Si uno quiere saber qué nos preparan los poderosos, nada mejor que leer The Economist. Por eso no es irrelevante que el semanario británico haya escrito para predecir un cisma dentro de la Iglesia.
La tesis de The Economist es, como no podía ser de otra manera, que la Iglesia tiene que seguir ‘aggiornándose’, adaptándose al mundo a toda velocidad, empezando por permitir el matrimonio a los sacerdotes, en la creencia de que el celibato es la causa última de los abusos sexuales clericales. El hecho de que en aproximadamente un 80% de los casos conocidos los abusos hayan sido de orden homosexual no parece hacerles cambiar de opinión.
El caso es que la Iglesia necesita cambios, que esos cambios se van a dar y que eso, probablemente, lleve a cisma que, dicen citando fuentes internas vaticanas, “está en el aire”.
El mundo debe tener una religión universal coherente con las ideas hoy dominantes en medios y en la esfera pública, y para asumir ese papel la Iglesia debe renunciar lo más posible a “doctrinas específicas” y a la pretensión exclusivista de ser custodia de una verdad universal y eterna.
El cisma se aproximaría a medida que se denunciaran más y más casos de abusos en los próximos meses en América del Sur, Alemania, América del Norte, Francia, Reino Unido y otras regiones. “El abuso sexual parece ser inusualmente común entre el clero. Los investigadores creen que entre el 6% y el 9% de los sacerdotes católicos y figuras religiosas pueden haber sido abusadores de niños. Dado que muchos abusos sexuales no se denuncian, es difícil encontrar cifras fiables para la población general”, escriben en el semanario.
Afortunadamente, nuestros dirigentes globalistas tienen la solución. The Economist, que se dice apoyado en esto por diversos obispos, propone una -otra- «modernización» de la Iglesia en la que el Papa deberá aceptar la abolición del celibato para los sacerdotes, pero también apertura a las mujeres sacerdotisas y aceptación del matrimonio entre personas del mismo sexo.