¿Qué estableció en realidad el Concilio Vaticano II sobre la música en misa?

Música Concilio Vaticano II
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La reforma litúrgica del Concilio Vaticano II que, a través de la constitución conciliar Sacrosanctum Concilium, hemos ido paladeando estos días, también dedicaba un aspecto a la música en la liturgia. Todos tenemos la imagen posconciliar de las guitarras y las canciones de Bob Dylan, pero leyendo las intenciones de los padres conciliares no parece que fuera lo que tenían, ni mucho menos en la cabeza.

El concilio ponía como ejemplos más excelsos el canto gregoriano y el órgano, si bien abriendo un poco la puerta a otros instrumentos. Como suele ocurrir, la rendija abierta fue la excusa para convertir la excepción en regla.

Sacrosanctum Concilum dedica un apartado a la música sagrada, reconociéndole la importancia que ésta ha tenido a lo largo de la bimilenaria historia de la Iglesia, y el peso que tiene en la ayuda a encontrarse con el misterio y la trascendencia.

Dignidad de la música sagrada

Los padres conciliares afirman que la tradición musical de la Iglesia “constituye un tesoro de valor inestimable, que sobresale entre las demás expresiones artísticas”, y constituye “una parte necesaria o integral de la Liturgia solemne”. “En efecto, el canto sagrado ha sido ensalzado tanto por la Sagrada Escritura, como por los Santos Padres, los Romanos Pontífices, los cuales, en los últimos tiempos, empezando por San Pío X, han expuesto con mayor precisión la función ministerial de la música sacra en el servicio divino”. De hecho, el Papa Sarto dedicó un motu proprio a este tema.

La música sacra, escriben los padres, “será tanto más santa cuanto más íntimamente esté unida a la acción litúrgica, ya sea expresando con mayor delicadeza la oración o fomentando la unanimidad, ya sea enriqueciendo la mayor solemnidad los ritos sagrados”. La Iglesia, se lee en la constitución conciliar, “aprueba y admite en el culto divino todas las formas de arte auténtico que estén adornadas de las debidas cualidades”.

El concilio, reconociendo esto, estableció lo siguiente:

Primacía de la Liturgia solemne

“La acción litúrgica reviste una forma más noble cuando los oficios divinos se celebran solemnemente con canto y en ellos intervienen ministros sagrados y el pueblo participa activamente”, se lee en la Sacrosanctum Concilium. La lengua a utilizar sigue siendo preeminentemente el latín, pero, como sucede con la misa, se abre la puerta a la introducción de la lengua vernácula en algunas partes.

Participación activa de los fieles

El concilio insta a conservar y cultivar “con sumo cuidado” el tesoro de la música sacra. Pide que se fomente “diligentemente” las «Scholae cantorum», sobre todo en las iglesias catedrales. Exhorta a los obispos y demás pastores que procuren “cuidadosamente que en cualquier acción sagrada con canto, toda la comunidad de los fieles pueda aportar la participación activa que le corresponde”.

Formación musical

Los padres conciliares animan a que se dé “mucha importancia” a la enseñanza y a la práctica musical en los seminarios, en los noviciados de religiosos de ambos sexos y en las casas de estudios, así como también en los demás institutos y escuelas católicas; para que se pueda impartir esta enseñanza, fórmense con esmero profesores encargados de la música sacra”.

Canto gregoriano y canto polifónico

“La Iglesia reconoce el canto gregoriano como el propio de la liturgia romana; en igualdad de circunstancias, por tanto, hay que darle el primer lugar en las acciones litúrgicas”, se afirma en la constitución conciliar. “Los demás géneros de música sacra, y en particular la polifonía, de ninguna manera han de excluirse en la celebración de los oficios divinos, con tal que respondan al espíritu de la acción litúrgica”, añade.

Canto religioso popular

Los padres piden que se fomente “con empeño” el canto religioso popular, “de modo que en los ejercicios piadosos y sagrados y en las mismas acciones litúrgicas, de acuerdo con las normas y prescripciones de las rúbricas, resuenen las voces de los fieles”.

Estima de la tradición musical propia

También se pide respetar algunas tradiciones musicales características de según qué regiones. Como en ciertas regiones, principalmente en las misiones, hay pueblos con tradición musical propia que tiene mucha importancia en su vida religiosa y social, dése a esta música la debida estima y el lugar correspondiente no sólo al formar su sentido religioso, sino también al acomodar el culto a su idiosincrasia”, se lee en el documento.

