Francisco: «La Iglesia debe fijar su mirada en lo que el mundo ignora deliberadamente»

Papa Francisco san José El Papa Francisco en la audiencia general del 17 de noviembre de 2021 (Vatican Media)
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Tras la finalización del ciclo sobre la Carta de san Pablo a los Gálatas, el Papa Francisco ha comenzado una nueva serie de catequesis dedicadas a la figura de san José, precisamente cuando estamos finalizando el año que él mismo ha querido dedicar al padre putativo de Jesucristo.

“El nombre José en hebreo significa “que Dios acreciente. Que Dios haga crecer”. Es un deseo, una bendición fundada en la confianza en la providencia y referida especialmente a la fecundidad y al crecimiento de los hijos. De hecho, precisamente este nombre nos revela un aspecto esencial de la personalidad de José de Nazaret. Él es un hombre lleno de fe en su providencia: cree en la providencia de Dios, tiene fe en la providencia de Dios”, señaló el Pontífice en esta primera catequesis dedicada a san José la mañana de este miércoles en la audiencia general en el Aula Pablo VI del Vaticano.

Francisco recordó que el Hijo de Dios “no eligió Jerusalén como lugar de su encarnación, sino Belén y Nazaret, dos pueblos periféricos, alejados del clamor de las noticias y del poder del tiempo”.

Esta elección “nos dice que la periferia y la marginalidad son predilectas de Dios”. “Jesús no nace en Jerusalén con toda la corte… no: nace en una periferia y pasó su vida, hasta los 30 años, en esa periferia, trabajando como carpintero, como José”, continuó Su Santidad. “Para Jesús, las periferias y las marginalidades son predilectas”, reiteró.

“No tomar en serio esta realidad equivale a no tomar en serio el Evangelio y la obra de Dios, que sigue manifestándose en las periferias geográficas y existenciales”, advirtió el Papa, que añadió que Dios actúa siempre “a escondidas en las periferias”, también en nuestra alma, “en las periferias del alma, de los sentimientos, tal vez sentimientos de los que nos avergonzamos; pero el Señor está ahí para ayudarnos a ir adelante”.

Jesús va en busca de los pecadores, “entra en sus casas, les habla, los llama a la conversión”, indicó.  “Y también se le reprende por ello: “Pero mira a este Maestro —dicen los doctores de la ley— mira a este Maestro: come con los pecadores, se ensucia, va a buscar a aquellos que no han hecho el mal, pero lo han sufrido: los enfermos, los hambrientos, los pobres, los últimos. Siempre Jesús va hacia las periferias. Y esto nos debe dar mucha confianza, porque el Señor conoce las periferias de nuestro corazón, las periferias de nuestra alma, las periferias de nuestra sociedad, de nuestra ciudad, de nuestra familia, es decir, esa parte un poco oscura que no dejamos ver, tal vez por vergüenza”, señaló el Pontífice.

También hoy hay un centro y una periferia, aseguró Francisco, y la Iglesia “sabe que está llamada a anunciar la buena nueva a partir de las periferias”. José “recuerda a la Iglesia que debe fijar su mirada en lo que el mundo ignora deliberadamente”, afirmó Su Santidad.

“Hoy José nos enseña esto: “a no mirar tanto a las cosas que el mundo alaba, a mirar los ángulos, a mirar las sombras, a mirar las periferias, lo que el mundo no quiere”. Nos recuerda a cada uno de nosotros que debemos dar importancia a lo que otros descartan”, aseguró el Santo Padre.

San José “nos recuerda que lo realmente valioso no llama nuestra atención, sino que requiere un paciente discernimiento para ser descubierto y valorado. Descubrir lo que vale”

Les ofrecemos la catequesis del Santo Padre, publicada en español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede:

Catequesis sobre san José – 1. San José y el ambiente en el que vivió

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

El 8 de diciembre de 1870, el beato Pío IX proclamó a san José patrón de la Iglesia universal. Ahora, 150 años después de aquel acontecimiento, estamos viviendo un año especial dedicado a san José, y en la Carta Apostólica Patris corde he recogido algunas reflexiones sobre su figura. Nunca antes como hoy, en este tiempo marcado por una crisis global con diferentes componentes, puede servirnos de apoyo, consuelo y guía. Por eso he decidido dedicarle una serie de catequesis, que espero nos ayuden a dejarnos iluminar por su ejemplo y su testimonio. Durante algunas semanas hablaremos de san José.

