Francisco corrige a Bauman: «Más que líquida, esta sociedad es gaseosa»

Papa Francisco Bauman El Papa durante la audiencia del 24 de noviembre de 2021 (Vatican Media)
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El Papa Francisco ha dedicado la audiencia general de esta mañana a continuar con el ciclo de catequesis dedicadas a san José, comenzado el pasado miércoles, cuando estamos concluyendo el año consagrado a esta importantísima figura de la Iglesia. Antes, el Pontífice se reunió en la Basílica de San Pedro con algunos grupos de fieles, a los que saludo e impartió su bendición.

El evangelista Mateo, dijo Su Santidad a los fieles presentes en el Aula Pablo VI al comenzar la catequesis, «nos ayuda a comprender que la figura de José, aunque aparentemente marginal, discreta, en segunda línea, representa sin embargo una pieza fundamental en la historia de salvación». «José vive su protagonismo sin querer nunca adueñarse de la escena», añadió el Sucesor de Pedro.

Todos pueden hallar en san José, comentó el Papa, «el hombre que pasa inobservado, el hombre de la presencia cotidiana, de la presencia discreta y escondida, un intercesor, un apoyo y una guía en los momentos de dificultad». San José nos recuerda, afirmó, «que todos aquellos que están aparentemente escondidos o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación».

«El mundo necesita a estos hombres y a estas mujeres: hombres y mujeres en segunda línea, pero que sostienen el desarrollo de nuestra vida, de cada uno de nosotros, y que, con la oración, con el ejemplo, con la enseñanza nos sostienen en el camino de la vida», indicó el Santo Padre.

En el Evangelio de Lucas, continuó Francisco, José «aparece como el custodio de Jesús y de María», y por esto es también «el Custodio de la Iglesia». «José, con su vida, parece querer decirnos que siempre estamos llamados a sentirnos custodios de nuestros hermanos, custodios de quien se nos ha puesto al lado, de quien el Señor nos encomienda a través de muchas circunstancias de la vida», señaló.

El Pontífice hablando de esta sociedad «propiamente gaseosa», corrigiendo la definición acuñada por Zygmunt Bauman de «sociedad líquida», «encuentra en la historia de José una indicación bien precisa sobre la importancia de los vínculos humanos».

«De hecho, el Evangelio nos cuenta la genealogía de Jesús, además de por una razón teológica, para recordar a cada uno de nosotros que nuestra vida está hecha de vínculos que nos preceden y nos acompañan. El Hijo de Dios, para venir al mundo, ha elegido la vía de los vínculos, la vía de la historia: no bajó al mundo mágicamente, no. Hizo el camino histórico que hacemos todos nosotros», señaló Su Santidad.

«Queridos hermanos y hermanas, pienso en muchas personas a las que les cuesta encontrar vínculos significativos en su vida, y precisamente por esto cojean, se sienten solos, no tienen la fuerza y la valentía para ir adelante», concluyó el Santo Padre enunciando una oración para ellos que encontrarán al final de este artículo.

Les ofrecemos las palabras del Papa en la catequesis de hoy, publicadas en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

Catequesis sobre san José 2. San José en la historia de salvación

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El miércoles pasado empezamos el ciclo de catequesis sobre la figura de san José —está terminando el año dedicado a él—. Hoy proseguimos este recorrido deteniéndonos en su rol en la historia de la salvación.

Jesús en los Evangelios es indicado como «hijo de José» (Lc 3,23; 4,22; Jn 1,45; 6,42) e «hijo del carpintero» (Mt 13,55; Mc 6,3). Los Evangelistas Mateo y Lucas, narrando la infancia de Jesús, dan espacio al rol de José. Ambos componen una “genealogía”, para evidenciar la historicidad de Jesús. Mateo, dirigiéndose sobre todo a los judeocristianos, parte de Abraham para llegar a José, definido «el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo» (1,16). Lucas, sin embargo, se remonta hasta Adán, empezando directamente por Jesús, que «era hijo de José», pero precisa: «según se creía» (3,23). Por tanto, ambos evangelistas presentan a José no como padre biológico, pero de todas formas como padre de Jesús en toda regla. A través de él, Jesús realiza el cumplimiento de la historia de la alianza y de la salvación transcurrida entre Dios y el hombre. Para Mateo esta historia comienza con Abraham, para Lucas con el origen mismo de la humanidad, es decir con Adán.

El evangelista Mateo nos ayuda a comprender que la figura de José, aunque aparentemente marginal, discreta, en segunda línea, representa sin embargo una pieza fundamental en la historia de salvación. José vive su protagonismo sin querer nunca adueñarse de la escena. Si lo pensamos, «nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes —corrientemente olvidadas— que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, […]. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes muestran a nuestros niños, con gestos pequeños, con gestos cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos» (Cart. ap. Patris corde, 1). Así, todos pueden hallar en san José, el hombre que pasa inobservado, el hombre de la presencia cotidiana, de la presencia discreta y escondida, un intercesor, un apoyo y una guía en los momentos de dificultad. Él nos recuerda que todos aquellos que están aparentemente escondidos o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación. El mundo necesita a estos hombres y a estas mujeres: hombres y mujeres en segunda línea, pero que sostienen el desarrollo de nuestra vida, de cada uno de nosotros, y que, con la oración, con el ejemplo, con la enseñanza nos sostienen en el camino de la vida.

