Honduras: ¿El diácono permanente al servicio de la Iglesia o al servicio de otros intereses?

Por Laicos de Honduras cardenal Madariaga
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La figura del diácono permanente, un hombre maduro que puede ser casado y recibe un grado de ordenación que le permite desempeñar determinados ministerios en la Iglesia católica, existía en la antigüedad y fue restaurada por el Concilio Vaticano II (1962-1965).

Para tratar el tema del diaconado dentro de la Iglesia católica, primero debemos definir su término y su clasificación, con el fin de que aquellos que están menos familiarizados con la estructura de la jerarquía católica puedan comprender.

Un diácono (del griego, diakonos, y luego del latín diaconus, «servidor») es considerado un servidor, un clérigo o un ministro eclesiástico, cuyas calificaciones y funciones muestran variaciones según las distintas ramas del cristianismo.

Hay dos clases de diáconos en la Iglesia Católica. El diácono transitorio, que se prepara para el sacerdocio, y el diácono permanente, un hombre profundamente espiritual y prudente, que después de años de estudio y formación, ayuda al Párroco y sirve a la Iglesia y su gente.

Revisando el catecismo de la Iglesia católica, tenemos:

1554 “El ministerio eclesiástico, instituido por Dios, está ejercido en diversos órdenes por aquellos que ya desde antiguo reciben los nombres de obispos, presbíteros y diáconos” (<LG28). La doctrina católica, expresada en la liturgia, el magisterio y la práctica constante de la Iglesia, reconoce que existen dos grados de participación ministerial en el sacerdocio de Cristo: el episcopado y el presbiterado. El diaconado está destinado a ayudarles y a servirles. Por eso, el término sacerdos designa, en el uso actual, a los obispos y a los presbíteros, pero no a los diáconos. Sin embargo, la doctrina católica enseña que los grados de participación sacerdotal (episcopado y presbiterado) y el grado de servicio (diaconado) son los tres conferidos por un acto sacramental llamado “ordenación”, es decir, por el sacramento del Orden.

1569 «En el grado inferior de la jerarquía están los diáconos, a los que se les imponen las manos “para realizar un servicio y no para ejercer el sacerdocio”»

1571 Desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia latina ha restablecido el diaconado “como un grado propio y permanente dentro de la jerarquía” (<LG 29), mientras que las Iglesias de Oriente lo habían mantenido siempre. 

Este diaconado permanente, que puede ser conferido a hombres casados, constituye un enriquecimiento importante para la misión de la Iglesia. 

Laicos de Honduras como un grupo de fieles católicos y vigilantes de la Iglesia de Jesucristo en Honduras, nuevamente se han interesado en el tema, dadas las infaltables denuncias que emanan de la arquidiócesis de Tegucigalpa en estos tiempos oscuros del cardenal Oscar Rodríguez Maradiaga. 

Esta investigación nace a partir de la reunión con una fuente muy cercana tanto a Rodríguez Maradiaga como a Elio Alvarenga Amador actual rector de la universidad católica de Honduras.

El primer diácono permanente en Honduras fue ordenado en abril 2012 por el Cardenal Óscar Rodríguez Maradiaga en la arquidiócesis de Tegucigalpa. Esta “gracia” recayó en el tristemente célebre Elio David Alvarenga Amador, “fundador” y eterno rector de la Universidad Católica de Honduras. El segundo, un académico, fue ordenado en 2015, en Tegucigalpa también, se trata del señor Carlos Echeverría, quien después de ser ordenado diácono permanente, también fue contratado para laboral en la misma universidad católica, al servicio del rector y de su primo hermano y vicerrector académico. Un tercero fue ordenado en 2018. Hay otro diácono permanente, de origen salvadoreño, su nombre es José Peñate, que trabaja en un barrio pobre en Comayagüela, en la parroquia Santísima Trinidad en la colonia Nueva Capital. Y un quinto de nombre Javier Amílcar Suazo que colabora en la Basílica menor de Suyapa. Todos los anteriores incardinados en la Arquidiócesis de Tegucigalpa, territorio del “Administrador Astuto” Rodríguez Maradiaga. Y un último de nombre Juan Donaghy, primero en la diócesis de Santa Rosa de Copán.

El nuevo testamento de La Sagrada Escritura también nos dice, en I Timoteo 3 

«8. También los diáconos deben ser dignos, sin doblez, no dados a beber mucho vino ni a negocios sucios;»

«10. Primero se les someterá a prueba y después, si fuesen irreprensibles, serán diáconos.»

