Su Santidad ha promovido al padre Andrés Gabriel Ferrada Moreira, de 52 años, hasta 2010 miembro de la congregación del chileno padre Fernando Karadima, condenado por abusos de menores, número dos de la Congregación para el Clero elevándolo al arzobispado.
Ferrada fue uno de los primeros sacerdotes de la sociedad apostólica del padre Karadima en denunciar los casos de abusos a menores cometidos por éste y en abandonar la congregación después de estallar el escándalo en Chile.
No fue -al contrario de lo que puede leerse en el titular de Religión Digital- víctima del padre Karadima, un detalle que puede comprobarse fácilmente no solo en las deposiciones judiciales y en las declaraciones del momento del propio Ferrada si no en casi cualquier información actual del nombramiento.
Ferrada fue ordenado sacerdote para la archidiócesis de Santiago de Chile y está en la Congregación para el Clero desde 2018.
Hasta 2010 perteneció a la Unión Sacerdotal del Padre Fernando Karadima. Junto con otros nueve sacerdotes Ferrada dejó la Unión justo antes de que una investigación eclesiástica declarara a Karadima culpable de abusos homosexuales a menores, en febrero de 2011, pero considerablemente después de que aparecieran las primeras denuncias contra Karadima por conducta sexual impropia a finales de los años ochenta.