El relativismo moral de Isabel Díaz Ayuso

Ayuso
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«Éstos son mis principios, y si no le gustan, tengo otros», dicen que dijo en su momento Groucho Marx.

Es lo que podría considerarse el comienzo del relativismo moral, esa corriente filosófica, dominante e imperante en nuestros días, especialmente en todo Occidente, que defiende que no existen verdades absolutas.

Cuando no se tienen principios sólidos como por ejemplo qué es el Bien, la Verdad, o la Belleza, es difícil sostener un discurso que sea consecuente con la antropología y la propia naturaleza humana. Y esto precisamente es lo que le pasa a la presidente de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

En la entrevista que concedió ayer para OndaCero, la dirigente popular puso de nuevo las cartas encima de la semana y salió en defensa del aborto sin tapujos ni titubeos. En su defensa por legislar a favor de acabar con la vida humana de un niño en el vientre materno, Ayuso reconocía abiertamente que se trata de algo complejo porque lo que está en juego es una vida humana. Entonces, ¿cómo puede afirmar que hay una vida en juego y acto seguido defender que se pueda acabar con ello?

Amparándose en la libertad suprema de la mujer para decidir si quiere o no «seguir adelante con su embarazo», quizá haya que recordarle a Ayuso que antes que la libertad, está la vida el primer derecho humano ya que sin la vida no existiría ningún otro.

Esto significa no haber entendido nada del valor y la dignidad de cada vida, única e irrepetible, creada a imagen y semejanza de Dios. Pero tampoco pidamos peras al olmo…

Hasta hace algunos años, Díaz Ayuso se jactaba en un programa de El Gato al Agua de no ser creyente ni ir a Misa y que su partido, el PP, no es una secta que hace exámenes de religión o moral antes de entrar. En ese debate televisivo, Ayuso defiende que en su partido hace 15 años nadie se imaginaba que se tuviera pensamientos distintos en materia de aborto, eutanasia o matrimonio homosexual. Para ella,» quien cambia la hoja de ruta es la sociedad» y es a lo que debe amoldarse el partido.

Además, durante esa intervención, Ayuso se congratulaba de que en el PP hubiera diversidad de opiniones en materia como el aborto o la eutanasia. Acto seguido sobre la posibilidad de abrir el debate interno en el PP sobre la eutanasia, Ayuso se mostraba favorable. «¿Y por qué no? Si es un debate social habrá que abrirlo», dijo la entonces diputada del PP en la Asamblea de Madrid.

¿Puede un católico votar a Ayuso?

La realidad a día de hoy, es que Ayuso ha sabido captar, seguramente bien asesorada por sus colaboradores más cercanos, el perfil el votante de conservador que predomina en Madrid y al que tiene que dirigirse.

Es por ello, que últimamente había centrado sus intervenciones en hablar en un tono más favorable a ayudar a la mujer para evitar que aborte, pero nunca sin renunciar a que deje de existir dicha posibilidad. ¿Puede entonces un católico votar a alguien que defiende pública y abiertamente el aborto? La respuesta está clara y la dio Benedicto XVI con los principios no negociables.

Allá cada cual con su conciencia y su negociación, pero la Iglesia, el Catecismo, la Tradición y los papas han dejado claro que el aborto no es nunca negociable para un católico.

Ayuso: «Defiendo un aborto legal y seguro»