Lo último de los católicos alemanes: «Basta con la idea de un Dios masculino y blanco»

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(Il Foglio)- La Katholische junge Gemeinde, una organización que reúne a miles de jóvenes católicos alemanes, ha emitido una declaración oficial en la que pide que se añada el asterisco tras la palabra «Dios». Una cuestión de género.

La Katholische junge Gemeinde, una organización que reúne a miles de jóvenes católicos alemanes, ha emitido una declaración oficial en la que pide que se añada un asterisco después de la palabra «Dios», para cambiar la percepción de «un viejo blanco con barba que castiga». Es mucho mejor tratar, en cambio, con «un Dios de la diversidad». En resumen, también en este caso se trata de una cuestión de género. En el gran batiburrillo de reivindicaciones parasinodales que desde hace dos años sacude a la Iglesia alemana, entre las que se encuentran las peticiones de abolir el celibato sacerdotal, de discutir la figura del sacerdote, de razonar sobre el papel de la mujer y sobre el omnipresente «poder eclesiástico», ahora son los jóvenes, dinámicos y reactivos, los que hacen oír su voz. «Cada vez son más los fieles que se desaniman ante la imagen de un Dios masculino, patriarcal y blanco, y lo dicen claramente», explican. No en vano, «Dios también puede ser una amiga, una compañera o un amor», afirma Rebekka Biesenbach, asistente espiritual del grupo católico: «Todas ellas son dimensiones que la imagen de Dios como Padre no cubre». Los obispos alemanes por ahora no han acogido la propuesta, aunque no con demasiada convicción. De hecho, el portavoz de la conferencia episcopal local, Matthias Kopp, ha dicho que «el debate teológico sobre esta cuestión no es relevante en este momento porque estamos tratando otros problemas que preocupan a la Iglesia en estos momentos», pero algunos acogieron la propuesta con gran satisfacción.

El obispo auxiliar de Osnabrück -una diócesis especialmente querida por los innovadores, si es cierto que el obispo Franz-Josef Bode pidió a Roma que autorizara la bendición de las parejas homosexuales en la iglesia-, monseñor Johannes Wübbe, que también es responsable de las políticas juveniles en el episcopado alemán, ha declarado al Weser-Kurier que «es positivo que los jóvenes cristianos quieran discutir sobre la imagen de Dios». Al fin y al cabo, señalaba, «los jóvenes no pueden imaginarse a Dios como un anciano con una larga barba blanca». ¿Y qué hay del Padre Nuestro que está en los cielos? «Dirigirse a Dios como Padre pretendía ayudar a describir la esencia de Dios. No pretendía designar el género de Dios».

El debate sobre si añadir o no un asterisco a Dios revela lo profunda que es la crisis de la Iglesia alemana, que parece carecer incluso de «fundamentos». El propio cardenal Walter Kasper, al que ciertamente no se le puede acusar de simpatías conservadoras, lleva tiempo informando en los medios de comunicación alemanes de su preocupación por lo que está ocurriendo: «Hay que preguntarse si es católico», dijo el pasado mes de junio refiriéndose a las peticiones que han surgido durante el proceso sinodal. El llamamiento de los jóvenes alemanes es también una señal que el proceso sinodal universal inaugurado hace unas semanas en Roma por el papa Francisco no debe subestimar. Al dar la palabra a la «base», es decir al Pueblo de Dios «infalible in credendo«, está claro que del debate a nivel diocesano puede salir de todo, toda petición será considerada legítima y digna de atención, dado que todo está abierto y admitido. De hecho, el cardenal Mario Grech, secretario general del Sínodo, ya se ha curado en salud explicando que solo más adelante se verá si es necesario votar el documento final párrafo a párrafo, como siempre ha ocurrido. Y esto para evitar un recuento, el enésimo, que podría resultar dramático y mostrar una Iglesia cada vez más parecida a un Parlamento caótico y muy humano. Después de todo, no faltan ejemplos recientes.

Publicado por Matteo Matzuzzi en Il Foglio.

Traducido por Verbum Caro para InfoVaticana.