueva generación
Benedicto XVI ha sido capaz, de manera sorprendente, de atraer a los jóvenes, haciéndoles entender la centralidad de Cristo, Su divina presencia en la Liturgia. Ha sido hermosísimo ver a tantos jóvenes en silencio orante durante la adoración eucarística de la JMJ y a los sacerdotes jóvenes admirados por la Liturgia de Benedicto XVI, y que han dado un numeroso y bello testimonio en sus funerales.
Benedicto XVI atraía porque parecía querer desaparecer en la Liturgia para que se viera solo a Jesucristo, hablando con dulzura y mansedumbre sin herir a nadie, sino dando las raciones del creer e invitando a la conversión evangélica sin moralismo de conveniencia, poniendo a Cristo en el centro. Era una persona que se dejó atraer e implicar y transformar por Cristo, que está presente y nos reúne en la Liturgia. Es Él quien nos convoca en la Liturgia, es en Él que estamos unidos y es por Él que vamos al mundo para anunciar a los hermanos la buena nueva del Reino de Dios y a socorrer las necesidades de los hombres: «Nos ha unido Cristo amor», dice un canto. Para Benedicto XVI, esta dimensión espiritual ha sido cotidiana en su vida de cristiano, de teólogo y de pastor. Ha recuperado la dimensión de la sacralidad en la Liturgia, oponiéndose a una cierta sociología y teología que desearían afirmar definitivamente que para el hombre posmoderno ya no hay espacio sagrado ni sacralidad porque todo es sagrado. Pero cuando todo es sagrado nada es ya sagrado, y este pensamiento ha abierto ulteriormente las puertas al relativismo y al nihilismo actuales, que destruyen al hombre y la sociedad desde dentro. Los hombres de nuestro tiempo, sobre todo los jóvenes, tienen hoy en día necesidad de ser nuevamente iniciados a la sacralidad del culto y de la vida, lo necesitan; es una profunda nostalgia, a veces no expresada.
Benedicto XVI había iniciado esta obra con gran éxito. Lo que algunos adultos criticaban, lo admiraban los jóvenes, sobre todo sacerdotes, religiosos y seminaristas. Igual que con Juan Pablo II, podemos decir que con Benedicto XVI ha nacido una generación inesperada de Papaboys. Él ha llevado a los jóvenes a terrenos complejos de reflexión con la sencillez típica de los grandes y estoy convencido de que su herencia será grande para el próximo futuro de la Iglesia; es más, crecerá. Hoy, quienes, entre las jóvenes generaciones, se sienten en la Iglesia con profunda concisión, se lo deben a Juan Pablo II y al papa Benedicto XVI, quien estará cada vez más presente ahora que, visiblemente, ya no está entre nosotros.
Publicado por el cardenal Robert Sarah en Il Timone
Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana
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Gracias otra vez por publicar estos artículos tan edificantes.
No estaría mal leerlo y releerlo y….vivirlo.
Por cierto que pena me da cuando se ve el altar sin crucifijo, sin velas, sin flores…para recibir el cuerpo y la sangre de Jesucristo
Peor es que hagan como en la Misa de Bergoglio en Fátima: mantel negro y velas negras.
Lutero ya dijo que, eliminando la Misa de los Apostoles, se eliminaria el papado, o sea la catolicidad.
Desde el s. XIX los masones tenian el objetivo de cargarse la Litúrgia y convertirla en una cena.
La Liturgia y la fe estan tan estrechamente vinculadas que, si vanalizas la Liturgia, pierdes la Fe. Y perdida la Fe , la moral es moldeable al gusto, que es lo que pasa en el Sinodo aleman y pasara en el Sinodo de la Sinodalidad.
El Novus Ordo ha sido la debacle de la Liturgia y la pérdida de Fe de millones de catolicos. A pesar de esta evidencia, se sigue con Misas protestantizadas y se prohibe la Misa Tridentina.
La unica forma de terminar la crisis actual de la Iglesia es el retorno a la Misa de los Apóstoles. Lo demas es marear la perdiz.
