Se cumplen 50 años de la «profecía» de Pablo VI: «Por alguna grieta ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios»

Pablo VI El Papa san Pablo VI desde el balcón de San Pedro
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El 29 de junio de 1972, el Papa Pablo VI celebraba su décimo aniversario de toma de posesión como «Cabeza» de la Iglesia Católica.

Montini celebraba la Misa del comienzo de su décimo año de pontificado. Durante su homilía predicada en la festividad de San Pedro y San Pablo, quiso centrar su discurso en hablar sobre la Iglesia.

«El sacerdocio significa la capacidad de adorar a Dios, de comunicarse con él, de ofrecerle algo digno en su honor, de hablarle, de buscarle siempre en una nueva profundidad, en un nuevo descubrimiento, en un nuevo amor. Este impulso de la humanidad hacia Dios, nunca suficientemente realizado, ni suficientemente conocido, es el sacerdocio de quienes se insertan en el único Sacerdote, que es Cristo, tras la inauguración del Nuevo Testamento. Quienes son cristianos están, por tanto, dotados de esta cualidad, de esta prerrogativa de poder hablar al Señor en términos verdaderos, como de hijo a padre», dijo el Pontífice.

Pablo VI añadió que «los fieles, que son llamados a la filiación de Dios, a participar del Cuerpo Místico de Cristo, deben ejercitar este diálogo, esta conversación, esta conversación con Dios en la religión, en el culto litúrgico, en el culto privado, y extender el sentido de sacralidad también a las acciones profanas».

El Papa italiano afirmó que «estamos invitados a dar al pueblo cristiano, que se llama Iglesia, un sentido verdaderamente sagrado. Y sentimos que debemos contener la ola de blasfemia, de desacralización, de secularización que asciende y quiere confundir y abrumar el sentido religioso en el secreto del corazón, en la vida privada o incluso en las afirmaciones de la vida exterior».

«Hemos perdido, señala Pablo VI, el hábito religioso, y muchas otras manifestaciones externas de la vida religiosa», lamentaba Pablo VI. Una realidad que en estos tiempos ha ido a más. También es de justicia reconocer que algo de aire fresco empieza a correr, especialmente entre las vocaciones sacerdotales y religiosas más jóvenes. Son, en general, los jóvenes quienes están volviendo a vestir con hábitos, sotanas y cleryman.

La Iglesia de los años 70

En plena época del postconcilio, refiriéndose a la situación de la Iglesia de 1972, fue cuando Pablo VI afirmó que tenía la sensación de que «por alguna grieta ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios».

«Hay duda, incertidumbre, problemas, inquietud, insatisfacción, confrontación. Ya no confiamos en la Iglesia; confiamos en el primer profeta profano que viene a hablarnos de algún periódico o de algún movimiento social para perseguirlo y preguntarle si tiene la fórmula de la verdadera vida», añadió el Santo Padre.

Además, Montini subrayó que «la duda entró en nuestras conciencias, y entró por ventanas que en cambio debían abrirse a la luz. De la ciencia, que está hecha para darnos verdades que no se aparten de Dios sino que nos hagan buscarlo aún más y celebrarlo con mayor intensidad, ha venido en cambio la crítica, ha venido la duda».

De igual modo, dijo el Papa italiano que en esos momentos «se celebra el progreso para luego poder derribarlo con las revoluciones más extrañas y radicales, para negar todo lo logrado, para volver a lo primitivo después de haber exaltado tanto el progreso del mundo moderno». Bien nos recuerda esta afirmación, cincuenta años más tarde, a situaciones que vivimos en estos momentos en donde se busca prohibir, restringir y limitar muchos avances tecnológicos.

Traduciendo la frase anterior de Pablo VI podría hacerse el símil con los coches. Un invento celebrado por todos, que ahora revoluciones extrañas (ultraecologismo) pretenden eliminar por ser instrumentos contaminantes y por tanto contrarrevolucionarios, para volver de nuevo al punto de partida.

Pablo VI también confesó que en ese momento «el estado de incertidumbre reina también en la Iglesia. Se creía que después del Concilio vendría un día soleado para la historia de la Iglesia. En cambio, ha llegado un día de nubes, de tormentas, de oscuridad, de investigación, de incertidumbre».

El «humo de Satanás» en nuestros días

En el año 2015 con motivo del Sínodo de la familia el arzobispo de Astaná, Tomash Peta, advirtió a los demás padres sinodales de que ese «humo de Satanás» que trataba de meterse en el Sínodo lo hacía a través de la propuesta de que los divorciados vueltos a casar comulguen, la defensa de la cohabitación e incluso de la homosexualidad.

Con la fase diocesana recién terminada del Sínodo de la sinodalidad, muchos podrán pensar que ese humo más que colarse ha impregnado los muros vaticanos.

Por el momento, las diócesis de todo el mundo van cerrando sus síntesis y propuestas, muchas de ellas a cada cual más protestante y herética.

La propuesta de diaconado y sacerdocio femenino, la aceptación de las parejas homosexuales, el cambio y revisión del catecismo para adaptarlo en materia de moral sexual o la banalización de la liturgia y lo sagrado no son solo «propuestas de base».

Por desgracia, quienes deberían ser garantes y defensores del depósito de la fe y confirmar al pueblo de Dios en ella, en no pocas ocasiones son los causantes de grandes controversias y confusiones entre los fieles.

Sin ir más lejos, todas las propuestas citadas anteriormente, son defendidas y apoyadas por gran parte de la jerarquía de la Iglesia alemana, entre ellos, el cardenal Marx. De ahí que pensar que el humo de Satanás haya impregnado a miembros de la Curia romana resulta bastante verosímil. Al fin y al cabo, estamos hablando de posibles candidatos a ser Papa y que contradicen la doctrina católica.