Benedicto XVI pide perdón a las víctimas de abusos sexuales

Benedicto XVI perdón víctimas abusos
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El Papa emérito responde al informe en el que se le acusa de haber manejado mal cuatro casos de abusos sexuales.

«Hoy nuevamente puedo sólo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón. Ya que he tenido importantes responsabilidades en la Iglesia Católica, mayor es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi misión en los respectivos lugares». Son palabras de Benedicto XVI en una carta pública que la Oficina de Prensa de la Santa Sede ha emitido esta mañana.

En el escrito, fechado el domingo 6 de febrero, Ratzinger afirma que cada caso de abuso sexual «es terrible e irreparable». «Me siento consternado por cada uno de ellos en particular, y a las víctimas de esos abusos quisiera hacerles llegar mi más profunda compasión», escribe.

El Papa emérito manifiesta que «sólo puedo elevar mis oraciones al Señor y suplicar a todos los ángeles y a los santos, y a vosotros, queridas hermanas y queridos hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor».

La carta es un anticipo de la respuesta que el que fuera arzobispo de Múnich y Freising de 1977 a 1982 ofrece ante la publicación del informe en el que se le acusa de mal manejo de cuatro casos de abusos sexuales.

El Papa emérito comienza la carta diciendo que, después de la publicación del informe, quiere dirigir a los fieles «unas palabras personales». Ratzinger agradece que, en estos días de «examen de conciencia y reflexión» haya experimentado «tanto apoyo, tanta amistad y tantas muestras de confianza».

El Papa emérito a las gracias «especialmente» al grupo de «amigos» que redactó el memorial de 82 páginas para el bufete de abogados de Múnich que, confiesa, «no podría haber escrito solo». Benedicto XVI dice que esos colaboradores le ayudaron a estudiar y analizar el informe pericial de casi 2.000 páginas. «El resultado se publicará más adelante, como suplemento a esta carta», anuncia.

En la tarea de redacción del documento «se produjo un error en cuanto a mi participación a la reunión del Ordinariato del 15 de enero de 1980», el famoso encuentro en el que se decidió acoger al sacerdote pederasta en la diócesis para someterse a terapia. Este error, escribe Ratzinger, «que lamentablemente se produjo, no fue intencionado y espero que sea disculpado».

«Me afectó profundamente que el descuido se utilizara para dudar de mi veracidad, y presentarme incluso como mentiroso», revela el Pontífice emérito, pero dice también que le han conmovido aún más «las numerosas expresiones de confianza, los cordiales testimonios y las conmovedoras cartas de aliento que he recibido de tantas personas».

Ratzinger dice estar «especialmente agradecido a su sucesor, el Papa Francisco, «por la confianza, el apoyo y las oraciones que me ha manifestado personalmente».

«A las palabras de agradecimiento es necesario que siga ahora una confesión», anuncia el Papa alemán, que señala como cada vez le llama más la atención que la Iglesia ponga al principio de la celebración de la Santa Misa «la confesión de nuestras culpas y la petición de perdón». «Rogamos públicamente al Dios vivo que perdone nuestra culpa, nuestra grande, grandísima, culpa», añade.

«En todos mis encuentros con víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes, especialmente durante mis numerosos viajes apostólicos, he percibido en sus ojos las consecuencias de una grandísima culpa y he aprendido a entender que nosotros mismos caemos dentro de esta grandísima culpa cuando la descuidamos o cuando no la afrontamos con la necesaria decisión y responsabilidad, como ha sucedido y sucede demasiadas veces», continúa Ratzinger.

«Como en aquellos encuentros, hoy nuevamente puedo sólo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón. Ya que he tenido importantes responsabilidades en la Iglesia Católica, mayor es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi misión en los respectivos lugares», indica el Papa emérito de 94 años.