En la Biblia hay más de diez personajes que llevan el nombre de José. El más importante de ellos es el hijo de Jacob y Raquel, que, a través de diversas peripecias, pasó de ser un esclavo a convertirse en la segunda persona más importante de Egipto después del faraón (cf. Gn 37-50). El nombre José en hebreo significa “que Dios acreciente. Que Dios haga crecer”. Es un deseo, una bendición fundada en la confianza en la providencia y referida especialmente a la fecundidad y al crecimiento de los hijos. De hecho, precisamente este nombre nos revela un aspecto esencial de la personalidad de José de Nazaret. Él es un hombre lleno de fe en su providencia: cree en la providencia de Dios, tiene fe en la providencia de Dios. Cada una de sus acciones, tal como se relata en el Evangelio, está dictada por la certeza de que Dios “hace crecer”, que Dios “aumenta”, que Dios “añade”, es decir, que Dios dispone la continuación de su plan de salvación. Y en esto, José de Nazaret se parece mucho a José de Egipto.

También las principales referencias geográficas que se refieren a José: Belén y Nazaret, asumen un papel importante en la comprensión de su figura.

En el Antiguo Testamento la ciudad de Belén se llama con el nombre de Beth Lehem, es decir, “Casa del pan”, o también Efratá, por la tribu que se asentó allí. En árabe, en cambio, el nombre significa “Casa de la carne”, probablemente por el gran número de rebaños de ovejas y cabras presentes en la zona. De hecho, no es casualidad que, cuando nació Jesús, los pastores fueran los primeros testigos del acontecimiento (cf. Lc 2,8-20). A la luz del relato de Jesús, estas alusiones al pan y a la carne remiten al misterio de la Eucaristía: Jesús es el pan vivo bajado del cielo (cf. Jn 6,51). Él mismo dirá de sí: «El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna» (Jn 6,54).

Belén se menciona varias veces en la Biblia, ya en el libro del Génesis. Belén también está vinculada a la historia de Rut y Noemí, contada en el pequeño pero maravilloso Libro de Rut. Rut dio a luz a un hijo llamado Obed, que a su vez dio a luz a Jesé, el padre del rey David. Y fue de la línea de David de donde provino José, el padre legal de Jesús. El profeta Miqueas predijo grandes cosas sobre Belén: «Mas tú, Belén-Efratá, aunque eres la menor entre las familias de Judá, de ti me ha de salir aquel que ha de dominar en Israel» (Mi 5,1). El evangelista Mateo retomará esta profecía y la vinculará a la historia de Jesús como su evidente cumplimiento.

De hecho, el Hijo de Dios no eligió Jerusalén como lugar de su encarnación, sino Belén y Nazaret, dos pueblos periféricos, alejados del clamor de las noticias y del poder del tiempo. Sin embargo, Jerusalén era la ciudad amada por el Señor (cf. Is 62,1-12), la «ciudad santa» (Dn 3,28), elegida por Dios para habitarla (cf. Zac 3,2; Sal 132,13). Aquí, en efecto, habitaban los maestros de la Ley, los escribas y fariseos, los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo (cf. Lc 2,46; Mt 15,1; Mc 3,22; Jn 1,19; Mt 26,3).

Por eso la elección de Belén y Nazaret nos dice que la periferia y la marginalidad son predilectas de Dios. Jesús no nace en Jerusalén con toda la corte… no: nace en una periferia y pasó su vida, hasta los 30 años, en esa periferia, trabajando como carpintero, como José. Para Jesús, las periferias y las marginalidades son predilectas. No tomar en serio esta realidad equivale a no tomar en serio el Evangelio y la obra de Dios, que sigue manifestándose en las periferias geográficas y existenciales. El Señor actúa siempre a escondidas en las periferias, también en nuestra alma, en las periferias del alma, de los sentimientos, tal vez sentimientos de los que nos avergonzamos; pero el Señor está ahí para ayudarnos a ir adelante. El Señor continúa manifestándose en las periferias, tanto en las geográficas, como en las existenciales.  En particular, Jesús va en busca de los pecadores, entra en sus casas, les habla, los llama a la conversión.  Y también se le reprende por ello: “Pero mira a este Maestro —dicen los doctores de la ley— mira a este Maestro: come con los pecadores, se ensucia, va a buscar a aquellos que no han hecho el mal, pero lo han sufrido: los enfermos, los hambrientos, los pobres, los últimos. Siempre Jesús va hacia las periferias. Y esto nos debe dar mucha confianza, porque el Señor conoce las periferias de nuestro corazón, las periferias de nuestra alma, las periferias de nuestra sociedad, de nuestra ciudad, de nuestra familia, es decir, esa parte un poco oscura que no dejamos ver, tal vez por vergüenza.