Impecable FRED
Totalmente de acuerdo. Creo que la Liturgia Tradicional, con la Misa Tridentina en el centro, tiene un significado trascendental mucho más importante aún que el que le damos los tradicionalistas. Creo que es vital para la supervivencia de la Iglesia Verdadera, incluso sin entender plenamente el por qué. Es como cuando la Virgen de Fátima instó a consagrar Rusia a su Sagrado Corazón. Podría parecer a simple vista una petición sin mayor relevancia, podríamos pensar: «¿Qué puede cambiar en el curso de la Historia por que el Papa y los Obispos hagan una simple oración de unos minutos?». De modo que los Papas, de forma irresponsable, no lo hicieron como se pedía, y la Historia tomó el curso destructor que estamos viendo en su apogeo en nuestros días. Pienso que con la Misa Tridentina podría ocurrir algo similar: es de importancia vital que los católicos luchemos por ella y volvamos a la Tradición de nuestros abuelos.
Gracias cardenal Robert Sarah por tan edificante e ilustrativo escrito.
«Quienes participaban en sus celebraciones percibían esta experiencia que él vivía y era capaz de transmitir también a miles de personas presentes en la Basílica de San Pedro»
¿?
«Para los modernistas la Tradición es una experiencia y una vivencia»
.(San Pío X).
Leyendo a Sarah deduzco que tengo que ir a misa a experimentar sensaciones y vivencias compartidas como en cualquier secta protestante donde la idea de Cristo también divaga por el ambiente y es el centro de todo lo que allí se hace.
Poner el crucifijo en el altar es para que Cristo sea el centro ¿el centro de qué exactamente? ¿El centro de la experiencia y la vivencía? ¿Y a Dios qué le importa toda esta charlotada de experiencias y vivencias?
¿Queréis hacer el favor de remitiros solamente a la definición tradicional de misa y a la doctrina que aparece en Trento, aplicándola de una vez y dejar ya de divagar? . Gracias.
Con todo respeto deduces mal.
Y me gustaría saber que entiendes tú por «definición de misa tradicional», mira…en Trento y siempre se ha sabido que la santa Misa es la renovación incruenta del sacrificio cruento de Jesucristo en la cruz, en cada Misa se actualiza el único sacrificio de Jesucristo en la cruz.
A lo mejor ahora entiendes algo de porqué es importante colocar un crucifijo en el altar, porque ahí se hace presente mediante la transustanciación el cuerpo y la sangre de Jesucristo Hijo de Dios vivo ,segunda Persona de la Santísima Trinidad.
Y cuando cites Trento o cualquier otro concilio entérate primero
En el sacrificio de la cruz también creen los protestantes. Creen en el sacrificio eucarístico de acción de gracias, en el de alabanza y en la conmemoración de la misa.
La diferencia con los protestantes es que el sacrificio es propiciatorio, cosa eliminada en el Novus Ordo. De esto ya nadie habla porque están pensando en lo que nos une y olvidando lo que nos separa. La magia del ecumenismo.
Menos experiencias y más aplicar Trento.
Vale.
Tú mucho Trento, mucho Trento, pero todavía no dices que dice Trento sobre la Santa Misa.
Para mí que no tienes idea de lo que hablas , quizá hables por boca de algún escritor que se la da de teólogo y te haya influido con ideas peregrinas.
Te recomiendo una lectura, el Denzinguer, ahí están recogidas las actas de los concilios y declaraciones «ex cátedra» de todos los Papás sobre materia de fe y moral.
También te recomiendo leer y releer el artículo.
El Dezinger es un resumen. Hay que ir a los textos originales.
Leete la Pascendi: «los modernistas dicen que la Tradición es una experiencia». ¿De qué habla Sarah? De la experiencia.
JBP. El sacrificio hay que ofrecerlo al Padre para satisfacerlo, para que así propicie la salvación de vivos y difuntos.
Te falta lo más importante, lo que está ausente en el Novus ordo porque molestaba a judíos y protestantes.
Ese ofertorio sacado del Talmud con muy mala intención, afecta al significado de la misa y a la intención de hacer lo que la iglesia hace. No sólo hay que actualizar el sacrificio sino también hay que saber en qué consiste el sacrificio de la cruz. El sacrificio de Cristo no es solamente que Cristo muere en la cruz. Eso sería un sacrificio solo externo y materialista propio de protestantes.
A qué ofertorio te refieres?
Sigo pensando que copias párrafos de algún libro o folleto, porque no entiendo que te moleste el crucifijo en el altar y que en la consagración se convierta el pan y el vino en el cuerpo y la sangre de Jesucristo (transustanciación).