«Comprendo cada vez más la repugnancia y el miedo que Cristo experimentó en el Monte de los Olivos cuando vio todas las cosas terribles que debía superar interiormente. El hecho de que los discípulos estuvieran dormidos en ese momento representa, por desgracia, una situación que se repite incluso hoy y por la que también me siento interpelado», reconoce.

«Por eso, sólo puedo elevar mis oraciones al Señor y suplicar a todos los ángeles y a los santos, y a vosotros, queridas hermanas y queridos hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor», escribe.

«Muy pronto me presentaré ante al juez definitivo de mi vida. Aunque pueda tener muchos motivos de temor y miedo cuando miro hacia atrás en mi larga vida, me siento sin embargo feliz porque creo firmemente que el Señor no sólo es el juez justo, sino también el amigo y el hermano que ya padeció Él mismo mis deficiencias y por eso, como juez, es también mi abogado (Paráclito)», indica. «Ser cristiano me da el conocimiento y, más aún, la amistad con el juez de mi vida y me permite atravesar con confianza la oscura puerta de la muerte», escribe al final de la carta.

Intentan oscurecer, de nuevo, el pasado de Benedicto XVI

Les ofrecemos la carta íntegra de Benedicto XVI, publicada en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

Carta del Papa emérito Benedicto XVI

acerca del informe sobre los abusos

en la Arquidiócesis di Múnich y Freising

Ciudad del Vaticano, 6 de febrero de 2022

Queridas hermanas y queridos hermanos:

Tras la presentación del informe sobre los abusos en la arquidiócesis de Múnich y Freising el 20 de enero de 2022, quisiera dirigiros a todos vosotros unas palabras personales. En efecto, aunque fui arzobispo de Múnich y Freising menos de cinco años, sigo teniendo un profundo sentimiento de pertenencia a la arquidiócesis de Múnich como mi patria.

En primer lugar, me gustaría expresar unas palabras de sincero agradecimiento. En estos días de examen de conciencia y reflexión he experimentado tanto apoyo, tanta amistad y tantas muestras de confianza como no hubiera imaginado. Quisiera agradecer especialmente al pequeño grupo de amigos que redactó, con abnegación, mi memorial de 82 páginas para el bufete de abogados de Múnich, que no podría haber escrito solo. Además de las respuestas a las preguntas que me planteó el bufete, también se añadían la lectura y el análisis de casi 8.000 páginas de documentos en formato digital. Estos colaboradores me ayudaron después a estudiar y analizar el informe pericial de casi 2.000 páginas. El resultado se publicará más adelante, como suplemento a esta carta.

En la gigantesca tarea de aquellos días ―la redacción del pronunciamiento― se produjo un error en cuanto a mi participación a la reunión del Ordinariato del 15 de enero de 1980. Este error, que lamentablemente se produjo, no fue intencionado y espero que sea disculpado. Decidí, en su momento, que el arzobispo Gänswein lo hiciera presente en el comunicado de prensa del 24 de enero de 2022. Esto no disminuye en absoluto el cuidado y la dedicación que era y sigue siendo un imperativo evidente para esos amigos. Me afectó profundamente que el descuido se utilizara para dudar de mi veracidad, y presentarme incluso como mentiroso. Pero me han conmovido aún más las numerosas expresiones de confianza, los cordiales testimonios y las conmovedoras cartas de aliento que he recibido de tantas personas. Estoy especialmente agradecido al Papa Francisco por la confianza, el apoyo y las oraciones que me ha manifestado personalmente. Por último, quisiera agradecer a la pequeña familia del Monasterio “Mater Ecclesiae”, cuya comunión de vida en los momentos felices y en los difíciles me da esa solidez interior que me sostiene.

