El cardenal Maradiaga advierte que no votar en las elecciones es «pecado»

Maradiaga votar pecado
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El próximo 28 de noviembre se celebran elecciones en Honduras. En dichos comicios, los hondureños están llamados a elegir al presidente del país, quien sustituirá a Juan Orlando Hernández, a los diputados del Congreso de Honduras, algunos diputados del Parlamento Centroamericano y cientos de alcaldes repartidos por todo el país.

Ayer, el prelado más importante del país, el arzobispo de Tegucigalpa, el conocido cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, que el mes que viene cumplirá 79 años, advirtió durante la misa del domingo, según recoge Proceso Digital que no salir a votar es pecado.

“Nos preocupa en primer lugar que hay indiferencia, no salir a votar es pecado de omisión”, aseguró el purpurado hondureño en la homilía de la misa dominical en la Basílica Menor Nuestra Señora de Suyapa, en la capital del país, donde explicó que en la democracia la única manera de alcanzar los cambios es con la participación de todos.

“Una persona indiferente es cómplice que no se lleven a cabo los cambios en democracia”, dijo el también miembro del Consejo de Cardenales que ayudan al Papa en la reforma de la Curia.

Lamentó que se esté infundiendo el miedo en la sociedad hondureña y criticó a quienes venden la idea de que habrá violencia en las elecciones y lo mejor es no salir a ejercer el sufragio, informó el medio hondureño. Hay quienes quieren infundir miedo para hacer sus trampas, acentuó el religioso al tiempo que reiteró no ser cómplice.

“No hay voto que valga una gota de sangre de ningún hermana y hermano hondureño, no tienen por qué haber violencia, muerte y confrontación, eso no es un estado democrático”, dijo.

Resumió que más fuerte es el bien que el mal y pidió orar por aquellos que sienten la tentación de la violencia para que comprendan que están actuando contra Dios quien nos dio la vida y quiere que la respetemos.

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Comentarios
16 comentarios en “El cardenal Maradiaga advierte que no votar en las elecciones es «pecado»
  1. Ergo, no participar en la partitocracia es pecado. Ergo, desdeñar la posibilidad de apoyar con un voto a un sistema de gobierno, que se justifica, sea quien sea, por los votos, aunque luego actúe al margen de la voluntad soberana, es pecado. Amiguete de Bergoglio, naturalmente.

  2. Maradiaga se acaba de inventar un mandamiento. Parece mentira la confusión doctrinal de este pastor, que por cierto está muy bien considerado por Francisco (y de hecho lo tiene en el G9 de cardenales).
    Una cosa es que D. Óscar recomiende votar, y otra muy distinta obligar a hacerlo, cosa que, según la verdadera doctrina social de la Iglesia no es procedente.

  3. La omisión de apoyar corruptos es virtud, no pecado.
    Los que no van a votar participan activamente en la única forma de hacer escuchar el descontento y hartazgo popular.
    Que participen todos quieren, en la legitimación de lo que anda mal para todos, menos para la elite.
    No hay que hacer trampas vale también para el que lo dice, ni violenrar conciencias en materias más que opinables.

  4. Estamos apañados con la nueva colección de pecados que se están inventando los curas globalistas. Nos toman por más tontos de lo que somos…

  5. La primera vez que supe de la existencia de este señor fue cando dieron un golpe de estado en su país en el año 2009, y, a pesar del golpe evidente, de la condena internacional, este señor obispo salió dando una declaración diciendo que allí no hubo ningún golpe de estado, que al presidente de turno lo sacaron en pijamas de la casa presidencial por cosas de la democracia, pero que eso no era un golpe de estado. Un cardenal que no tiene otro oficio sino el de salir a lavarle la cara a unos golpistas, y ahora dice que no votar es pecado. Pero apoyar golpes de estados que vulneran los votos de los ciudadanos, eso debe ser una virtud para este señor.

  6. Vale, no votar es pecado, PERO
    «La Iglesia posee una sólida reflexión acerca de los condicionamientos y circunstancias atenuantes. Por eso, ya no es posible decir que todos los que se encuentran en alguna situación así llamada «irregular» viven en una situación de pecado mortal, privados de la gracia santificante. Los límites no tienen que ver solamente con un eventual desconocimiento de la norma. Un sujeto, aun conociendo bien la norma, puede tener una gran dificultad para comprender «los valores inherentes a la norma»[339] o puede estar en condiciones concretas que no le permiten obrar de manera diferente y tomar otras decisiones sin una nueva culpa. Como bien expresaron los Padres sinodales, «puede haber factores que limitan la capacidad de decisión»[340].»

    1. Lo ha clavado. Y ahora tampoco se puede decir ya que el que no haga ni caso de ésta y otras mandangas clericales cometa, ya no pecado, sino la más mínima falta, porque «los límites no tienen que ver solamente…» y bla, bla, bla.

  7. Otra vez la deificación de la democracia. Si fuese un buen sistema político habría durado desde que se inventó. Nada más lejos de la realidad. La democracia tiene una breve vida si la miramos desde una perspectiva de Historia de la Humanidad. Lleva aparejada siempre la división y enemistad entre los ciudadanos y es una fuente inagotable de guerras civiles. Por eso los romanos acabaron rechazándola y hasta finales del siglo XVIII no volvió a resurgir, traida de nuevo a escena por la aristocracia esclavista de las colonias británicas en América o por los masones galos en su orgía de cortadores de cabezas. Históricamente, el sistema que más tiempo ha perdurado es el de la monarquía teocrática que, no es por casualidad, sigue siendo el sistema de gobierno adoptado por la Iglesia Católica.

  8. Qué manera de endiosar la democracia, por Dios.
    Los cristianos no podemos olvidar que fue un acto democrático lo que mandó a Cristo a la Cruz
    «¿A quien queréis que os suelte? ¿A Jesús o a Barrabás?»
    Ya sabemos lo que siguió

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