El santo que devolvió el cristianismo a Andalucía

Fernando III santo Andalucía
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Hoy, 23 de noviembre, se cumple el 773º aniversario de la reconquista de Sevilla por parte del rey Fernando III, un monarca que llegaría a ser canonizado por la Iglesia.

La ciudad llevaba sitiada desde el año anterior, 1247, habiendo pasado quince largos meses de asedio. Leemos en la página de Darío Madrid la curiosa relación de este acontecimiento con Santander, que fue determinante para la victoria final, y cómo las consecuencias de este hecho han llegado hasta nuestros días.

“La flota que ayudó a reconquistar Sevilla fue construida en Santander, Castro Urdiales, San Vicente de la Barquera y Laredo. El almirante Bonifaz remontó el Guadalquivir con 16 naves y rompió una barrera o cadena que se encontraba en la Torre del Oro dejando la ciudad completamente aislada”, leemos en la citada página.

En mayo de 1248 la ciudad quedó totalmente rodeada por las tropas del rey Fernando III el Santo, sin que puediera llegar ayuda desde el Magreb. El emir Axataf aguantó sin rendir la plaza hasta el 23 de noviembre, día en que entregó las llaves de la ciudad.

Debido a este episodio crucial, el rey concedió un privilegio a aquellos marineros que derrotaron a la flota musulmana y rompieron las cadenas que unían la ciudad con Triana: inmortalizar la hazaña en los escudos de sus villas.

Darío Madrid cuenta, por ejemplo, como el escudo de la Comunidad Autónoma de Cantabria recuerda esta hazaña de la flota castellana de Bonifaz incorporando la Torre del Oro y las cadenas. Algo similar ocurre con los escudos de Santander, Laredo, San Vicente de la Barquera y Comillas.

Gracias a Fernando III el Santo gran parte de Andalucía quedó en manos de la Cristiandad, siendo repoblada por gentes venidas del norte. La mayoría de los musulmanes emigraron a Granada o acabaron en el Magreb. “¿Fue Fernando III el Santo el verdadero fundador de Andalucía?”, se pregunta Darío Madrid.

El rey Fernando III el Santo falleció en el Alcázar de Sevilla el 30 de mayo de 1252, tras haber unificado Castilla y León, reconquistado Sevilla, Córdoba y Jaén, ordenado levantar las catedrales de Burgos y León, y haber tenido 15 hijos, por citas algunos de sus principales logros.

Cuando veía la muerte cernirse sobre él, cuentan que dijo: “Señor: me diste reino que no tenía, y honra y poder que no merecí; dísteme vida, ésta no durable, cuanto fue tu voluntad. Señor, gracias te doy y te devuelvo el reino que me diste con aquel provecho que yo pude alcanzar y ofrézcote mi alma”.

Su cuerpo está sepultado en la Capilla Real de Sevilla junto a su hijo Alfonso X el Sabio. En su epitafio se puede leer:

«Aquí yace el muy honrado Rey Don Fernando, señor de Castilla y de Toledo, de León, de Galicia, de Sevilla, de Córdoba, de Murcia y de Jaén, el que conquistó toda España, el más leal, el más verdadero, el más franco, el más esforzado, el más apuesto, el más granado, el más sufrido, el más humilde, el que más temió a Dios, el que más le sirvió, el que derrotó y destruyó a sus enemigos, el que elevó y honró a sus amigos, el que conquistó la ciudad de Sevilla, que es cabeza de toda España»

El 7 de febrero de 1671 ​fue canonizado por el Papa Clemente X, después de siglos gozando de fama de santidad.