A las palabras de agradecimiento es necesario que siga ahora una confesión. Cada vez me llama más la atención que, día tras día, la Iglesia ponga al principio de la celebración de la Santa Misa ―en la que el Señor nos entrega su palabra y a sí mismo― la confesión de nuestras culpas y la petición de perdón. Rogamos públicamente al Dios vivo que perdone nuestra culpa, nuestra grande, grandísima, culpa. Está claro que la palabra “grandísima” no se aplica de la misma manera a cada día, a cada día en particular. Pero cada día me interpela si también hoy no deba hablar de grandísima culpa. Y me dice de forma consoladora que por muy grande que hoy sea mi culpa, el Señor me perdona, si me dejo examinar sinceramente por él y si estoy realmente dispuesto al cambio de mí mismo.

En todos mis encuentros con víctimas de abusos sexuales por parte de sacerdotes, especialmente durante mis numerosos viajes apostólicos, he percibido en sus ojos las consecuencias de una grandísima culpa y he aprendido a entender que nosotros mismos caemos dentro de esta grandísima culpa cuando la descuidamos o cuando no la afrontamos con la necesaria decisión y responsabilidad, como ha sucedido y sucede demasiadas veces. Como en aquellos encuentros, hoy nuevamente puedo sólo expresar a todas las víctimas de abusos sexuales mi profunda vergüenza, mi gran dolor y mi sincera petición de perdón. Ya que he tenido importantes responsabilidades en la Iglesia Católica, mayor es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi misión en los respectivos lugares. Cada caso de abuso sexual es terrible e irreparable. Me siento consternado por cada uno de ellos en particular, y a las víctimas de esos abusos quisiera hacerles llegar mi más profunda compasión. Comprendo cada vez más la repugnancia y el miedo que Cristo experimentó en el Monte de los Olivos cuando vio todas las cosas terribles que debía superar interiormente. El hecho de que los discípulos estuvieran dormidos en ese momento representa, por desgracia, una situación que se repite incluso hoy y por la que también me siento interpelado. Por eso, sólo puedo elevar mis oraciones al Señor y suplicar a todos los ángeles y a los santos, y a vosotros, queridas hermanas y queridos hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, nuestro Señor.

Muy pronto me presentaré ante al juez definitivo de mi vida. Aunque pueda tener muchos motivos de temor y miedo cuando miro hacia atrás en mi larga vida, me siento sin embargo feliz porque creo firmemente que el Señor no sólo es el juez justo, sino también el amigo y el hermano que ya padeció Él mismo mis deficiencias y por eso, como juez, es también mi abogado (Paráclito). En vista de la hora del juicio, la gracia de ser cristiano se hace evidente para mí. Ser cristiano me da el conocimiento y, más aún, la amistad con el juez de mi vida y me permite atravesar con confianza la oscura puerta de la muerte. A este respecto, recuerdo constantemente lo que dice Juan al principio del Apocalipsis: ve al Hijo del Hombre en toda su grandeza y cae a sus pies como muerto. Pero el Señor, poniendo su mano derecha sobre él, le dice: «No temas: Soy yo…». (cf. Ap 1,12-17).

Queridos amigos, con estos sentimientos os bendigo a todos.

Benedicto XVI

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Comentarios
59 comentarios en “Benedicto XVI pide perdón a las víctimas de abusos sexuales
  1. Su Santidad Benedicto XVI no debería pedir perdón por los casos de abusos a menores que haya podido cometer algún clérigo o religioso. Que pida perdón el que los cometió, pero no el Papa.

    1. Yo no veo que el Rey Felipe VI pida perdón por los abusos que hayan cometido profesores, médicos, policías, o cualquier otro súbdito del Reino de España.
      De igual manera considero un grave error que un pontífice pida perdón por delitos de los que no tiene ninguna culpa.
      Pedir perdón en esta materia, es algo que se vuelve contra nosotros, porque alimenta el discurso difamatorio de los enemigos de la Iglesia.

      1. Pero el rey tampoco los protege como ha hecho la iglesia en numerosas ocasiones ni entorpece o se niega a investigar dichos casos como está haciendo la iglesia española.

        1. La Iglesia no ha protegido jamás a ningún abusador. Si lo ha hecho alguien alguna vez, lo ha hecho a título personal (como el propio abusador), no en nombre de la Iglesia universal. Así que, no calumnie.