Eso que llamas sacrificio externo no es ni más ni menos que para redimirnos y etc…etc.
Creo que esas cosas elementales de catecismo de toda la vida debes de saberlas
El fin propiciatorio del Sacrificio de la Misa no se ha eliminado en el Novus Ordo; entre otras cosas porque dicho Sacrificio es el del Calvario, y uno de sus fines ése. Nadie puede cambiar ningún fin del Sacrificio de Cristo en la Cruz porque éste ya se ha producido y el pasado no se puede cambiar. Y tal carácter propiciatorio lo recoge el actual catecismo (el de JPII). Por otra parte, Uno tiene razón en que en la nueva Misa se ha eliminado el Ofertorio del Rito Romano, del que sólo se ha conservado el nombre, habiendo sido sustituido por una oración judía ajena a dicho roto. Pero lo cierto es que ese fin del Sacrificio se oculta, subrayando sólo el fin eucarístico de la Misa, que es sólo uno de sus cuatro fines (y no el más importante). Hasta el punto de que las nuevas generaciones no tienen ni idea de ésto y creen que la Transubstanciación es un fin y no un medio (para ofrecerse Cristo al Padre y, sólo en segundo lugar, ser sacramento).
Donde dice: «y uno de sus fines ése»,
debe decir: «y uno de sus fines es ése».
Donde dice: «ajena a dicho roto»,
debe decir: «ajena a dicho rito».
El fin propiciatorio satisfactorio lo estuve buscando en el nuevo catecismo, no lo encontré, y en caso de que aparezca lo hace de forma nebulosa.
Ofertorio en la misa dogmática:
«Yo te ofrezco esta Hostia inmaculada (hostia=víctima de sacrificio) para la redención de vivos y difuntos». Esto es el fin propiciatorio, propiciar la salvación de vivos y difuntos. Ofrecer el Hijo al Padre es para satisfacerlo, eso es lo que Él quiere que le ofrezcas en sacrificio. Eso es lo único que puede propiciar la redención.
Nada de esto esencial aparece en el Novus Ordo.
Dices: «El fin propiciatorio… no se ha eliminado en el Novus…porque dicho Sacrificio es el del Calvario».
Oración secreta en el Novus ordo: «que mi espíritu humilde y mi corazón contrito sean hoy nuestro sacrificio».
¿Qué es lo que he dicho que había que ofrecerle a Dios para satisfacerlo y así propicie la salvación de vivos y difuntos? ¿Quizás «Este pan y este vino, frutos de la tierra y del trabajo…» O a lo mejor es «mi corazón contrito y espíritu humilde» ?
Dios no quiere que le ofrezcas en sacrificio ni los frutos de la tierra ni tu corazón contrito.
Eso no lo satisface y eso no propicia la redención de vivos y difuntos. Por mucho que la consagración sea válida, no queda clara la intención. ¿Qué intención tienes ofreciendo los frutos de la tierra y el corazón contrito? ¿Qué tiene que ver eso? ¿Dónde ofreces al Hijo?¿A cuál sacrificio se refiere «el señor reciba de tus manos este sacrificio…» ? ¿Cuál es si no lo has dicho? ¿Solo se presupone?.
A la Iglesia protestantizada le rechina el fin propiciatorio, igual que el santo temor de Dios.
«Si alguno dijere que el sacrificio de la Misa sólo es de alabanza y de acción de gracias, o mera conmemoración del sacrificio cumplido en la cruz, pero no propiciatorio… y que no debe ser ofrecido por los vivos y los difuntos, por los pecados, penas, satisfacciones y otras necesidades, sea anatema» (Trento, canon 3, sobre la Misa).
¿Cómo le explicas a un católico de misa y olla de hoy en día que, para nosotros, el fin principal de la Misa es APLACAR a Dios Padre, para darle alguna satisfacción de nuestros pecados y para ofrecerle sufragios por las almas del purgatorio (Cat. S. Pío X, 660)?
¡Mira que lo explica bien San Pablo en la Carta a los Hebreos, cuando habla de Cristo único y eterno sumo sacerdote! Pero, no puede ser, esto no encaja con la imagen de diosito amorcito y de que todos se salvan.