«12. Los diáconos sean casados una sola vez y gobiernen bien a sus hijos y su propia casa.»

Continúa diciéndonos la fuente, que prefirió el anonimato, que la ordenación del primer diácono permanente en honduras, como dijimos, recayó en el actual rector de la universidad católica de honduras, el señor Elio Alvarenga Amador, lo que fue impactante y sospechoso tanto para la comunidad de la universidad católica como para los amigos y compañeros de Alvarenga Amador, no tanto porque se trataba de una nueva figura en la jerarquía católica hondureña, desconocida hasta ese momento, ni tan poco por el “pobre” currículo que presentaba el candidato, teniendo en cuenta que habían otros candidatos más merecedores de ello como don Virgilio Madrid Solís, ejemplo de dignidad. Sino porque se trataba de algo “opaco y oscuro” que se entretejía en las manos de Rodríguez Maradiaga, Juan José Pineda Fasquelle y el propio Alvarenga Amador. Los tres se verían beneficiados con la ordenación.

¿Pero que se buscaba con ordenar diácono a Alvarenga Amador?, Elio Alvarenga estuvo durante varios años de su juventud en el seminario menor San José del barrio Casamata de Tegucigalpa, según nuestras consultas a otras fuentes, y después de años de formación los sabios formadores de aquel entonces (verdaderos sacerdotes), después de evaluar su crecimiento personal y espiritual para continuar con el sacerdocio, vieron que no reunía ni los requisitos personales ni espirituales, indicándole que podía dedicarse a cualquier oficio menos a ser sacerdote. 

Esta situación le marcó la vida para siempre, sumergiendo a Elio Alvarenga en una gran depresión manifiesta en un alcoholismo disfrazado y un desbordante fanatismo religioso.

Pero las mentes ambiciosas y perversas del cardenal Rodríguez Maradiaga y su obispo auxiliar Pineda Fasquell, quienes para ese entonces ya habían formado una malévola dupla con el fin de enriquecerse a cualquier costo, pusieron el ojo en la mira para contemplar los tesoros de la Universidad Católica de Honduras, y viendo la debilidad de su rector, aquel hombre que siempre quiso ser sacerdote, decidieron que para asegurar su renta futura, Elio Alvarenga era la clave, ya que si satisfacían aquel sentimiento oprimido que lo aquejaba por largos años de su vida, podían tener a disposición no a un diácono que les sirviera en las liturgias, sino más bien al subalterno religioso que con una orden “clerical” emanada de su autoridad jerárquica, podía llenar sus bolsillos con los fondos de la Universidad Católica de Honduras. 

Hoy en día Elio Alvarenga se mueve como un sacerdote más, con camisa y cuello clerical, pero no cualquier sacerdote, nos cuentan empleados y exempleados de la universidad, sino uno reconocido por toda la Conferencia Episcopal De Honduras (CEH), por su “generosidad” repartiendo cheques en las reuniones del claustro universitario.

La historia no termina ahí, comenta la fuente, el diácono se envejeció y está entrando en la senilidad, Pineda Fasquell se convirtió en el “Chivo Expiatorio” de los pecados de su jefe y lo sacaron de la iglesia por orden del Papa Francisco, y al cardenal Rodríguez Maradiaga le toca irse ahora al cumplir sus 80 diciembres.

Tanto al “cardenal de la opción por lo pobres” como al eterno rector Alavarenga Amador, les preocupa dejar la universidad a la deriva, en manos de alguien que investigue la corrupción que ha reinado por años, y les corte el flujo de dinero que se ha drenado por décadas.

La solución ya la han venido trabajando Rodríguez y Alvarenga desde hace algunos meses, nos dice la fuente al mismo tiempo que limpia sus labios con una servilleta después de un sorbo de café.

Resulta que al interior de la universidad existe un nepotismo peor del que vemos en los gobiernos de turno en nuestro país. Hay una familia de apellido Fernández García, nos dice la fuente anónima con una picaresca sonrisa, que ha sabido posicionarse con el rector Alvarenga Amador, y han logrado obtener algunos de los mejores puestos en la estructura de la universidad. La madre de la familia Fernández García, quien ha sabido venderle a Alvarenga su condición de “vidente” de la Virgen María, le lleva permanentemente mensajes al “pobre fanático” de Alvarenga Amador, para que proceda según las revelaciones en los momentos místicos de la futura “santa”. Ella tiene también funciones de vicerrectora de la pastoral universitaria, su hija, odontóloga, es la jefa de las clínicas odontológicas también de la universidad católica de honduras, y su hijo Víctor Fernández García es el DELFÍN de Rodríguez Maradiaga y Alvarenga Amador.