          Entorpecer o negarse a investigar es lo que ha hecho el rojerío en pleno en el Congreso (no la Iglesia), donde han votado en contra de investigar TODOS los casos de abusos, no sólo los producidos en el ámbito eclesiástico.

          1. Los errores de los demás no son excusa para la iglesia católica que tiene que dar y ser ejemplar en todo momento y lugar.

          2. Es que la Iglesia (con mayúscula) ya es ejemplar en todo momento y lugar, y no comete errores. De hecho es SANTA, como decimos en el Credo. Los pecados son personales y responsabilidad exclusiva de quienes los comenten.

          3. ¿Entonces el pastor no tiene ninguna responsabilidad sobre sus ovejas?
            ¿Quien está al cuidado del rebaño de dios si cada uno es responsable de si mismo y nada tiene que ver los que cristo puso a su frente?

          4. «¿Entonces el pastor no tiene ninguna responsabilidad sobre sus ovejas?»

            Hacía mucho que no empleaba sus «Entonces…» que nada tienen que ver con el comentario al que responde, aunque finga que es una consecuencia lógica (sin serlo).
            Y como respuesta: No, el pastor no tiene NINGUNA responsabilidad sobre los pecados de sus ovejas. Los pecados son responsabilidad de la oveja que los comete.

            «¿Quien está al cuidado del rebaño de dios si cada uno es responsable de si mismo y nada tiene que ver los que cristo puso a su frente?»

            Dios y Cristo se escriben con mayúscula (que siempre son los mismos a quienes, casualmente, no le funciona la tecla de mayúsculas). Y «quién» lleva tilde, que si no, no se entiende qué quiere decir. Y no haga preguntas absurdas: al cuidado de su libre albedrío, que es el que le permite pecar, sólo está usted. Repase el catecismo para cualquier duda en lugar de decir o sugerir disparates.

    2. El Papa Ratzinger hizo cuanto pudo para combatir la pederastia, como podemos citar, entre otras medidas, el endurecimiento de la legislación eclesiástica al respecto. Por eso no tiene nada de qué disculparse.

      1. Un grave error que cometió Benedicto fue no abrir un proceso canónico contra Marcial Maciel alegando la avanzada edad de este. De este modo Maciel murió en la impunidad y con sus seguidores honrandole como si fuera un santo.

  2. Dudo realmente que S.S.Benedicto XVI haya pedido perdón por algún error que no ha cometido; no es su estilo. No me extrañaria que Bergoglio y su gentuza hayan atribuido al Santo Padre cosas que no ha dicho dicho para tapar sus vergüenzas personales y difamar contra la Santa Iglesia Católica.

  3. Benedicto XVI es un Papa íntegro que actuó correctamente.
    Considero desafortunado que la Iglesia pida perdón, ya que eso lo utilizan los de siempre para atacarnos.

    1. Así es, sacerdote, a estas alturas ya se ha hecho suficiente penitencia en público, y regodearnos en ello, ni nos acerca más a Dios ni contribuye a prevenir nuevos abusos, simplemente da más armas al Mal.

      Es hora de identificar claramente el origen del daño, de donde provienen los abusos cometidos, y exigir soluciones radicales: ni un hombre más en seminarios con tendencias objetivamente desordenadas. Y cesar en el orden sacerdotal a las redes tejidas durante tantos años para el encubrimiento de tales abusos a manos de una mafia diabólica LGBTI.

  4. Hay que ser muy humilde para pedir perdón por algo que no se ha cometido. Sólo los santos hacen cosas parecidas. Es como cargar con la cruz de otros. No una cruz de enfermedad, que de alguna manera nos honra; no! una cruz que nos humilla. Fué lo que hizo Jesús también.Cargó con la cruz que debíamos cargar nosotros.

    De todas maneras creo que pide perdón por no haberlo detectado a tiempo o por no haberlo sabido gestionar mejor. De todas formas es la cruz de otros.