En el Evangelio de Lucas, José aparece como el custodio de Jesús y de María. Y por esto es también «el Custodio de la Iglesia: si ha sido el custodio de Jesús y de María, trabaja, ahora que está en los cielos, y sigue haciendo el custodio, en este caso de la Iglesia; porque la Iglesia es la extensión del Cuerpo de Cristo en la historia, y al mismo tiempo en la maternidad de la Iglesia se manifiesta la maternidad de María. José, a la vez que continúa protegiendo a la Iglesia —por favor, no os olvidéis de esto: hoy, José protege la Iglesia— y al seguir protegiendo la Iglesia, sigue amparando al Niño y a su madre» (ibid., 5). Este aspecto de la custodia de José es la gran respuesta al pasaje del Génesis. Cuando Dios le pide a Caín que rinda cuentas sobre la vida de Abel, él responde: «¿Soy yo acaso el guarda de mi hermano?» (4,9). José, con su vida, parece querer decirnos que siempre estamos llamados a sentirnos custodios de nuestros hermanos, custodios de quien se nos ha puesto al lado, de quien el Señor nos encomienda a través de muchas circunstancias de la vida.

Una sociedad como la nuestra, que ha sido definida “líquida”, porque parece no tener consistencia. Yo corregiré a ese filósofo que acuñó esta definición y diré: más que líquida, gaseosa, una sociedad propiamente gaseosa. Esta sociedad líquida, gaseosa encuentra en la historia de José una indicación bien precisa sobre la importancia de los vínculos humanos. De hecho, el Evangelio nos cuenta la genealogía de Jesús, además de por una razón teológica, para recordar a cada uno de nosotros que nuestra vida está hecha de vínculos que nos preceden y nos acompañan. El Hijo de Dios, para venir al mundo, ha elegido la vía de los vínculos, la vía de la historia: no bajó al mundo mágicamente, no. Hizo el camino histórico que hacemos todos nosotros.

Queridos hermanos y hermanas, pienso en muchas personas a las que les cuesta encontrar vínculos significativos en su vida, y precisamente por esto cojean, se sienten solos, no tienen la fuerza y la valentía para ir adelante. Quisiera concluir con una oración que les ayude y nos ayude a todos nosotros a encontrar en san José un aliado, un amigo y un apoyo.

San José,

tú que has custodiado el vínculo con María y con Jesús,

ayúdanos a cuidar las relaciones en nuestra vida.

Que nadie experimente ese sentido de abandono

que viene de la soledad.

Que cada uno se reconcilie con la propia historia,

con quien le ha precedido,

y reconozca también en los errores cometidos

una forma a través de la cual la Providencia se ha hecho camino,

y el mal no ha tenido la última palabra.

Muéstrate amigo con quien tiene mayor dificultad,

y como apoyaste a María y Jesús en los momentos difíciles,

apóyanos también a nosotros en nuestro camino. Amén.

Saludos:

Saludo cordialmente a los fieles de lengua española. Los animo a pedir con confianza a san José la capacidad de valorizar los vínculos de nuestra vida, valorizar a las personas comunes que nos acompañan y sostienen, para que nadie se sienta solo y abandonado y todos puedan reconciliarse con la propia historia viendo en ella la providencia de Dios pese a su debilidad. Que el Señor los bendiga. Muchas gracias.

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Comentarios
7 comentarios en “Francisco corrige a Bauman: «Más que líquida, esta sociedad es gaseosa»
  1. Bergoglio quiere que nos distraigamos con la gaseosa para seguir demoliendo la Iglesia, la roca, lo único sólido que hay en el mundo y que Bergoglio quiere convertir en gaseosa para dar paso a la nueva religión mundial, más falsa que Judas, como el pensamiento único, que prohibe pensar, al que está totalmente sometido.

    Por cierto, exaltar a San José rebajando a la Virgen María, la Madre de Dios, como viene haciendo habitualmente para confluir con los protestantes, no es que sea una labor ardua, es un imposible.

  2. El Papa Francisco debería matizar su frase en la que dice: «El Hijo de Dios…no bajó al mundo mágicamente, no. Hizo el camino histórico que hacemos todos nosotros.» En contra de lo que erróneamente dice Francisco, hay que aclarar que el Verbo no se encarnó «mágicamente», pero sí milagrosamente. Y hay que decir que el Hijo no «hizo el camino histórico que hacemos todos», pues su Encarnación es radicalmente diferente a la concepción de cualquier otro hombre.

    1. El camino histórico que hacemos los hombres viene de la unión carnal de los padres, implica el comienzo de la existencia desde el instante de la concepción, y supone el inicio de la vida manchados con el pecado original. En cambio en Nuestro Señor no se da ninguna de estas tres circunstancias, pues Él ya existía antes de ser concebido; su concepción fue virginal, y además Jesús fue siempre Inmaculado.
      Por tanto el Papa ha vuelto ha incurrir en un nuevo error material en su catequesis de hoy.

  3. ¿Habéis visto la forma exterior e interior del garaje ese desde el que Bergoglio habla? Fue construido en tiempos de Pablo VI y es un exponente claro de a donde apuntaba la infiltración en la iglesia postvaticana.

    Buscar imágenes en google con la búsqueda «pabellón vaticano serpiente»

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