Cardenal Cupich sobre Traditionis Custodes: «El peligro de una Iglesia paralela es real»

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Blase Joseph Cupich, arzobispo de Chicago, ha publicado un artículo en la revista jesuita “América” para defender la reforma del Papa Francisco. “Las reformas de la misa en latín del Papa Francisco son necesarias para asegurar el legado del Vaticano II”, ha dicho el cardenal.

El cardenal estadounidense se pregunta ¿Por qué el Santo Padre publicó este documento? ¿Y por qué ahora, 60 años después de la publicación de estos libros? para responder a esa pregunta viaja hasta la década de 1970. “Surgió en Europa un movimiento liderado por el arzobispo Marcel Lefebvre, que rechazaba las enseñanzas y reformas del Concilio Vaticano II. El arzobispo Lefebvre fue posteriormente excomulgado por el Papa Juan Pablo II. Como un medio de promover la unidad e invitar a aquellos asociados con este movimiento a regresar a la Iglesia Católica, Juan Pablo II permitió a los obispos ofrecer la celebración limitada del Misal en uso antes del Vaticano II para aquellos que todavía estaban vinculados a la liturgia anterior”, explica Cupich.

Del mismo modo, explica que el Papa Benedicto XVI, amplió esta concesión en el motu proprio “ Summorum Pontificum ” para que cualquier sacerdote pudiera utilizar las formas litúrgicas anteriores sin el permiso de su obispo. El motivo tanto de Juan Pablo II como de Benedicto XVI, como observa el Papa Francisco en “Traditionis Custodes”, fue “facilitar la comunión eclesial de aquellos católicos que se sienten apegados a algunas formas litúrgicas anteriores y no a otras”.

Para defender su tésis recurre a lo que dijo el arzobispo Augustine Di Noia, secretario adjunto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en una entrevista en junio de 2021: “lo que tenemos ahora es un movimiento dentro de la propia iglesia, aparentemente respaldada por sus líderes, que siembra división al socavar las reformas del Concilio Vaticano II mediante el rechazo de la más importante de ellas: la reforma del Rito Romano ”.

Según el arzobispo de Chicago, lo que ha hecho el Papa Francisco ha sido “emitir nuevas directrices que devuelven al obispo diocesano, como moderador, promotor y guardián de toda la vida litúrgica en su diócesis, la responsabilidad de regular la concesión extraordinaria para celebrar la liturgia según su uso previo a las reformas de Vaticano II”. 

El purpurado defiende que el obispo “debe ofrecer apoyo pastoral a su pueblo que ha pertenecido a comunidades que han estado utilizando la liturgia preconciliar, pero también debe tener en cuenta su responsabilidad más fundamental como guardián de la tradición para restablecer una oración única e idéntica que expresa la unidad de la iglesia en el Rito Romano reformado por los decretos del Vaticano II”. 

“La carta del Papa es un recordatorio a los obispos de que, como sucesores de los apóstoles, ellos, con todos los obispos en unión con y bajo el Papa (cum Petro et sub Petro), comparten la responsabilidad de toda la iglesia. Ese recordatorio pone en perspectiva lo que está en juego y por qué los obispos deben tomar en serio la carta del Santo Padre, ya que es un documento de enseñanza esencial que debe ser adoptado por todos en la Iglesia”, ha asegurado el cardenal Cupich.

El arzobispo Cupich también ha querido hacer varias consideraciones. Por ejemplo, ha dicho que “el hecho de no promover un retorno a una forma de celebración unitaria de acuerdo con las directrices de la “Traditionis Custodes” llamará además a cuestionar la autoridad y el valor del concilio como parte integral de la tradición católica”. Por otro lado, ha afirmado que “lamentablemente, existe una amplia evidencia de que muchos de los que rechazaron la liturgia reformada en años anteriores e incluso posteriores también expresaron su oposición al concilio y sus enseñanzas, incluidas aquellas sobre la naturaleza de la iglesia, el mundo moderno, la libertad religiosa, el ecumenismo y el diálogo interreligioso”.

El arzobispo americano ha pedido “estar atentos a que la concesión de uso de la liturgia anterior no se convierta en una plataforma para que esta división se profundice. El espectro y el peligro de una «iglesia paralela» es real. Por esta razón, cualquier permiso para usar las formas litúrgicas anteriores debe incluir una catequesis regular sobre las enseñanzas del Vaticano II”.

En esa línea, el cardenal Cupich, ha hecho un llamamiento a “no tener miedo de la reforma, ya que es un valor fundamental de la iglesia y fundamental para su naturaleza. La reforma es expresión de fidelidad. Reforma, entendida correctamente, significa abrazar una nueva forma manteniendo lo inmutable en la forma anterior y en continuidad con la tradición”.

Para el arzobispo de Chicago, “el Papa Francisco emitió «Traditionis Custodes» porque sabía lo que estaba en juego: la aceptación del Vaticano II como una auténtica acción del Espíritu Santo conforme a la tradición de la Iglesia, la defensa de la autoridad papal, la naturaleza de la Iglesia y el sentido de la reforma”.

Cupich insiste en que «Traditionis Custodes» es “un llamado a todos los católicos, y a los obispos que les servimos, a tomar en serio nuestra responsabilidad de implementar las reformas de manera auténtica para ayudar a la iglesia en su misión de “poner el mundo moderno en contacto con las energías vivificantes y perennes de el evangelio».

Por último, concluye zanjando que “la garantía más segura de que el Misal de Pablo VI puede unir a las comunidades parroquiales y ser amado por ellas consiste en que se celebre con gran reverencia en armonía con las directrices litúrgicas. Esto resaltará la riqueza espiritual y la profundidad teológica de este Misal. “Traditionis Custodes” se suma ahora a esa garantía”.