    Mi admiración y cariño Papa Benet XVI. Cuente con mis oraciones.

    1. Con mi gran afecto hacia Benedicto, no estoy de acuerdo con este comentario. Es mucho más difícil pedie perdón por algo que uno mismo haya hecho (ya que eso es acusarse, reconocer la propia culpa) que «pedir perdón en nombre de otros» que así uno queda genial e impoluto.

    2. «Hay que ser muy humilde para pedir perdón por algo que no se ha cometido»

      Eso indicará otra cosa, pero humildad precisamente, no. Uno es humilde reconociendo las propias culpas, no las de otro: ¡Ay qué malo era Stalin! Pido perdón por todos sus crímines. ¿Ve qué humilde soy? Pues eso.

  5. Esta carta plasma como ningún otro documento de su autoria, la imponderable humanidad sobre la que precisamente se fundamenta, la grandeza de Benedicto XVI.

  6. Está bien oír de labios del Pontífice Emérito el Confiteor que han quitado de la Misa: «Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante vosotros hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa. Por eso ruego a Santa María siempre Virgen, a los ángeles, a los santos y a vosotros hermanos, que intercedáis por mí ante Dios, Nuestro Señor. Amén.»

  7. Benedicto XVI siempre conectando con la Iglesia y siempre enseñando o recordando lo que debíamos de saber. ¿Cómo aprenderán los jóvenes esta oración si ya no se reza?

  8. No caigamos en el perdodismo por los pecados ajenos. Me tiene muy, pero que muy harto esta manía, que no lleva a ninguna parte.

    LA IGLESIA SÍ TIENE UN MOTIVO PARA PEDIR PERDÓN, SOBRE TODO A DIOS, EL PRINCIPAL MOTIVO: NO ESTAMOS ANUNCIANDO EL EVANGELIO DE JESUCRISTO, SINO UNA CARICATURA DESANGELADA, MUNDANIZADA, ABORREGADA, QUE NO ATRAE A NADIE Y NO SALVA.

    Ese pseudo evangelio no atrae a los lejanos y espanta a los cercanos.

    1. Los pastores son responsables de sus rebaño y cuando el pastor se descuida y las ovejas pacen donde no toca es el pastor el que da la cara por ellas y luego ya toma las medidas oportunas para que el rebaño no vuelva a incurrir en el mismo error.

      1. Ni los católicos somos rebaño ni el sacerdote es un «pastor» en el sentido que vd. le otorga. El pecado no se combate «tomando medidas», sino conociendo y siguiendo el Magisterio y la Doctrina de la Iglesia Católica, y con la ayuda sobrenatural.

        1. Según su planteamiento todas las referencias bíblicas sobre el rebaño y los pasteres y sus responsabilidades como tales están equivocadas y contradice la Santa biblia.

          1. Sí hombre, usted desvíe el tema y sálgase por la tangente en lugar de atender a lo principal del comentario de Giorgeta; que apenas se ha notado. ¿Qué chorrada está diciendo de contradicciones en la Biblia? La Biblia no dice que la Iglesia sea responsable de los pecados de sus miembros. El único responsable de un pecado es el que peca.

    2. Belzunegui, tu primera afirmación contradice la segunda. «No caigamos en el perdodismo por los pecados ajenos»… Luego, «Pide perdón por no estar anunciando el Evangelio de Jesucristo»… O sea que está pidiendo perdón por los pecados ajenos, o ¿acaso usted tampoco está predicando el Evangelio de Jesucristo? En caso de ser eso así; ¿Que autoridad moral tiene para estar criticando incisivamente?

  9. LA VACUNA BERGOGLIANA MATA A LOS OBISPOS. NÚMERO RÉCORD DE OBISPOS MUERTOS

    En 2021 -el año de las inyecciones de Covid- el número de obispos fallecidos alcanzó un récord: 191 (Davids-Ruminations.Blogspot.com, 5 de febrero).