Bajo este aspecto, la sociedad de aquella época no es muy diferente de la nuestra. También hoy hay un centro y una periferia. Y la Iglesia sabe que está llamada a anunciar la buena nueva a partir de las periferias. José, que es un carpintero de Nazaret y que confía en el plan de Dios para su joven prometida y para él mismo, recuerda a la Iglesia que debe fijar su mirada en lo que el mundo ignora deliberadamente. Hoy José nos enseña esto: “a no mirar tanto a las cosas que el mundo alaba, a mirar los ángulos, a mirar las sombras, a mirar las periferias, lo que el mundo no quiere”. Nos recuerda a cada uno de nosotros que debemos dar importancia a lo que otros descartan. En este sentido, es un verdadero maestro de lo esencial: nos recuerda que lo realmente valioso no llama nuestra atención, sino que requiere un paciente discernimiento para ser descubierto y valorado. Descubrir lo que vale.  Pidámosle que interceda para que toda la Iglesia recupere esta mirada, esta capacidad de discernir y esta capacidad de evaluar lo esencial. Volvamos a empezar desde Belén, volvamos a empezar desde Nazaret.

Quisiera hoy enviar un mensaje a todos los hombres y mujeres que viven en las periferias geográficas más olvidadas del mundo o que viven situaciones de marginalidad existencial. Que puedan encontrar en san José el testigo y el protector al que mirar. A él podemos dirigirnos con esta oración, oración “hecha en casa”, pero que ha salido del corazón:

San José,

tú que siempre te has fiado de Dios,

y has tomado tus decisiones

guiado por su providencia,

enséñanos a no contar tanto en nuestros proyectos,

sino en su plan de amor.

Tú que vienes de las periferias,

ayúdanos a convertir nuestra mirada

y a preferir lo que el mundo descarta y pone en los márgenes.

Conforta a quien se siente solo

Y sostiene a quien se empeña en silencio

Por defender la vida y la dignidad humana. Amén.

Saludos:

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española. Hoy, de modo particular, quisiera que mi mensaje llegue a todos los hombres y mujeres que viven en las periferias más olvidadas y que atraviesan situaciones de marginalidad. Que san José los proteja, no se olviden de acudir a él en todo momento con confianza y amor filial. Que Dios los bendiga. Muchas gracias.

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Comentarios
19 comentarios en “Francisco: «La Iglesia debe fijar su mirada en lo que el mundo ignora deliberadamente»
  1. Según he podido averiguar, la pachamama a veces se puede representar como mujer embarazada y se asoció a la Virgen, pero el problema era que otras veces se representaba como un dragón o serpiente asociandose así a la tierra, y sería en sí la cordillera andina.
    Menuda ca ga da. Yo ya me estaría retractando de pasearla por Roma.

    1. Cuando pisoteas el Primer Mandamiento de la Ley de Dios todo va rodado y cuesta abajo. Pobre Bergo cuando en su lecho de muerte (si no es de muerte violenta) vea a su bendecida pachamama con unas fauces abiertas que, ríete de Allien, le aguardan rodeada de cientos de esbirros de la sierpe antigua devenida en dragón, y no de su familiar dragón comunista chino precisamente.
      Que Dios le dé la gracia del arrepentimiento, aunque a Bergo eso le parecerá tontera de rígidos.

  2. Por favor Belzunegui y demás amigos de Infovaticana, entrad en el twitter de la USCCB -Conferencia Episcopal estadounidense- y veréis cuáles son las prioridades para los obispos y en lo que debe fijarse la Iglesia: preguntan en esa red si los obispos deben o no comer helado.

