Civitavecchia: se cumplen las profecías de la Virgen

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(Wlodzimierz Redzioch en La Nuova Bussola Quotidiana)-El ataque diabólico a la familia, la apostasía y los escándalos en la Iglesia, el peligro para Italia y el de una guerra nuclear, que sin embargo -advirtió María- pueden detenerse. La Bussola entrevista al padre Flavio Ubodi, vicepresidente de la comisión diocesana que estudió los sucesos de Civitavecchia. Los mensajes entregados por la Virgen en 1995-96 «se están cumpliendo puntualmente».

Hace 28 años, en Civitavecchia, se produjeron lágrimas «científicamente inexplicables» de una estatuilla de la Virgen traída de Medjugorje. Este llanto de sangre se produjo trece veces, entre el 2 y el 6 de febrero, en presencia primero de miembros de la familia Gregori y luego de decenas de testigos, incluidas las autoridades. La última lágrima registrada, la decimocuarta, se produjo el 15 de marzo bajo la mirada del obispo de Civitavecchia, monseñor Girolamo Grillo. Cuando la estatuilla fue arrebatada a sus propietarios, el cardenal Andrzej M. Deskur regaló a los Gregori una segunda Virgen traída de Medjugorje, idéntica a la primera, que empezó a exudar aceite perfumado. Estos hechos son bien conocidos, pero no todo el mundo sabe que en Civitavecchia tales fenómenos fueron acompañados de la apariciones de la Virgen María a la familia Gregori (padre, madre y tres hijos) y sus mensajes.

Ares ha publicado, en una nueva edición ampliada y actualizada, La Virgen de Civitavecchia. Lágrimas y mensajes. El libro fue escrito por Flavio Ubodi, teólogo capuchino y vicepresidente de la comisión diocesana que estudió el fenómeno de las lacrimaciones. La Nuova Bussola le ha entrevistado.

Padre Ubodi, ¿cuándo tuvieron lugar las apariciones en Civitavecchia?
Los mensajes se dieron en un ciclo de apariciones que comenzó el 2 de julio de 1995 y terminó el 17 de mayo de 1996 (fecha del último mensaje con trascendencia pública). Las revelaciones privadas a la familia Gregori continuaron después. En la época de las apariciones y de los mensajes yo frecuentaba a la familia Gregori, designado por el obispo, pero nunca tuve una experiencia directa de la época de las apariciones. Fabio Gregori me narró los hechos y me fue transmitiendo los mensajes por escrito.

¿Cuántos mensajes de relevancia pública hay en total?
Más de noventa.

¿Cómo se puede comprobar la veracidad de las apariciones?
Es un asunto complejo. De hecho, las lágrimas y la supuración de las estatuillas pueden ser constatadas por cualquiera y analizadas científicamente. En cambio, las apariciones y los mensajes permanecen en el ámbito subjetivo, por lo que es más difícil comprobar su veracidad.

¿Cómo analizar entonces los mensajes?
Se puede comprobar su ortodoxia católica y, si contienen profecías, hay que esperar a ver si se cumplen. Obviamente, los mensajes de Nuestra Señora de Civitavecchia no son tan vinculantes en la fe como la Escritura o el Magisterio de la Iglesia. Pero hay que subrayar que estos mensajes nos conciernen a todos y se están cumpliendo puntualmente.

¿Cómo podría resumir los mensajes públicos de la Virgen?
Ya en 1995, la Virgen había advertido de un plan diabólico que preveía ataque y destrucción de la familia; gran apostasía; escándalos en el seno de la Iglesia; graves carencias entre las propias filas jerárquicas, de ahí un fuerte llamamiento a los obispos para mantenerse unidos en torno a Juan Pablo II; peligro para la nación italiana, con el riesgo concreto de una Tercera Guerra Mundial entre Occidente y Oriente.

¿Qué quería decir la Virgen cuando hablaba de ataque y destrucción de la familia?

Un ataque decisivo de Satán contra la familia puede verse como un trasfondo en todo el asunto de Civitavecchia. Por ejemplo, en un mensaje del 16 de julio de 1995, la Virgen revela: «Satanás quiere destruir las familias». Destruir la familia significa destruir la célula fundamental de la sociedad, infectándola como un cáncer para llevarla a la disolución. Esta preocupación de la Madre de Dios se ha hecho cada vez más patente a lo largo de los años con la desintegración de la familia que se está llevando a cabo: divorcios, separaciones, uniones de hecho, matrimonios homosexuales, poligamia… La agresión contra la familia se manifestó también en el seno de la Iglesia durante el último Sínodo. El riesgo es que se podría llegar a negar la indisolubilidad del sacramento del matrimonio. Los mensajes, que no es casualidad que en Pantano se entregaran a una familia, anticipaban este terremoto e invitaban a construir la familia en el respeto de los valores cristianos y a cultivar el amor, la fidelidad, la indisolubilidad y la unidad. La Virgen se presentó aquí, entre otras cosas, como «Madre y Reina de la familia» y son muchas las parejas que recuperan la unidad rezando a la Virgen de Civitavecchia.

