Al menos, eso cuenta Giuseppe Nardi en Katholisches.info. Lo que sí sabemos es que poco antes de Navidad se esperaba el nombramiento de un nuevo prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe y que el presuntamente designado era un joven obispo modernista alemán, Heiner Wilmer. Y no ha sucedido. Por ahora.
Francisco se deshizo súbitamente en 2017 del cardenal Gerhard Müller, el prefecto de la (entonces) Congregación para la Doctrina de la Fe nombrado por Benedicto, sustituyéndole por el español Luis Ladaria, que ya ha cumplido los prescriptivos cinco años de servicio y cuya despedida alimentaba las cábalas sobre su posible sucesor.
Fue entonces cuando fuentes fiables desde el Vaticano aseguraron que el nuevo ‘guardián de la ortodoxia’ sería el heterodoxo obispo alemán Heiner Wilmer, de Hildesheim, uno de los más entusiastas participantes en el ‘camino sinodal’ emprendido por el episcopado germano.
Pero ha pasado la Navidad y el nombramiento no es habido. ¿Qué ha podido suceder?
No se puede saber. Pero lo que especula Nardi es que, ante el inminente nombramiento de un ultraprogresista al frente de un dicasterio tan delicado algunos cardenales organizaron una oposición consistente a la nominación de Wilmer y también dejaron en claro su oposición a Santa Marta. El cardenal Müller parece haber jugado un papel no desdeñable en esto. Después de todo, ya había liderado la oposición de los cardenales a un sínodo familiar con resultados prefabricados en octubre de 2015, en ese momento todavía como prefecto de la fe. Francisco se enfureció y reaccionó con una advertencia contra una «hermenéutica de la conspiración».