El Papa recibe a una delegación de budistas para hablar sobre ‘conversión ecológica’

Francisco con budistas

El Papa Francisco ha recibido esta mañana a una delegación de monjes budistas llegados desde Camboya.

Es bien sabido por todos, tal y como les hemos contado en estas páginas, que a Francisco no le gusta el proselitismo. Ayer mismo llegó a afirmar que esa práctica «es de paganos». Quizá por ese pensamiento, en el discurso de Francisco a los budistas, no tenga ni una sola referencia a Dios.

Esta tendencia es la que vienen denunciando últimamente algunos cardenales y obispos. Roma parece estar más preocupada de la ecología, la diplomacia o la inmigración que de hablar de Dios y de la salvación. Algo así es lo que dijo el cardenal Müller hace unos meses en su visita a Madrid y como pueden observar, no se equivoca.

En el discurso de Francisco a los seguidores de Buda,  les agradece que «en un momento en que la familia humana y nuestro planeta se enfrentan a graves amenazas, habéis elegido acertadamente la «Conversión ecológica» como tema de vuestro encuentro. Esta es una señal positiva de la creciente sensibilidad y preocupación por el bienestar de la Tierra, nuestra casa común, y por las importantes contribuciones que, inspirados en creencias religiosas y tradiciones espirituales, podéis hacer a vuestro noble país en su camino de reconstrucción social y económica, tras las crisis sociopolíticas de las últimas décadas».

El Papa señala que «la pobreza y la falta de respeto a la dignidad de los marginados causan mucho sufrimiento y desánimo en nuestro tiempo; por lo tanto, deben contrastarse con procesos concertados que promuevan la conciencia de la fragilidad radical de nuestros contextos ambientales».

Agrega el Pontífce que «es urgente buscar, a través del diálogo a todos los niveles, soluciones integrales basadas en el respeto a la interdependencia fundamental entre la familia humana y la naturaleza. Por eso, siguiendo el camino trazado por mis predecesores, he seguido instando al cuidado de la casa común, cuidado que es también «vocación al respeto: respeto a la creación, respeto a los demás, respeto a sí mismo y respeto a la Creador».

El Santo Padre les insistía a los budistas asegurando que «la conversión ecológica ocurre cuando se reconocen las raíces humanas de la actual crisis ambiental; cuando el verdadero arrepentimiento lleva a frenar o detener tendencias, ideologías y prácticas nocivas e irrespetuosas con la creación y cuando las personas se comprometen a promover modelos de desarrollo que curen las heridas infligidas por la codicia, por la búsqueda desmedida de ganancias económicas, por la falta de solidaridad con los vecinos y la falta de respeto por el medio ambiente».

«La conversión ecológica tiene como objetivo transformar lo que sucede en el mundo en sufrimiento personal, y así reconocer la contribución que cada uno puede hacer». Nos llama a cambiar de marcha, a cambiar los malos hábitos para poder soñar, crear y actuar juntos en la realización de un futuro justo y equitativo», subrayó el Papa.

El Papa, además, les animó a seguir los principios «que Buda legó a sus discípulos (Pratimoksa), incluida la práctica llamada «metta», que consiste en no dañar a los seres vivos y vivir un estilo de vida sencillo, los budistas pueden adquirir una actitud compasiva hacia todos los seres, incluida la tierra, su hábitat».

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