El Papa y los hijos homosexuales: la manipulación

Papa Francisco homosexuales enfermos El Papa en la audiencia del 26 de enero de 2022 (Vatican Media)
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Cuando ya teníamos el enésimo numerito ‘LGTB’ montado, dirigido desde los sectores progresistas de la Iglesia, unas declaraciones del Papa Francisco han supuesto un motivo más de celebración para esos grupos a los que no les gusta cómo es la Iglesia y lo qué enseña y custodia; «un paso más» en el inevitable, esperado y lento camino de la vieja institución a la verdadera liberación evangélica. Pues no, siento decepcionarles. Ah, y para entender el titular deberán aguantar hasta el final del artículo.

«Con sus cálidos comentarios sobre los padres de niños con «diferentes (diversi) orientaciones sexuales», el Papa Francisco da un paso más en la bienvenida a las personas LGTB. Es importante entender cómo será recibido esto en las diócesis donde la iglesia todavía es hostil a esta comunidad», escribía pletórico James Martin en su cuenta de Twitter.

«En muchos lugares de Occidente, esta afirmación podría darse por sentada. Pero en otras diócesis en todo el mundo, donde los obispos han llamado a las personas LGBTQ una «plaga del arco iris» o se han puesto del lado de las leyes represivas, es un desafío mostrar más compasión», añadió el jesuita. Hoy, Martin comentaba esperanzado la terminología ‘mainstream’ escogida por el Santo Padre, hablando de ‘diferentes orientaciones sexuales’ y, en otras ocasiones del pontificado, mencionando la palabra ‘gay’; un paso hacia adelante, según el mediático jesuita.

«Francisco pide a los padres que detecten en sus hijos orientaciones sexuales diversas que no se escondan detrás de actitudes condenatorias. Les pide acompañarlos y no temer. No parece equivocado pensar que toda la Iglesia ha de hacer lo mismo», escribe el profesor de la Universidad Pontificia de Comillas, Pedro Castelao, al cual citamos esta misma semana cómo uno de los que recibió con regocijo el desafío ‘LGTB’ alemán.

Otro que se alegró por la ‘salida del armario’ germana -aunque luego borrara uno de los tuits- fue el redentorista Damián Montes y, en esta ocasión, también recibió entusiasmado las palabras del Pontífice. «¡GRACIAS, Francisco! “Nunca condenar a los hijos que manifiestan orientaciones sexuales diversas. ¿Cómo afrontarlo? Acompañando a los hijos sin esconderse en una actitud de condena” ¡Que el Señor te de muchos años de vida al servicio de la Iglesia!», exclamó. Lucía Caram compartió un artículo al respecto; lo mismo hizo Daniel Pajuelo/Smdani. Vale. Dejémoslo aquí. Digamos que todo el espectro progresista dentro de la Iglesia las aplaudió. Pero, ¿de verdad esas palabras son tan esperanzadoras para sus planes?

La frase más destacada por los medios es la que señalaba el propio padre Damián: “Nunca condenar a los hijos que manifiestan orientaciones sexuales diversas. ¿Cómo afrontarlo? Acompañando a los hijos sin esconderse en una actitud de condena”. Pero es que el Papa no dijo eso; o, al menos, no sólo eso.

Veamos las palabras del Papa y su contexto:

«También el miedo forma parte de la vida y también este necesita de nuestra oración. Dios no nos promete que nunca tendremos miedo, sino que, con su ayuda, este no será el criterio de nuestras decisiones. José siente el miedo, pero Dios lo guía a través de él. El poder de la oración hace entrar la luz en las situaciones de oscuridad.

Pienso en este momento en muchas personas que están aplastadas por el peso de la vida y ya no logran ni esperar ni rezar. Que san José pueda ayudarles a abrirse al diálogo con Dios, para reencontrar luz, fuerza y paz. Y pienso también en los padres ante los problemas de los hijos. Hijos con tantas enfermedades, los hijos enfermos, también con enfermedades permanentes: cuánto dolor ahí. Padres que ven orientaciones sexuales diferentes en los hijos; cómo gestionar esto y acompañar a los hijos y no esconderse en una actitud condenatoria. Padres que ven a los hijos que se van, mueren, por una enfermedad y también —es más triste, lo leemos todos los días en los periódicos— jóvenes que hacen chiquilladas y terminan en accidente con el coche. Los padres que ven a los hijos que no van adelante en la escuela y no saben qué hacer… Muchos problemas de los padres. Pensemos cómo ayudarles. Y a estos padres les digo: no os asustéis. Sí, hay dolor. Mucho. Pero pensad cómo resolvió los problemas José y pedid a José que os ayude. Nunca condenar a un hijo».

Es decir, Francisco está hablando de situaciones de oscuridad, momentos en los que estás aplastado por el peso de la vida, en los que ya no logras esperar ni rezar. Y sí, está comparando la preocupación de unos padres cuando tienen un hijo enfermo o que ha sufrido un accidente de tráfico, con la que sienten los que tienen un hijo con tendencias homosexuales. Está diciendo que es una situación dramática, pero que hay que acompañarlos: lo que dice, por cierto, el Catecismo.

En cuánto a sus palabras sobre no condenarlo y acompañarlo: en fin, ¿eso es nuevo? ¿Habían escuchado al anterior Pontífice decir que a los hijos con esas tendencias había que abandonarlos y esconderse en una actitud condenatoria?

Lo que es sospechoso es ver cómo los medios de comunicación y los sectores eclesiales progresistas destacan una parte del mensaje y obvian la otra; es decir, manipulan al Santo Padre. Algo me dice que, si el Papa hubiera sido Benedicto, y hubiera utilizado exactamente las mismas palabras, la manipulación hubiera sido la contraria y el titular habría sido el que he elegido. ¿Tienen alguna duda?