Roma locuta: se mantienen la obligación de mascarilla FFP2 en lugares cerrados y el certificado sanitario, también en los Museos Vaticanos y otros espacios, mientras en el resto del mundo, España incluida, empiezan a levantarse todas las restricciones.
Uno espera de la Iglesia que se distinga del mundo secular, pero lo que estamos viendo en el Vaticano con respecto a la pandemia es la paradójica situación por la que la Santa Sede ha ido más lejos en el seguimiento de los ‘expertos’ más radicales que los países secularizados. Su fe en la ‘ciencia’ oficial resulta conmovedora, pero un tanto desconcertante.
Porque lo que hace en la práctica este régimen es lo que más critica el Santo Padre: discriminar, excluir y crear ‘ciudadanos de segunda’, algo que quizá podía tener sentido cuando la pandemia estaba en su máximo esplendor, se sabía menos sobre lo que funcionaba contra ella y, sobre todo, el resto del mundo aplicaba medidas similares.
Pero, ya ven: Pietro Parolin, secretario de Estado, ha anunciado que se prorrogan las medidas contra el coronavirus al considerar «la actual situación de pandemia», lo que «requiere procedimientos específicos, extraordinarios y excepcionales» para afrontarla. Por qué el resto del mundo ya no lo ve así, a dos años de su inicio, es algo que no aclara el texto.
Además de la mascarilla en todos los espacios cerrados del Vaticano, la ordenanza prescribe también la distancia ‘social’ mínima, la higiene en las manos, y la desinfección y ventilación periódica de todos los espacios públicos.
Por lo demás, la Santa Sede seguirá solicitando el certificado sanitario base, que demuestra la vacunación, la curación del virus o la obtención de una prueba negativa hecha previamente. Este pase será necesario para acceder a los Museos Vaticanos y sus Jardines, para las Villas Pontificias o para el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, tradicional residencia estival de los papas hasta la llegada de Francisco, que prescindió de ella.
Por otro lado, la vacunación seguirá siendo obligatoria para gran parte del personal que trabaja en el Vaticano.
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