¿Cómo va a querer Dios el sacrificio de su Hijo para satisfacer su justicia?, se pregunta Ratzinger (objeto de este artículo), en una de sus obras. En otra: “ciertos textos de devoción parecen sugerir que la fe cristiana en la cruz se representa un Dios cuya justicia inexorable ha reclamado un sacrificio humano, el sacrificio de su propio Hijo. Y así se desvían con horror de una justicia cuya obscura cólera quita toda credibilidad al mensaje del amor. Cuanto más difundida es esta imagen es tanto más falsa, la Biblia no representa la cruz como parte de un mecanismo de derecho lesionado, la cruz aparece totalmente al contrario como la expresión de un amor radical que se da eternamente..» (“La Foi chrétienne hier et aujourd’hui”, Editions du Cerf” ,París 2005, p.197).
Como bien dice Catholicus, si hay consagración hay fin propiciatorio.
¿Significa eso que automáticamente recibiremos los infinitos méritos de este fin? Automáticamente en ningún caso, como aclara el Santo Concilio de Trento: » se logra por él, que si nos acercamos al Señor contritos y penitentes, si con sincero corazón, y recta fe, si con temor y reverencia; conseguiremos misericordia, y hallaremos su gracia por medio de sus oportunos auxilios».
Difícil es conseguir esto en la actual Misa, convertida, en no pocos casos, en espectáculos vergonzosos.
Uno: cuánta amargura destila usted en sus comentarios. Lo suyo parece patológico.
Uno.
En el ofertorio el sacerdote dice: » Orad hermanos para que esté sacrificio MIO y vuestro…..»
MIO porque el sacerdote actúa «in persona Cristi» es el mismo Jesucristo quién se ofrece en sacrificio ( en el único sacrificio que fue su muerte en la cruz y que sucedió una vez por toda, y en cada Misa se hace presente ese momento, es como si estuviéramos presente en ese momento…).
Un momento antes del lavatorio de manos, el sacerdote dice en secreto: «Acepta, Señor, nuestro corazón contrito y nuestro espíritu humilde; que éste sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable en tu presencia, Señor, Dios nuestro».
Después de lavarse las manos se dirije al pueblo y dice: orad hermanos para que este sacrificio mío y vuestro sea agradable a Dios Padre todopoderoso».
¿Qué sacrificio, el Cuerpo y la Sangre de Cristo o el corazón contrito y espíritu humilde que acabas de decir «sea hoy nuestro sacrificio y que sea agradable a tu presencia, Señor, Dios nuestro?
Esta oración secreta es sospechosísima, no solo porque la Misa la compiló un masón (Bugnini), con la intervención de 6 pastores protestantes, sino por su alusión velada a la cita bíblica: «Pues no te agrada el sacrificio, si ofrezco un holocausto no lo aceptas. El sacrificio a Dios es un espíritu contrito; un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias» (Salmo 51:18,19).
En el Novus ordo, el sacrificio de la cruz solo se presupone, es decir, que se supone que se refiere a eso. Además, la explicación doctrinal correcta nunca se la he oído a ningún sacerdote novus ordo. ¿Todos saben que ofrecen a Cristo para satisfacer a Dios y así propicie la redención, o más bien tienen un cacao mental al respecto?¿saben lo que hacen?¿saben la intención de la iglesia?
Por eso, si un sacerdote es progre y cree que sólo está cenando, dudo mucho que sea válido, es muy dudoso que tenga la «intención de hacer lo que la iglesia hace» si cree que la iglesia está en una comida fraternal.
Además, el modo narrativo no imperativo lo hace aún mas dudoso.¿por qué narran lo que pasó en la última cena si tienen que dar una orden en ese momento?
Estoy de acuerdo con usted pero, si eso ocurriera, que hubiera un sacerdote que no tuviera intención de hacer lo que hace la Iglesia, cabría dudar que haya habido consagración, como han sostenido algunos desde la época del Breve Examen Crítico. Pero si hubiera consagración válida, como ha argumentado catholicus («Nadie puede cambiar ningún fin del Sacrificio de Cristo en la Cruz porque éste ya se ha producido y el pasado no se puede cambiar»), habría fin propiciatorio, aunque la Misa en conjunto, por la actitud de los presentes fue un cachondeo casi sacrílego.
Para que entienda usted bien a Uno, le aconsejo lea (lo encontrará fácilmente en Internet), el «Breve Examen Crítico del Novus Ordo Missae». Estudió encargado nada menos que por el entonces Cardenal Alfredo Ottaviani, (prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe) y el Cardenal Antonio Bacci, que hicieron llegar por carta a Pablo VI.
