La familia de José Antonio Primo de Rivera pide su exhumación

Tumba José Antonio
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La familia del fundador de Falange Española ha solicitado al Abad del Valle de los Caídos y a la Dirección General de Salud Pública de la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid, la exhumación de los restos mortales de José Antonio Primo de Rivera.

En el comunicado difundido por la familia, aseguran que cuando reciban la autorización solicitada, trasladarán el cuerpo de Primo de Rivera a otro cementerio, que no han desvelado, para que reciba una sepultura como dejó escrito José Antonio en su testamento «conforme al rito de la Religión Católica, Apostólica, Romana que profeso en tierra bendita y bajo el amparo de la Santa Cruz».

Esta maniobra de la familia de Primo de Rivera se produce días después del anuncio por parte del Gobierno de exhumar los restos del fundador de Falange en base a la totalitaria Ley de Memoria Democrática que busca el enfrentamiento continuo entre los españoles y reabrir heridas del pasado.

La familia de Primo de Rivera señala en el comunicado que «el proceso de exhumación debe permanecer y permanecerá dentro de la estricta intimidad familiar, sin que pueda convertirse en una exhibición pública propensa a confrontaciones de ninguna clase entre españoles».

Además, los familiares del fundador de La Falange, aseguran que «José Antonio seguirá manteniendo el sitio preeminente que le corresponde en la memoria de muchos españoles y no podrá ser objeto de más humillaciones».

El testamento de José Antonio

El fundador de Falange Española murió asesinado en la cárcel de Alicante el 20 de noviembre de 1936.

Allí, escribió su testamento sabiendo ya que en pocos días sería asesinado por el bando republicano. «Condenado ayer a muerte, pido a Dios que si todavía no me exime de llegar a ese trance, me conserve hasta el fin la decorosa conformidad con que lo preveo y, al juzgar mi alma, no le aplique la medida de mis merecimientos, sino la de su infinita misericordia», escribió José Antonio.

Sabiendo que la muerte le llegaría pronto, Primo de Rivera concluye su testamento ante de las cláusulas perdonando a los que iban a asesinarlo: «En cuanto a mi próxima muerte, la espero sin jactancia, porque nunca es alegre morir a mi edad, pero sin protesta. Acéptela Dios Nuestro Señor en lo que tenga de sacrificio para compensar en parte lo que ha habido de egoísta y vano en mucho de mi vida. Perdono con toda el alma a cuantos me hayan podido dañar u ofender, sin ninguna excepción, y ruego que me perdonen todos aquellos a quienes deba la reparación de algún agravio grande o chico. Cumplido lo cual, paso a ordenar mi última voluntad en las siguientes».