El pasado 12 de junio la Iglesia del Gesú en Roma, iglesia madre de la Compañía de Jesús, inauguró el nuevo altar de la iglesia.
Hay quien, como el sacerdote estadounidense John Zuhlsdorf, lo califica como «uno de los mayores actos de vandalismo perpetrados sobre una de las obras maestras del Barroco».
En el espacio justo delante del antiguo altar, ha sido instalado un nuevo altar «moderno» en forma de cubo (que recuerda a la Kaaba de la Meca) sobre una plataforma circular de madera que daña gravemente el conjunto artístico del Gesú.
En la nota explicativa de esta intervención se puede leer: “La iglesia del Gesù, iglesia madre de la Compañía de Jesús en Roma, presenta una disposición renovada del santuario en consonancia con el Concilio Vaticano II. Concebida a finales del siglo XVI -se dedicó en 1584-, la iglesia del Santísimo Nombre de Jesús encarna plenamente el espíritu del Concilio de Trento, con una sola nave y la atención centrada en el altar. Era necesaria, por tanto, una actualización litúrgica…»
Afirman que «se trata de una reorganización en línea con las sugerencias del Concilio…. La nueva disposición no compite con la original, sino que se ajusta a las exigencias concretas de una comunidad que celebra en la actualidad. Era necesario que el Pueblo de Dios pudiera reunirse y sentirse como un solo cuerpo”.
La iglesia del Gesú de Roma
Construida entre 1568 y 1584, Il Gesú fue la primera iglesia jesuita que se construyó en Roma. Decorada de forma profusa y opulenta a partir del siglo XVII, en la actualidad constituye uno de los ejemplos más destacados del arte barroco romano.
Una de las alas del templo acoge la Capilla de San Ignacio de Loyola, una de las maravillas del arte romano barroco. En ella se encuentra la sepultura del santo decorada con plata, oro, bronce, mármol y algunos minerales especiales.