Adolfo González Montes abandona Almería

Adolfo González Montes
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Adolfo González Montes ha sido obispo de la diócesis de Almería durante casi 20 años. El año pasado, le fue aceptada la renuncia al cumplir los 75 años de edad y Antonio Gómez Cantero, obispo coadjutor en ese momento de Almería, tomó posesión como obispo de la diócesis.

Desde la llegada de Gómez Cantero a Almería, su relación con el que era su obispo fue nula. Nunca atendió en nada al obispo González Montes y Gómez Cantero el coadjutor, llevaba una agenda paralela que nunca coordinó ni consultó al que era el obispo González Montes.

Ni la llamada a filas por parte del Nuncio en mayo del 2021 consiguió calmar las aguas entre ambos. Gómez Cantero impuso como norma el ninguneo absoluto a Adolfo González, hasta el punto de apartarle del control de las cuentas de la diócesis almeriense y forzar un decreto para arrebatar al obispo la potestad de gobierno, antes de su jubilación para, entre otras cosas, tomar la decisión de cerrar el seminario.

Cuando le fue aceptada la renuncia a González Montes, decidió quedarse a vivir en Almería, en concreto en su apartamento del edificio del seminario (que ha sido su casa en Almería durante sus años como obispo) que había cerrado Gómez Cantero y que años atrás había reformado Adolfo González. Durante este tiempo, la comunicación entre ambos ha sido prácticamente inexistente hasta que el obispo decidió que su vicario general, Ignacio López, hiciera de interlocutor con el emérito al que han tenido durante todo este tiempo apartado y alejado de todo foco mediático.

Durante todo este tiempo Gómez Cantero ha hecho todo lo posible para sacar a su antecesor de la ciudad de Almería, cosa que acaba de lograr. Desde hace algunos días, González Montes ya no reside en Almería y se ha mudado a Madrid.

Según reza el canon 402 del Código de Derecho Canónico en su apartado primero, “el obispo a quien se le haya aceptado la renuncia de su oficio conserva el título de obispo dimisionario de su diócesis, y, si lo desea, puede continuar residiendo en ella”. Y en el apartado segundo añade: “La conferencia episcopal debe cuidar que se disponga la conveniente y digna sustentación del Obispo dimisionario, teniendo en cuenta que la obligación principal recae sobre la misma diócesis a la que sirvió”.

Fuentes próximas al emérito reconocen a este medio que la presión ejercida por Gómez Cantero ha sido de tal magnitud, que se ha impuesto a la voluntad de González Montes quien siempre había deseado poder seguir viviendo en Almería.

La marcha de Adolfo González de Almería también lleva consigo la fuga de otro sacerdote, su secretario particular que atendía cinco pueblos almerienses y que ahora el obispado deberá cubrir dando más carga a otros sacerdotes de la diócesis. Es por tanto, el tercer sacerdote que abandona Almería desde la llegada de Gómez Cantero.

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