Órgano de tubos y otros instrumentos

Los padres conciliares mencionan expresamente al órgano como instrumento de la liturgia. “Téngase en gran estima en la Iglesia latina el órgano de tubos, como instrumento musical tradicional, cuyo sonido puede aportar un esplendor notable a las ceremonias eclesiásticas y levantar poderosamente las almas hacia Dios y hacia las realidades celestiales”, escriben. Pero aclaran que “en el culto divino” se pueden admitir otros instrumentos, “a juicio y con el consentimiento de la autoridad eclesiástica territorial competente”, siempre que sean “aptos o puedan adaptarse al uso sagrado, convengan a la dignidad del templo y contribuyan realmente a la edificación de los fieles”.

Cualidades y misión de los compositores

El concilio sostiene que los compositores “verdaderamente cristianos” deben sentirse llamados “a cultivar la música sacra y a acrecentar su tesoro”. Los padres llaman a éstos a comporner obras que presenten las características de verdadera música sacra y “que no sólo puedan ser cantadas por las mayores «Scholae cantorum», sino que también estén al alcance de los coros más modestos y fomenten la participación activa de toda la asamblea de los fieles”. Los textos destinados al canto sagrado “deben estar de acuerdo con la doctrina católica; más aún: deben tomarse principalmente de la Sagrada Escritura y de las fuentes litúrgicas”, afirma Sacrosanctum Concilium.

Una vez repasado lo que el Concilio Vaticano II establece sobre la música en la misa. ¿A cuento de qué tenemos que soportar los fieles un nivel tan pobre de música litúrgica? ¿Cuántas parroquias siguen estas directrices conciliares? ¿Qué tiene que ver lo que se expone en Sacrosanctum Concilium con la dictadura de las guitarras, las cancioncitas cursis y huecas, o el “si en verdad Dios te ama, da las palmas”?

Puede leer los anteriores artículos sobre la reforma del Concilio Vaticano II aquí y aquí. La constitución conciliar Sacrosanctum Concilium la tienes aquí.

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Comentarios
20 comentarios en “¿Qué estableció en realidad el Concilio Vaticano II sobre la música en misa?
  1. Se les ha olvidado el abuso, frecuente en ciertas partes de España, el uso del baile en la liturgia. Lo mismo que pasó en la aprobación del Sacrosanctum concilium, lo que obligó a la nota de la Congregación para los Sacramentos de 1975. En ella se exige que todo baile (en la Iglesia en Occidente) quede fuera de la liturgia (salvo bula, como los seises). Aquí en Mallorca se impuso de un tiempo a esta parte (postconcilio) que en ciertas iglesias se use el baile mallorquín tradicional (de bot) dentro, para ciertas fiestas, como un espectáculo.
    Aquella misma nota prohibía a los curas unirse al baile, cosa que también prolifera en algunos sitios, incluso todas las semanas. Aquí en el maldito mans a les mans alrededor del altar, un bamboleo con las manos juntas, en plan sardana, y luego palmitas.
    Ah, y luego están los curas estrella que cantan o tocan y dejan el bajo oficio de dar la comunión a los que toman como subalternos, los ministros extraordinarios.

  2. La frase mágica, que no dice absolutamente nada y da pie a múltiples interpretaciones “con tal que respondan al espíritu de la acción litúrgica”. Es el problema del CVII, no define, es como un jugador de futbol, que lleva la pelota hasta la portería contraria y no efectúa el gol

    1. Lo bueno es que revela lo que lleva dentro cada sacerdote y cada parroquia: según lo interpreten, así serán. Porque todos los que se acercan al altar conscientes de lo que van a hacer ahí saben lo que es el espíritu de la acción litúrgica. Y de los malos, de los que la maltratan y desprecian el recto culto a Dios y el sacrificio de su Hijo en el altar, huir, como en la vida huimos de los malos que dejamos que Dios castigue porque no es nuestra obligación o vemos que no somos quiénes ni creemos que pueda prosperar su reforma con nuestro auxilio. Cuando no cabe la corrección fraterna, vamos.
      Parece una frase para que los mismos malos se pongan la descubierto y muestren la verdad de su corazón ante el altar. Con el paso de los años doy gracias por estas cosas que revelan el corazón de nuestros pastores y comunidades.

    2. Siempre me gustó la guitarra: Paco de Lucía, Narciso Yepes, Santana, Jimmy Hendrix, hasta Cat Stevens… Pero desde que me torturan con ellas en las misas les he empezado a coger casi odio.

  3. No hace falta ir a los abusos.

    Buena parte de las canciones «oficiales» de la misa Novus Ordo son demenciales, son afeminadas, superficiales y pueriles y lo peor es que gran parte de ellas tienen elementos marxistas de la teología de la liberación, plantean de una forma u otra la lucha de clases y están escritas por comunistas ateos como esta tan común como la que empieza por «En este mundo que Cristo nos da.. » escrita por un comunista ateo cantante de tangos, y que plagia descaradamente la música de una canción de Bob Dylan.