Víctor, como le dice la mayor parte de la comunidad universitaria, es un joven bonachón, pero no más de eso, el año pasado lo hicieron Doctor en Teología, este año lo promovieron a Secretario General de la universidad contra todos los pronósticos y, según nuestra fuente, los planes serán de ungir como el sexto diácono de la arquidiócesis de Tegucigalpa, todo para completarle su currículo y nombrarlo el nuevo rector de la universidad católica de honduras, no al servicio de la iglesia sino al servicio del arzobispo emérito Rodríguez Maradiaga y a su diácono de oro Elio Alvarenga Amador.

El cardenal Rodríguez Maradiaga y Elio Alvarenga Amador ahora que se van, pueden dormir tranquilos, si nadie hace nada, y disfrutar de aquellos bienes de la iglesia católica gestionados para su uso personal de manera corrupta y perversa, siendo dignos de felicitarlos por ser tan excelentes prototipos del Administrador Astuto de los Evangelios, repartiendo lo que no es de ellos para ser aceptados y recibidos cuando vuelvan a ser lo que siempre fueron, NADA.

San Lucas 16,

«8. «El señor alabó al administrador injusto porque había obrado astutamente, pues los hijos de este mundo son más astutos con los de su generación que los hijos de la luz.

9.«Yo os digo: Haceos amigos con el Dinero injusto, para que, cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas.

10.El que es fiel en lo mínimo, lo es también en lo mucho; y el que es injusto en lo mínimo, también lo es en lo mucho.

11.Si, pues, no fuisteis fieles en el Dinero injusto, ¿quién os confiará lo verdadero?»

Laicos de Honduras

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Comentarios
5 comentarios en “Honduras: ¿El diácono permanente al servicio de la Iglesia o al servicio de otros intereses?
  1. El titular induce a pensar en todos los diáconos de la Iglesia. Madrid es un ejemplo de hombres entregados a su familia y trabajo para sacarla adelante, junto con el trabajo y esfuerzo de su mujer, y a su ministerio de forma totalmente al margen de cualquier recompensa económica. El que haya uno o dos diáconos dedicados a enriquecerse por no haberse hecho un discernimiento de su vocación, no debe dar un titular de este tipo.

    1. Soy diácono permanece. Opino igual. Hay obispos y curas que son unos sinvergüenzas y nadie pone en cuestión el ministerio delñ presbiterado o el episcopado. Relacionar el diaconado con un caso de corrupción, como si ambas cosas fueran de la mano es tener mala baba.

    2. No es verdad que el titular induzca a pensar en todos los diáconos de la Iglesia, porque dice claramente: «HONDURAS: ¿El diácono permanente…». ¿Alguien piensa que los diáconos de la Iglesia están todos en Honduras? Sin entrar a valorar lo que se relata, aquí se está hablando de un caso muy concreto.

  2. Considero una gran irresponsabilidad la publicación de esta nota, con un contenido en términos acusativos, que expone (de ser ciertos) elementos de que pertenecen a la intimidad de una persona, que dependiendo de la intencion con que se lea, se enfatiza intencionalmente una categorización de dicha persona. Si es tan contundente la declaración, no entiendo el anonimato del que lo expone, pues una cosa es proteger la identidad y otra cosa es «tocar el timbre de una puerta y salir corriendo». Me parece poco serio el criterio de esta publicación pues con las palabras adecuadas lo que hace es acentuar el «imperio de lo subjetivo» sin observar la declaración de la parte acusada. El Codigo de Derecho Canónico también dice en el canon 220 que «A nadie le es lícito lesionar ilegítimamente la buena fama de que alguien goza ni violar el derecho de cada persona a proteger su propia intimidad.»

    1. «no entiendo el anonimato del que lo expone»

      ¿En serio no lo entiende, caracterizándose la «iglesia de Francisco», de la que Rodríguez Madariaga forma parte, por su enorme «misericordia» con los no simpatizantes? Cualquiera se atreve a señalarse (sobre todo si es sacerdote o religioso, o si come gracias a algún puesto dependiente de esta gente). Lo inentendible sería lo contrario. En cualquier caso, si alguien considera que hay algo delictivo, que denuncie.

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