    El anterior récord fue el año anterior, 2020, con 179 muertes.

    Los años anteriores:

    2016 – 155

    2017 – 169

    2018 – 160

    2019 – 164

    1. Supongo que su extremada vejez ni las enfermedades previas han tenido nada que ver…
      Cayeron fulminados en el mismo momento que se vacunaron.

      1. Pues exactamente igual que en la gran mayoría de los fallecidos por covid, no sólo entre los prelados, que se ha producido entre personas mayores y/o con patologías previas. ¿O pensaba usted que la «peligrosísima pandemia» se había cebado con los veinteañeros y adolescentes que estaban sanos previamente? Usted negará esos muertos por covid, claro, puesto que, parafraseándole, «supongo que su extremada vejez ni las enfermedades previas han tenido nada que ver…». Algunos son muy crédulos con lo que quieren y muy incrédulos con lo que les da la gana.

          1. Aquí: «Supongo que su extremada vejez ni las enfermedades previas han tenido nada que ver…». Si las muertes provocadas por las vacunas usted las niega empleando dicho sarcasmo, por la misma regla de tres niega las muertes atribuidas al covid, pues se da la misma circunstancia: extremada vejez ni las enfermedades previas. Si vale para lo uno, vale para lo otro.

          2. Donde dice: «la misma circunstancia: extremada vejez NI las enfermedades previas»
            debe decir: «la misma circunstancia: extremada vejez Y las enfermedades previas».

          3. No invente y no ponga en la boca de otros lo que no decimos.
            Llevo tiempo viendo como manipula al gusto las palabras que no le gustan hasta que los agota y dejan de opinar.

            Supongo que esa es la libertad de pensamiento que defienden cuando luchan contra el pensamiento único y e saque el único aceptable es el vuestro.

          4. «…no ponga en la boca de otros lo que no decimos»

            ¡Pero si he transcrito su frase! ¿Cómo que no lo ha dicho?

            Usted se cree que los demás son idiotas (y que usted es muy listo e ingenioso, por contra). Pero no es así. Belzunegui pone un comentario en el que expone que tras la vacunación ha habido más prelados muertos que antes, y usted replica: «Supongo que su extremada vejez ni las enfermedades previas han tenido nada que ver…», que es una forma de negar sarcásticamente que las vacunas hayan tenido nada que ver en esas muertes, sino que se deben a «su extremada vejez ni las enfermedades previas». Pues con el covid eran igual de viejos y con las mismas enfermedades previas…

            «…hasta que los agota y dejan de opinar»

            Usted es inasequible al desaliento: sólo cambia el nick y sigue diciendo lo mismo incansablemente. Usted es libre para disparatar, cierto. Y los demás también para replicarle y destapar sus incoherencias y sectarismo.

        1. Según leí, el entonces Prefecto de la Fe desaconsejó a Juan Pablo II, en el 2000, el «pedir perdón perdón perdon».. imagino que porque adivinaba las consecuencias. Y ahora, mira por dónde…
          Además, ¿todo el tiempo van a estar así? Me pilló en Inglaterra el viaje allí de Benedicto XVI. La tele en UK, mientras retransmitía las misas etc, conservaba todo el tiempo el subtítulo abajo : «El Papa se reunirá con víctimas de abusos sexuales». Todo el rato.
          A un despistado que le pregunten quién es el Papa igual responde : «uno que pide perdón por los abusos de los sacerdotes».
          Dicho esto, mi amor a Benedicto, y cuán bello párrafo final, conmovedor…

    2. Estadistica pobre y superficial. Además, «el año de las vacunas covid» es el año de la pandemia; de una enfermedad existente y mortal. No se trata de una especie de hechizo diabólico de los cuáles muchos fanáticos de pensamiento mágico y conspiranoicos creen.

      Por lo tanto… tiene lógica que mueran más obispos en el 2021.

