Las conclusiones sinodales en Barcelona piden mujeres sacerdotes, celibato opcional y reforma litúrgica

Sínodo Barcelona El cardenal Omella clausura la fase diocesana del Sínodo de Barcelona (Archidiócesis de Barcelona)
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Siguen llegando conclusiones sinodales de más diócesis españolas con motivo de la clausura de la fase diocesana.

Se empieza a observar un patrón común en muchas de las propuestas sinodales de prácticamente todas las diócesis. Ordenar mujeres, romper con el celibato sacerdotal, más democracia interna y liturgias con lenguajes adaptados y más sencillas. Este podría ser el resumen de lo que andan pidiendo los que participan, generalmente pocos y personas de mediana o avanzada edad según los propios datos aportados por las diócesis.

Como si se tratase del día de la marmota, seguimos leyendo como el Sínodo para la sinodalidad sigue siendo utilizado para «protestantinizar» la Iglesia Católica.

La archidiócesis de Barcelona informa que cerca de 700 personas, con Omella a la cabeza, se dieron cita en el encuentro de clausura del cierre de la primera etapa sinodal.

Asistentes a la clausura del Sínodo (Archidiócesis Barcelona)

Entrando en materia, el arzobispado catalán ha compartido en su página web una síntesis con los trabajos desarrollados estos meses por los grupos reunidos en torno a esta causa.

Desconfianza

Los grupos participantes en el proceso de escucha reconocen que «no podemos ocultar cierta desconfianza y escepticismo de algunos, pensando en los filtros por los que pasarán las diferentes propuestas, por el recuerdo y la frustración de otras experiencias de consulta vividas anteriormente y que no se han visto fructificar como se esperaba, o incluso por la desconfianza que las cosas realmente cambien».

En cuanto a los números totales, afirman haber recibido unas 280 propuestas de casi 7000 participantes, lo cual viene a poner de manifiesto, otra vez, el escaso interés tanto dentro como fuera de la Iglesia por este proceso.

Orientación sexual y ordenación de mujeres

En la síntesis llaman a «estar atentos especialmente a los que están o se sienten excluidos o rechazados». Este capítulo sirve para abrir el melón LGTB.

Piden poner especial cuidado «con los que se sienten marginados por la comunidad eclesial, la mayoría de las veces por cuestiones morales, especialmente por su situación familiar o por su orientación sexual: «Falta coherencia entre lo que se predica y lo que se hace: “Amar a todos” y no se ve bien el amor entre personas del mismo sexo». Necesitamos que la comunidad cristiana sea vitalmente una «escuela de acogida», se lee literalmente en el documento.

Tampoco podía faltar la referencia al tema de la igualdad entre hombre y mujer en la Iglesia, que «se percibe jerárquica, autoritaria, machista, antidemocrática: «Se la oye más que se la escucha»; «La mujer ocupa un lugar secundario, aunque es mayoría en número y presencia; lamentamos que no puedan asumir los ministerios diaconales y presbiterales», afirma la síntesis sinodal. Pedir el diaconado femenino e incluso si fuese posible la ordenación sacerdotal, es una de las prioridades para solicitar a instancias superiores.

Celibato opcional y reforma litúrgica

Otra de las apuestas que hacen es buscar «una Iglesia que adapta los diferentes ministerios abriendo la posibilidad al celibato opcional o la posibilidad del acceso al presbiterado de hombres casados».

También piden «una Iglesia que se esfuerza en simplificar el lenguaje de la fe para así poder dialogar con el mundo y hacer que su mensaje sea comprensible para la mayoría y especialmente el lenguaje de las celebraciones litúrgicas (palabras, gestos, símbolos, etc.)».

«Preocupa especialmente la utilización de lenguaje, palabras, gestos símbolos y signos muchas veces incomprensibles, alejados de la sociedad en general y de los jóvenes en particular. Por esto se ve muy necesario actualizarlos y adaptarlos para que sean significativos», afirman en clara alusión a la Misa

Entre las aportaciones realizadas, los grupos participantes parecen estar disgustados con los procesos poco sinodales que se emplean a la hora de elegir a los obispos o a los párrocos. Es por ello por lo que solicitan «una Iglesia que establezca procesos claramente sinodales en los nombramientos de los párrocos y obispos». Afirman que los procesos de elección están llenos de «secretismo y oscurantismo»