El cardenal Grech, secretario general del Sínodo y el cardenal Hollerich, relator oficial del Sínodo, han enviado una carta a todos los obispos con motivo de la nueva etapa en la que entra este polémico proceso sinodal.
Los ‘padres sinodales’ escriben en la carta que «en vísperas de las Asambleas Continentales, sentimos la urgencia de participar en algunas
reflexiones para una comprensión compartida del proceso sinodal, de su marcha y del sentido de la etapa que estamos viviendo».
Los abiertamente progresista, Grech y Hollerich, reconocen en la misiva enviada a los obispos que «hay quienes presumen de saber ya cuáles serán las conclusiones de la Asamblea sinodal. Otros querrían imponer un orden del día al Sínodo, con la intención de dirigir el debate y condicionar sus resultados».
Sin embargo, aclaran los cardenales, «el tema que el Papa ha asignado a la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos es claro: «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación, misión». Este es, por tanto, el único tema que estamos llamados a explorar en cada una de las fases del proceso. Las expectativas para el Sínodo 2021-2024 son muchas y variadas, pero no es tarea de la Asamblea abordar todas las cuestiones en torno a las cuales se debate en la Iglesia».
«Quien pretenda imponer algún tema al Sínodo olvida la lógica que rige el proceso sinodal: estamos llamados a trazar un “camino común” a partir de la contribución de todos», subrayan ambos cardenales.
Además, señalan que «es incluso superfluo recordar que la constitución apostólica Episcopalis communio transformó el Sínodo de acontecimiento en proceso, articulado en etapas. Esto significa que desde su solemne apertura, el 10 de octubre de 2021 en San Pedro, el Sínodo ha ido abordando y desarrollando el tema asignado, primero en la fase de consulta al Pueblo de Dios, después en el discernimiento de los Pastores en los Sínodos/Consejos de las Iglesias sui iuris y en las Conferencias Episcopales, y ahora en las Asambleas Continentales. Precisamente por la vinculación entre las distintas fases, no se pueden introducir subrepticiamente otros temas, instrumentalizando la Asamblea y prescindiendo de la consulta al Pueblo de Dios».
Grech y Hollerich escriben en la carta que «los temas que propone el DEC (Documento de Trabajo para la Etapa Continental) no constituyen la agenda de la próxima Asamblea del Sínodo de los Obispos, sino que devuelven fielmente lo que emerge de las síntesis enviadas por los Sínodos/Consejos de las Iglesias sui iuris y por las Conferencias Episcopales, dejando entrever el rostro de una Iglesia que está aprendiendo a escuchar al Espíritu a través de la escucha recíproca». Dicho documento, dimos amplia cobertura desde este medio. Este fue el primer documento oficial del Sínodo que recogía las demandas de los grupos LGTB.
«El largo camino de acogida del Concilio nos lleva a decir que la respuesta está en la Iglesia «constitutivamente sinodal», donde todos están llamados a ejercer su propio carisma eclesial con vistas a realizar la misión común de evangelización», señalan los dos cardenales sinodales.
Por último, los cardenales encargados del Sínodo aseguran que «la etapa continental podrá ayudarnos a comprender esta visión si, como Colegio Episcopal, estamos unidos en la búsqueda de los caminos que ayuden a la Iglesia a ser «“sacramento de unidad”, es decir, pueblo santo congregado y ordenado bajo la dirección de los Obispos» (SC, n. 26). Además, la participación en el proceso sinodal nos permitirá reforzar esa unión colegial que «se manifiesta también en las mutuas relaciones de cada Obispo con las Iglesias particulares y con la Iglesia universal».
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Satanás está dividido
Luego, con decir que el sínodo se malinterpretó, tienen suficiente estos apóstatas.
Lo mismo que hicieron con el «sacrosanto» concilio, que como no obligaba a hacer ni creer nada porque solo era pastoral, se permitieron el lujo de incluir y dar a entender cualquier tipo de herejía, y se pasó luego a creencia obligatoria por medio de una supuesta «malinterpretación correcta», que siempre resulta ser «interpretación incorrecta» porque nada de eso era la doctrina.
Lo bueno de la maldad es que los demonios se matan y se odian entre ellos.
Siempre caen en lo mismo para beneficio del resto.
Pues solo queda que tal cosa llegue pronto.
«Grech y Hollerich reconocen la existencia de grupos dentro del Sínodo que buscan ‘imponer un orden del día'»
¡Como para no saberlo, formando parte ellos mismos (y sin disimular, que para eso conceden entrevistas en las que son meridianamente claros sobre sus planteamientos e intenciones)!