Es el mensaje que ha lanzado Francisco este fin de semana a través de su cuenta de twitter que ha dejado ciertamente perplejos a no pocos católicos.
El sábado a medio día, la cuenta del Papa Francisco publicó un tuit con el siguiente mensaje: «El paradigma vegetal contiene un planteamiento distinto sobre la tierra y el ambiente. Las plantas saben cooperar con el ambiente que las rodea, e incluso cuando compiten, en realidad están cooperando por el bien del ecosistema. Aprendamos de la humildad de las plantas».
El paradigma vegetal contiene un planteamiento distinto sobre la tierra y el ambiente. Las plantas saben cooperar con el ambiente que las rodea, e incluso cuando compiten, en realidad están cooperando por el bien del ecosistema. Aprendamos de la humildad de las plantas.
— Papa Francisco (@Pontifex_es) September 24, 2022
Cada vez estamos más acostumbrados a proclamas, mensajes y discursos del Papa y de altos cargos vaticanos en donde no se habla de Dios. Estos nuevos mensajes mundanos guardan cierta relación con la aplicación de la Agenda 2030 y los llamados Objetivos de Desarrollo sostenible.
Algo parecido ocurrió hace escasos días en la audiencia que mantuvo Francisco con los directivos de la consultora Deloitte. Francisco se dirigió a ellos en el Aula de Pablo VI con un discurso vacío de Dios.
Precisamente, en la reciente entrevista que concedió el cardenal Müller a este medio, una de las preguntas iban en esa dirección. ¿A qué se debe que cada vez más se hable en la Iglesia de temas como la ecología, el planeta u otros temas, y menos de Jesucristo y sus enseñanzas?, fue una de las preguntas que se le hizo al ex prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
El purpurado alemán señaló que «en un mundo en el que el sentido y la meta del ser humano se limitan materialmente a contenidos temporales y transitorios (como la adquisición de poder, prestigio, dinero, lujo, satisfacción placentera), es más fácil hacerse interesante como agente de este programa de un «Nuevo Orden Mundial sin Dios» (según las lecturas capitalistas o comunistas). «¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?» (Mt 16,26)».
Además, Müller insistió en que «si queremos ser discípulos de Jesús, también debemos obedecer su palabra: «Buscad más bien su reino, y lo demás se os dará por añadidura» (Lc 12,31). No existe una oposición estricta entre los bienes eternos/espirituales y las necesidades temporales/perecederas de la vida. Pero antes pedimos a Dios, nuestro Padre, que venga su Reino y que se haga su santa Voluntad en el cielo como en la tierra. Y también pedimos el pan de cada día, el perdón de nuestros pecados como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, y la salvación de todos los males derivados de nuestra separación pecaminosa de Dios, como origen y meta de todo ser humano».