      1. Según leí, el entonces Prefecto de la Fe desaconsejó a Juan Pablo II, en el 2000, el «pedir perdón perdón perdon».. imagino que porque adivinaba las consecuencias. Y ahora, mira por dónde…
        Además, ¿todo el tiempo van a estar así? Me pilló en Inglaterra el viaje allí de Benedicto XVI. La tele en UK, mientras retransmitía las misas etc, conservaba todo el tiempo el subtítulo abajo : «El Papa se reunirá con víctimas de abusos sexuales». Todo el rato.
        A un despistado que le pregunten quién es el Papa igual responde : «uno que pide perdón por los abusos de los sacerdotes».
        Dicho esto, mi amor a Benedicto, y cuán bello párrafo final, conmovedor…

      2. El año de la pandemia fue el 2020, no se confunda. El de las «vacunas» y posterior explosión de contagios ha sido el 2021. El pensamiento mágico será el suyo, no el de los que razonan a la luz de la fe que es la manera más inteligente de hacerlo.

      3. Sí, sí, Jesús Lozano: tiene una lógica aplastante que justo cuando ya se han vacunado los prelados se mueran de covid (porque muchos se han muerto «supuestamente» de covid después de vacunarse, no antes, aunque usted se haga el «no enterado»). Su pensamiento no es mágico y conspiranoico, no: es súper lógico. Y probadísimo. Ya.

  10. Nuestra Iglesia tan Santa.
    Y tiene que rebajarse a pedir perdón porque los malvados metieron gente nefasta para desacreditarla. Se pide perdón por el hecho de que el daño lo hace un pseudosacerdote, pero sólo por honradez,, ya que Ella es inocente. Aquí deberían sacar la cara los maestros de novicios, que a lo lejos ya se puede ver de qué pie cojea un aspirante a sacerdote.
    Hay muchos buenos, pero los malos hacen daño absoluto.

  11. Aquí tenemos a uno, Ratzinger, que (ya) no es papa, hablando de lo que debería hablar oportune et inoportune un papa: de pecado y de petición de perdón. ¡Y de vida eterna!
    ¿No debería hablar Francisco y cortar de raíz tanta calumnia contra su antecesor, en vez de hablar por los codos sobre lo que no sabe y, además, no es su oficio?

    1. Cuánto comentarista «nuevo» diciendo exactamente lo mismo. Esto va a acabar en el Guinness de los récords, pues tanta coincidencia es estadísticamente insuperable.

    2. Desde marzo de 2013 no podemos estar seguro de que que lo que nos hacen creer que ha dicho S.S.Benedicto XVI sea lo que realmente ha dicho.

  12. EN LA CIUDAD DE BUENOS AIRES DONDE HE NACIDO Y SIGO VIVIENDO, SON POCAS LAS PARROQUIAS,DONDE EN LAS MISAS DO.INICALES SE RECE EL CONFITEOR

  13. A los que preguntan en qué misa: ni en Cataluña ni el País Vasco se reza el Confiteor. Me ha tocado oír misas por tv y puedo asegurar que en la Catedral de Toledo el obispo no lo rezó y en la de Córdoba sí.

  14. ANDRES FORASTIERO y María Jesús: si el troll multinicks dice que el ‘Confiteor’ no se omite nunca, es que no se omite nunca. Seguro que ustedes no se enteran, porque él lo sabe perfectamente: está todo el día en misa (cuando no está aquí, claro).

    (Modo ironía: ON).

  15. Muy de acuerdo con quienes opinan que el Papa Benedicto XVI no ha de pedir perdón por los abusos sexuales cometidos. Han de pedir perdón los clérigos que los cometieron. La Iglesia Católica no ha de pedir perdón, pues son personas concretas de la Iglesia, quienes han cometido esos pecados. Igualmente, la Iglesia Católica no ha de pedir perdón por atropellos que se cometieron en el pasado. Quien comete pecados son hombres o mujeres concretos y son ellos quienes han de pedir perdón. La Iglesia en sí misma no es culpable.

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