  3. Dice Francisco que la periferia es predilecta de Dios, y sin embargo el Papa crea una nueva periferia cuando margina a los que él llama rígidos.
    Además, el pontífice habla de “no mirar tanto a las cosas que el mundo alaba”, cuando precisamente Francisco se ha plegado en muchos aspectos a los que el mundo aplaude, como hace cuando asume el discurso ecológico y el apoyo a la invasión musulmana de Europa, o cuando calla ante la ideología de género.

  4. ¡QUÉ FALSO ERES! AL GUARDIA SUIZO QUE TIENES AL LADO LE HAS OBLIGADO A INGERIR LA PSEUDO VACUNA ABORTISTA, INEFICAZ TANTAS VECES Y CON EFECTOS SECUNDARIOS NOCIVOS, CUANDO NO MORTALES, PARA NO PERDER SU PUESTO DE TRABAJO, COMO LO HAN PERDIDO VARIOS DE SUS COMPAÑEROS POR TU CULPA. TENDRÁS QUE CONFESARTE, PEDIR PERDÓN, RECTIFICAR Y REPARAR EL DAÑO CAUSADO. YA SÉ QUE NO LO HARÁS, PARA CONTENTAR AL PENSAMIENTO ÚNICO, PERO EL INFIERNO TE ESPERA.

    1. Querido Belzunegui, decir que alguien va a ir al infierno son palabras enormes, descomunales, y también pretenciosas porque parecen pasar por alto que Dios Padre, en su infinita misericordia, será el dueño absoluto de ese juicio. Fíjese usted que ni siquiera respecto de quien maltrata a un niño creo que cabría decir con tanta resolución que irá al infierno, tratándose del pecado contra el que nuestro Señor Jesucristo reacciona en los Evangelios con mayor virulencia. Y por la misma razón.
      Considero en suma que ese comentario suyo no es digno de su inteligencia, que demuestra acertadamente en tantas ocasiones.

      1. ESTÁ HACIENDO SOBRADOS MÉRITOS, TODOS LOS DÍAS, ABSOLUTAMENTE TODOS. NO HAY SÍNTOMAS DE RECTIFICACIÓN. EL DAÑO QUE ESTÁ HACIENDO EN LAS ALMAS ES INCONMENSURABLE.

        1. Me parece muy bien que lo piense y que lo defienda por aquí, quede claro. Pero ese juicio tan severo…honestamente pienso que es mejor dejar a Dios ser Dios.

          1. Lee, por favor, la dramática carta del franciscano que teme condenarse si sigue a Bergoglio. La recoge Religión la Voz Libre. Es muy densa. Me remito a ella. No puedo traer el enlace porque Infovaticana no lo permite, pero viene como primera noticia en estos momentos. Te invito y animo a leerla.

            Por supuesto que el juicio último y definitivo corresponde a Dios, que escudriña el interior de las personas, pero, objetivamente, las múltiples acciones pecaminosas de Bergoglio dan demasiado al ojo. Yo invito continuamente a Bergoglio a la conversión, pero no está por la labor, hoy por hoy.

  5. Está bien eso, hay que fijar la vista bien claro en lo que hicieron con Fátima, y en esto, y en el desastre de los legionarios, y en las locuras del Kiko, etcétera.

  6. Para Enrique:
    El que quiera entender que entienda…
    Apocalipsis 19,20:
    Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que hacía señales en su presencia, con las cuales engañaba a los que habían recibido la marca de la bestia y a los que adoraban su imagen; los dos fueron arrojados vivos al lago de fuego que arde con azufre.
    Non Nobis.

  7. El mundo ignora el genocidio silenciado de los bebés en el seno de sus madres. El mundo ignora que tras la fachada de dramas humanitarios, hay ataques militares de guerra asimétrica. El mundo ignora que toda criatura necesita un padre y una madre, no experimentos de ingeniería social. El mundo ignora que el clima lleva cambiando desde mucho antes de que el hombre pisara la tierra.

  8. China es la periferia, los perseguidos por Boko Haram son la periferia o ¿de qué periferias hablamos? No parece que esas periferias preocupen demasiado, la única periferia que merece tal nombre es la Amazonía.

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