¿Habló también la Virgen de los riesgos de apostasía en el seno de la Iglesia?
Se habla de «gran apostasía» en un mensaje del 8 de septiembre de 1995. Y estamos viviendo esta terrible realidad. Parece que la apostasía también estaba presente en una parte de los secretos de Fátima. Juan Pablo II, en la exhortación apostólica Ecclesia in Europa, que siguió a los mensajes dados a los Gregori, señaló: «La cultura europea da la impresión de una apostasía silenciosa por parte del hombre saciado que vive como si Dios no existiera». Dentro de la Iglesia, hay una pérdida de fe y se cuestionan muchas verdades dogmáticas. Esto se debe también a una preocupante infiltración de la masonería y del comunismo ateo. Hay tendencias no católicas en el estudio y la práctica de la teología en la valoración de los elementos fundamentales de la fe: el Credo, el Padre Nuestro, el Decálogo, los Sacramentos. Y el mundo, como observó Benedicto XVI, ha tomado la deriva del relativismo.

¿Cómo afectan estos fenómenos inquietantes a la vida de la Iglesia?
En un mensaje del 30 de julio de 1995, la Virgen dice: «Satanás está tomando posesión de toda la humanidad, y ahora está tratando de destruir la Iglesia de Dios a través de muchos sacerdotes. ¡No lo permitáis! Ayudad al Santo Padre». La preocupación de la Virgen resultó ser cierta; de hecho, asistimos a una serie de escándalos que nadie podía imaginar en el momento de los sucesos de Civitavecchia. Empezó con el triste asunto del obispo Milingo, siguió con los curas pederastas y terminó con los escándalos de hoy.

¿Qué dice la Virgen sobre Juan Pablo II?
En un mensaje del 19 de septiembre de 1995, se dirige a los obispos diciendo: «Obispos, vuestra tarea es continuar el crecimiento de la Iglesia de Dios… Volved a ser un solo corazón lleno de verdadera fe y humildad con mi hijo Juan Pablo II, el mayor don que mi Corazón Inmaculado ha obtenido del Corazón de Jesús». El mensaje indica que hay división dentro de la jerarquía eclesiástica y que no hay armonía ni unión con el papa. Al mismo tiempo, la Virgen indicó en san Juan Pablo II su mayor don para nuestro tiempo. Si tomamos en serio esta revelación de la que se presentó en Civitavecchia con los títulos de «Madre y Reina de la Iglesia», podemos comprender hasta qué punto la vida y el magisterio de este santo papa pueden ser un punto de referencia para la Iglesia, no solo hoy, sino también en el futuro.

Juan Pablo II siguió de cerca todo lo ocurrido en Civitavecchia.
Juan Pablo II creía firmemente en el acontecimiento de Civitavecchia. Quiso que la estatuilla estuviera en el Vaticano, rezó ante ella y le colocó una corona de oro en la cabeza y un rosario en la mano. Monseñor Grillo firmó un importante documento relativo al contacto del papa con la pequeña estatua.

Usted también ha aludido a los riesgos de una tercera guerra mundial entre Oriente y Occidente, de la que hablan los mensajes. ¿Podría explicarlo con más detalle?
Aquí es fundamental el mensaje dado el 19 de mayo de 1995: «La humanidad está a punto de entrar en una tragedia muy fea que se avecina. No se da cuenta de que está a punto de entrar en una guerra mundial que puede detenerse». Me temo que este mensaje también se está haciendo realidad. Los mensajes dejan claro que se trata de una «guerra nuclear» que podría tener consecuencias incalculables. Sin embargo, la Virgen, como hemos visto, no cerró la puerta a la esperanza: «La guerra puede detenerse».

¿Qué pide la Virgen para detener la guerra?
El cielo tiene sus «armas». La Virgen, para detener la guerra, ha indicado el amor, las oraciones, el rosario en particular, la humildad, la conversión auténtica, la consagración a su Corazón Inmaculado. Pero sobre todo una gran confianza en Jesús, que se establece en la comunión, en la adoración eucarística y en la confesión frecuente. En un mensaje del 25 de agosto de 1995, la Virgen dice: «Mi voluntad es que os consagréis a mi Corazón Inmaculado para que pueda llevaros a todos a Jesús… Convertíos, sed humildes de corazón, caritativos, volved a ser el verdadero pueblo de Dios».

¿Cuál es la relación entre el mensaje de la Virgen en Fátima y el mensaje en Civitavecchia?
La Virgen, en el mensaje del 19 de septiembre de 1995, dice: «Las tinieblas de Satanás están oscureciendo el mundo entero y oscurecen también a la Iglesia de Dios. Preparaos a vivir lo que revelé a mis pequeñas hijas de Fátima». Después le cuenta a Jessica el tercer secreto de Fátima, que ella guarda celosamente. El contenido de las apariciones de Civitavecchia coincide en gran medida con el de Fátima: la invitación a la conversión y a la consagración al Corazón Inmaculado de María; el rezo del rosario como arma para vencer al adversario de Dios; las tinieblas de Satanás que oscurecen el mundo y la Iglesia, con el riesgo de una guerra nuclear; la entrega del tercer secreto; la referencia a la apostasía, pero también la alentadora reconfirmación de que el Corazón Inmaculado de María triunfará.

Publicado por Wlodzimierz Redzioch en La Nuova Bussola Quotidiana

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana

La Virgen de Civitavecchia. Lágrimas y mensajes