    Para entonces Pablo VI ya había suprimido (o le habían hecho suprimir) el Santo Oficio, eliminado el Index y todo el sistema inmunitario de la Iglesia.

    El Concilio dio el pistoletazo de salida para que todos los infiltrados en la iglesia en décadas anteriores comenzaran una actividad febril aprovechando la política de puertas abiertas. Y ahora estamos como estamos.

    1. Y esta: “vamos todos, al banquete, a la mesa de la Creación, cada cual con su taburete tiene un puesto y una misión”, teología de la liberación en su salsa (nunca mejor dicho)

  4. En España entronizó a Cesáreo Gabaráin. Y ahora todos a llorar hasta que se olvide, y vuelta al «Juntos como hermanos»… los que queden.

  5. Muchas misas no tienen música o canto. Bueno, como sean de mala calidad, mejor precindir de ellos. EL celebrante en ningún caso puede tocar una guitarra detrás del altar ni en ninguna otra parte, como se presenta en la foto que va con este artículo.
    Hay que enseñar de verdad el latín y el canto gregoriano, en los seminarios, cosa que está lejos de suceder. Existen métodos modernos y eficaces para la enseñanza del latín. Si los obispo ni saben o son capaces de leer latín eclesiástico, ¿acaso van a querer que los seminaristas lo aparendan?

  6. ¿Y a quién no le gusta, medianamente formado musicalmente y de acuerdo con el sentir eclesial, una misa con gregoriano? Sí, ya, de acuerdo, a algunos progres retorcidos, pero es que es imposible llevar el gregoriano a Villalonga del Membrillo.

    Sí, de acuerdo con la teoría, pero vamos a la práctica que es la que nos hace aterrizar. Poquísimas parroquias, en mi diócesis una o dos, podrían pagar un organista o tener un coro medianamente bueno que cante otra cosa gregoriana que no sea la misa de Angelis. Elijamos. ¿Queremos música y que participe la gente? Pues habrá que tirar de música en castellano y de la guitarra. ¿Queremos que cante un solista o un coro con el órgano? Pues dejará de existir la música en la inmensa mayoría de las parroquias. Así de simple. Veo imposible ahora, a estas alturas, rectificar el postconcilio y formar a la gente, ministros y fieles, en el gregoriano.

    1. Yo he estudiado música bastante tiempo y para cantar en gregoriano hacen falta tres voces afinadas. No hace falta órgano. Como dice un comentario, es falta de voluntad y es muy difícil de rectificar. Es parecido a sacar a los laicos del santuario. Muy difícil porque ya están muy mal acostumbrados

    2. Yo he visto una solución en una parroquia rural pobre y era traerse un coro pequeño pero competente 2 ó 3 veces al año, ayudada económicamente la parroquia por la comisión de festejos, y el resto del año arreglarse con los modestos recursos propios.

  7. Una de las cuestiones más sangrantes del postconcilio a nuestros días es que los libros musicales oficiales del vaticano (canto gregoriano en latín para la misa nueva) como el graduale, vesperale, antiphonale brillan por su ausencia. Sacrosantum concilium dice que :»Procúrese, sin embargo, que los fieles sean capaces también de recitar o cantar juntos en latín las partes del ordinario de la Misa que les corresponde.»

    ¿Conocen uds. alguna iglesia española donde esto ocurra?

  8. ¿Y qué han hecho los papas postcociliares para que no se «malinterpretara» el concilio? Pues absolutamente nada, pues entendían que no se estaba malinterpretando. El puño solamente para la única misa que es de tradición apostólica. La autoridad para combatir la Tradición y permitir la novedad no es ejercer ninguna autoridad Papal, es dejación de funciones.

    1. Si la misa es una comida fraternal, una fiesta muy alegre, y por tanto un cumpleaños, ¿qué pinta ahí el gregoriano? Pablo VI en su nuevo misal lo define bien claro: sólo hay un «sacrificio eucarístico de acción de gracias». El sacrificio propiciatorio de la cruz no aparece por ningún lado, ni en la definición de misa q aparece en su misal, ni en el rito en sí se visualiza propiamente ningún rito de sacrificio. Aceptan Trento como literatura histórica pero no aceptan su contenido dogmático pues éste los condena.

  9. ¿Y por qué no va a haber guitarras, baile y espectáculo si la misa la definen en el neo misal como cena y simple sacrificio de acción de gracias?¿Seguro que esa es la intención de la iglesia al celebrar misa, cenar y dar gracias? ¿Y entonces por qué va a ser válida si esa no es la intención de la iglesia?¿En cuál seminario se enseña la intención verdadera que no es esa? Se les enseña que el Padre no quiere el sacrificio del Hijo porque sería una crueldad. Pues entonces qué sigan con el guitarreo.

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