En este estudio se deja de manifiesto que el novus ordo es un verdadero desastre y en palabras del propio estudio: «se aleja de modo impresionante, tanto en conjunto como en detalle, de la teología católica de la Santa Misa tal como fue formulada por la 20ª sesión del Concilio de Trento que, al fijar definitivamente los «cánones» del rito, levantó una barrera Para que entienda usted bien a Uno, le aconsejo lea (lo encontrará fácilmente en Internet), el «Breve Examen Crítico del Novus Ordo Missae». E contra toda herejía que pudiera atentar a la integridad del Misterio».
Perdone el lío del final del último comentario. Estoy con el móvil, y entre que tengo los dedos como una morcilla y los puñeteros anuncios que saltan tapando el texto, ha aparecido ahí parte repetida.
«al fijar definitivamente los «cánones» del rito, levantó una barrera…
(el texto intercalado sobra)
… contra toda herejía que pudiera atentar a la integridad del Misterio».
Anonimo, yo diría más bien que os amarga el hecho de que los fieles a la Tradición difundamos la verdad y nadie nos censure como antaño.
Lo primero que hizo el novus ordo fue mutilar brutalmente la liturgia. Una liturgia bellísima que se hizo a lo largo del tiempo en alabanza a Dios.Al igual que el canto gregoriano o el adorno de los altares con flores. Quien se imagina un altar de la Santísima virgen Maria sin flores. Y ya puestos, a la hora de quitar, la reforma eliminó a los santos, hoy entras en un templo protestante y notas un frio infernal por que allí no está Dios.
Mis padres tenían siempre la costumbre de ponerle flores en un pequeño jarrito a sus imágenes de la Virgen y del Sagrado corazón. En esta época cuando nacen las violetas lo primero que hago por las mañanas es rebuscar por el campo y escoger un ramillete para ponérselo a la imagen de la virgen como hacia mi madre también. De vez en cuando aparece una rara violeta blanca. Cuando yo falte supongo que esta tradición desaparecerá.
Gracias, Cardenal Sarah… còmo quisiera verlo algùn dìa vistiendo la sotana y el solideo blancos, para gloria y bien de nuestra amada Iglesia Catòlica. Dios nos lo conceda!
Ya puedo ver la cara de Bergoglio con esta entrevista.
Según «introducción al cristianismo» de bxvi, la idea de satisfacción de la misa es un invento de San Anselmo.
Como niegan esta doctrina, no ven nada raro en el ofertorio Novus Ordo que pueda cambiar el significado de lo que se hace en misa. La intención del sacerdote de hacer lo que la iglesia hace queda en un limbo ambiguo nebuloso e indefinido. Porque lo importante es la experiencia.
Muchos conversos lo somos por una experiencia honda y absolutamente definitiva en nuestras vidas. Como le ocurrió a San Pablo y a muchos otros más… Una Fe en Jesucristo, en la Virgen santísima, que solo se fundamente en lo que el entendimiento es capaz de asumir, sin repercusión alguna en lo más hondo del corazón, acaba siendo como una ideología humana que configura a la persona, más no le da el sentido más hondo de su vivir y su morir. Creer es amar y dejarse amar por Dios, a diario, y eso es experiencia de vida cristiana.
Defenestrar el hecho de experimentar a Cristo vivo en la oración diaria equivale a un cerrarse totalmente a la Ternura de su Sagrado Corazón divino y humano. No podemos ser fieles a Cristo por creer que lo entendemos, sino por amarle y dejar que Su Amor Divino y humano nos inunde, y entregarnos totalmente a Sus Divinos Quereres. La experiencia del Amor de Dios en la vida de un cristiano es del todo imprescindible.
«Una Fe en Jesucristo, en la Virgen santísima, que solo se fundamente en lo que el entendimiento es capaz de asumir».
Discúlpeme pero, en mi humilde opinión, está confundida. Fe es precisamente el sometimiento de nuestra razón limitada a la verdad revelada. No hay razón humana alguna que pueda comprender, por ejemplo, el misterio de la Santísima Trinidad.
«Creer es amar y dejarse amar por Dios, a diario, y eso es experiencia de vida cristiana».
