A través de un comunicado difundido por la diócesis afectada, el obispo Stephen D. Parkes obispo de Savannah, ha dado a conocer la noticia.
El obispo de la diócesis escribe en el comunicado que en diciembre del año 2021 el Vaticano solicitó a los obispos que desearan continuar con la celebración de la Misa según el Misal de 1962 en su diócesis debían solicitar permiso para hacerlo.
«Después de la oración y el discernimiento, escribí a la Congregación para el Culto Divino (ahora el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos) a mediados de abril para solicitar permisos para iglesias parroquiales específicas en nuestra diócesis», añade Stephen Parkes.
A finales del mes de mayo, el obispo recibió de Roma la siguiente respuesta:
«La Misa según el Missale Romanum de 1962 podrá celebrarse en la parroquia del Sagrado Corazón (*) en Savannah semanalmente hasta el 20 de mayo de 2023.
La Misa según el Missale Romanum de 1962 se puede celebrar en las parroquias de Santísima Trinidad en Augusta, San José en Macon y San Antonio de Padua en Ray City mensualmente hasta el 20 de mayo de 2023.
Al implementar los permisos otorgados por el Dicasterio para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, tenga en cuenta que la Misa según el Missale Romanum de 1962 ya no se celebrará en la Catedral Basílica de San Juan Bautista a partir del domingo. 7 de agosto de 2022. A partir de esa fecha, la Misa se celebrará en la parroquia del Sagrado Corazón (1707 Bull Street, Savannah) a la 1:00 p. m. los domingos. Estoy seguro de que la parroquia del Sagrado Corazón ofrece un lugar íntimo y apropiado para el culto y el liderazgo de la parroquia estará atento a las necesidades pastorales de aquellos que asisten a la misa de la 1:00 p. m. allí».
Ante esta imposición de Roma, el obispo «agradece al Dicasterio por conceder los permisos antes mencionados para que las Misas según el Missale Romanum de 1962 puedan continuar celebrándose un año más».
Acto seguido, el obispo de la diócesis de Savannah escribe que «desde mi nombramiento como vuestro Obispo, he estado presente en las Misas celebradas con este Misal, y reconozco la reverencia y la belleza de estas liturgias».
Del mismo modo, reconoce que «el eventual cese de estas Misas será difícil para muchos de los fieles de nuestra Diócesis». «Por favor, sepa de mi preocupación pastoral por usted. Junto con el p. Allan McDonald (Delegado del obispo para la Misa en forma extraordinaria), los sacerdotes que celebran estas Misas acompañarán a los asistentes en los próximos meses a medida que se haga la transición a la Misa de conformidad con los decretos del Concilio Vaticano II», zanja el prelado.
A modo de conclusión, Stephen D. Parkes lanza la siguiente reflexión: «Los pastores fueron conducidos con asombro y asombro al pesebre. Con el mismo espíritu reverente, somos invitados a un encuentro íntimo con Cristo en cada celebración eucarística, cuando seamos “un cuerpo y un espíritu” con Él. Nuestra adoración unificada como el Cuerpo de Cristo da gloria a Dios, fortalece nuestra fe y finalmente nos prepara para la vida venidera. Oremos por la ayuda maternal de la Santísima Madre mientras nuestra familia diocesana camina unida para implementar las directivas de la Santa Sede. Mientras nosotros, como ella, reflexionamos en nuestros corazones, que seamos llenos de los dones de la paz y la esperanza para el futuro, abiertos a la unión con Dios y a la comunión unos con otros».