Pues perdone, pero no estoy de acuerdo. «¿Tú crees que hay un solo Dios? Haces bien. También los demonios lo creen y tiemblan»(Santiago 2:19). «… aunque tuviera plenitud de fe como para trasladar montañas, si no tengo caridad, nada soy» (I Corintios 13:2).
Sin fe no puede haber caridad (no se ama lo que no se conoce), ni puede haber caridad sin fe (en esta vida), pero sí puede haber fe sin caridad.
Cuidado con el misticismo, que la línea que lo separa del sentimentalismo protestante es muy fina; a Lutero le perdió buscar sentirse Santo. Dios nos pide amarle con toda nuestra mente, con toda nuestra alma y con todo nuestro corazón. El Señor no da puntada sin hilo, cuando llegan las pruebas en la vida y las noches oscuras del alma, el sentimentalismo se desvanece, y solo nos queda amar a Dios con la mente; pobre del sentimentalista en estas situaciones.
» No hay razón humana alguna que pueda comprender, por ejemplo, el misterio de la Santísima Trinidad» …. por eso mismo hay que vivirla a diario. Ya se encarga Dios de ir dándonos luces para amar y comprender mejor.
» Sin fe no puede haber caridad (no se ama lo que no se conoce), ni puede haber caridad sin fe (en esta vida), pero sí puede haber fe sin caridad.»… En el hombre redimido por Cristo el Espíritu Santo va haciendo una obra de unificación, de manera que no hay distancia alguna entre entendimiento y corazón, ya que se ama porque se entiende y se entiende porque se ama.
» cuando llegan las pruebas en la vida y las noches oscuras del alma, el sentimentalismo se desvanece, y solo nos queda amar a Dios con la mente » …Ud. interpreta como sentimentalismo lo que es vida de amor y unión con Cristo, con Dios. Si cuando tenga Ud. un padecimiento, sigue dividido su entendimiento de su corazón, no logrará vivirlo plenamente, tal y como Dios desea concederle.
Neila, lo estás confundiendo todo. Las experiencias místicas las da Dios a quien quiere cuando quiere. Eso de que las experiencias místicas son para todos por igual en todo momento y lugar es falso. Todos no son Santa Teresa. Eso que dices suena a pentecostalismo.
La fe no es un sentimiento ni una experiencia, es la adecuación de la inteligencia a la verdad revelada. Pero la secta modernista no quiere que razones nada, con lo cual todo se convierte en un voluntarismo subjetivista emocional con obediencia ciega aunque sea pecado. Razonando te das cuenta de la mentira, las experiencias sentimentales las puede poner el demonio.
» Las experiencias místicas las da Dios a quien quiere y cuando quiere»… Claro que sí, pero al que por sistema se cierra a ellas no las tendrá nunca.
Hay que ponerse a tiro, es decir, creer que Cristo que está vivo puede y quiere comunicarse con Ud.
Eso también pertenece a la vida de Fe, y no excluye a nadie. Dios no fuerza, pero invita con infinito Amor.
No todos son Santa Teresa, pero sus enseñanzas hay que ponerlas en práctica. Diciendo yo no soy santa Teresa, no se avanza.
La Fe es la adecuación de la inteligencia unida al corazón a la Verdad revelada por Cristo. No me separe entendimiento de corazón.
En el hombre redimido van a una y lo que la mente entiende, lo entiende el corazón a la par.
Interpeta Ud. también la vida de fe y amor en Jesucristo con el sentimentalismo… La acción del Espíritu Santo a lo largo de la vida unifica mente y corazón. El hombre que vive separando su mente de su corazón, no ha dejado todavía que el Espíritu Santo lo unifique por dentro.
Uno, le habia contestado con un comentario largo, pero Infovaticana me lo ha borrado, no sé por qué motivo.
En fin, santa paciencia.
Buenos días…pues hoy es el primer domingo de cuaresma y sin tantas disquisiciones iré junto con mi familia a la Santa Misa que es EL SACRIFICIO DE CRISTO, OFRECIDO AL PADRE CON LA COOPERACION DEL ESPIRITU SANTO; DE VALOR INFINITO PARA NUESTRA REDENCION.
Y de paso comento que esto se ha parecido mucho a las discusiones que tenían entre si los fariseos, saduceos, escribas, sacerdotes y todos ellos mirando la letra y cada palabra que decía Jesucristo para retorcerla y pillarlo….un poquito más de humildad no nos vendría mal.
«…te doy gracias Padre porque has revelado estas cosas a los sencillos y humildes y se las ha ocultado a los entendidos y sabelotodo» (No es literal)
Pues ten cuidado, porque si el cura es progre y no cree nada de lo que dices, la misa puede ser inválida, porque nunca tendrá la intención de hacer lo que hace la iglesia porque nunca nadie le explicó que la iglesia tuviese alguna intención celebrando misa. Seminarios como casas de perdición los ha habido a montones.
Pues nada , dime tu a qué Misa debo ir.
A partir de ahora para asegurarme le preguntaré al cura antes cuales son son intenciones y en qué seminario se ha formado, o mejor si te parece haz un cuestionario y ponlo aquí, se lo pasaré a los curas antes de la Misa y según contesten me quedo o me voy.
Ya está bien hombre!, ¡ya está bien! que eso de creerse en posesión de la verdad es muy feo.
«…Te doy gracias por no ser como esos que no saben lo que es la Misa, yo me la sé de pe a pa y además se las intenciones del cura y no como esos ignorantes que van a Misas invalidas….»
¿Te suena?
«No exaltes tu nadería:/
que, entre verdad y falsía,/
apenas hay una tilde…/
y el ufanarse de humilde/
modo es también de ufanía…/
Virtud que se paladea/
apenas si ya es virtud».
(El divino impaciente).
La Liturgia es «cumbre y fuente», dice el Concilio Vaticano II. Ambos aspectos son inseparables. Culminación y origen, manantial de donde brota la vida cristiana. Cuando ambos aspectos entran en contradicción, predomina el de fuente, me parece. Como cuando Jesús presenta el choque entre la presentación de la ofrenda y la reconciliación con los hermanos. Para Jesús primero (en tiempo e importancia) es reconciliarse con el hermano y luego presentar la ofrenda. No parece que esta idea esté muy clara en el escrito del cardenal Sarah. De manera que antes que el culto están la justicia y la caridad.
No señor. Usted no entendió muy bien lo dicho por el mismo Cristo: amarás a Dios SOBRE TODAS LAS COSAS; y al prójimo como a ti mismo. No dice amarás al prójimo como a Dios, ni mucho menos por delante o por encima de Dios, sino únicamente como a ti mismo. La caridad, tal y como usted la entiende (que no es como la entiende la Iglesia católica, no va, de ninguna de las maneras, antes que el culto. Haga usted memoria de lo que dijo Cristo a la pecadora cuando vertió perfume caro sobre sus pies (culto) y Judas, como usted, quería que se dedicase a los pobres el dinero que valió. Pues eso: medite, a ver Quién va primero.
En este tema, como en otros, lo que falta es sana doctrina.
NO SE DA DOCTRINA.
Como vas a alimentar la piedad y la mente.
Dios tiene derecho a ser adorado como se debe y nosotros la obligación de preparar cabeza y corazón para hacerlo con las disposiciones adecuadas. Ambas cosas fallan.
Uno hace lo que puede, evitando a unos, supliendo interiormente tantas
ofensas y tratando de aplicar lo que la doctrina enseña.
Yo me uno al Sacrificio de Nuestro Señor, poniendo mi corazón y mis obras y espero que Dios Padre las tenga en cuenta por su mediación.
No creo que esto esté reñido con la fe.
Deduzco de algún comentario, puedo estar confundida, que esto no es así para alguno.
Reconozco que el Novus Ordo deteriora los cuatro fines de la misa, pero influye más como oficia el sacerdote y las disposiciones personales, que no están alimentadas por una buena formacion:en el clero y en pueblo de Dios.
«Tras el Concilio Vaticano ll tomó forma esa opinión de que el Papa lo puede todo en asuntos de liturgia. De este modo se perdió en la conciencia de un amplio sector de Occidente la idea de que la liturgia nos precede, que no está al arbitrio de nuestra libre disposición «. Benedicto XVI
Una pregunta, si alguien me puede contestar.
Estas nuevas disposiciones sobre la Misa Tradicional solo afecta al ámbito parroquial?. Es decir otras comunidades, pueden seguir como estaban?
Me parece, si es así, altamente inquietante. Estaríamos ante una doble arbitrariedad, por parte de Bergoglio, que daría que pensar. Unos si, otros no 🤔